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3 de junio de 2022

Dieta mediterránea para pacientes cardíacos

En la década de 1950, Ancel Keys notó que la gente pobre de los pequeños pueblos del sur de Italia era más saludable que sus parientes que emigraron a los Estados Unidos. 
Llegó a la conclusión de que la comida debe ser la diferencia. 
La cuenca mediterránea, que los historiadores denominan “la cuna de la sociedad”, es donde transcurrió la mayor parte de la historia antigua, y la dieta en la región consistía en una alta proporción de frutas, verduras, legumbres y cereales, con carnes blancas y pescados como base. principal fuente de proteínas y el aceite de oliva como principal fuente de grasas.
Nuestra recomendación actual para pacientes con eventos cardiovasculares adversos es limitar la ingesta de grasas. Sin embargo, ¿deberíamos ser más prescriptivos en cuanto a lo que deberían comer para prevenir eventos futuros?
Este estudio realizado en España evaluó a 1002 pacientes de entre 20 y 75 años con enfermedad coronaria establecida y se los asignó aleatoriamente a una dieta mediterránea o una dieta baja en grasas. El período de seguimiento fue de 7 años. Los participantes debían estar estables, sin eventos en los 6 meses anteriores y no podían tener condiciones que afectaran su longevidad. Esto significa que se seleccionó un grupo de pacientes muy saludables, excepto por su antecedente cardiovascular, para este estudio.
Los nutricionistas trabajaron con los pacientes para que siguieran sus dietas adecuadas. Los nutricionistas y los pacientes sabían a qué grupo estaban asignados los pacientes. Sin embargo, los médicos y los evaluadores de resultados estaban cegados a la asignación al azar. Para asegurarse de que el costo no fuera una barrera, se proporcionó aceite de oliva virgen extra de forma gratuita al grupo mediterráneo (1 litro por semana por hogar) y se entregaron paquetes de alimentos  ricos en carbohidratos complejos gratuitos al grupo bajo en grasas.
El resultado primario fue una combinación de eventos cardiovasculares mayores, infarto de miocardio, revascularización, accidente cerebrovascular isquémico, arteriopatía periférica y muerte cardiovascularHubo 111 eventos en el grupo de dieta bajo en grasas y 87 eventos en el grupo de dieta mediterránea, lo que representa una reducción del 25 % en los eventos a favor de la dieta mediterránea (HR, 0,745; P = ·040). 
Si sólo observamos a los hombres, la reducción fue de los eventos cardiovasculares mayores fue del 33 % (HR, 0·669; P = ·013). Para las mujeres, no hubo diferencia entre los grupos. Sin embargo, solo había 175 mujeres en el ensayo, por lo que la falta de efecto puede deberse solo al pequeño número de ellas.
A los participantes que tenían una alta adherencia a la dieta durante el estudio, lo que significa una adherencia igual o mayor al 80 %, les fue incluso mejor. Los participantes adherentes en el grupo mediterráneo tuvieron una reducción del 40 % en los eventos (HR, 0·6; P = ·026). Además, los pacientes que no tenían antecedentes familiares de enfermedad coronaria, no tenían hipertensión, tenían colesterol LDL menor de 100 mg/dL y tenían menos de 70 años de edad, a todos les fue mejor con la dieta mediterránea.
El perfil de lípidos y los niveles de glucosa de los participantes no cambiaron significativamente durante el estudio. Mirando las dos dietas una al lado de la otra, las diferencias entre la dieta mediterránea y la baja en grasas fueron que la dieta mediterránea tenía más aceite de oliva, nueces, carne blanca y sofrito (una salsa casera con ajo, cebolla, hierbas aromáticas, y tomate cocido lentamente en aceite de oliva), y se permitía el vino. Ese tipo de salsa no es común en Argentina. 
El estudio no especifica si la dieta en ambos grupos era también baja en sodio. 
En general, la dieta mediterránea es muy posible de llevar adelante, aunque hay condicionamientos de costos y culturales para su adopción, y puede ayudar a reducir los eventos cardiovasculares.
Conclusión

Una dieta mediterránea es mejor para reducir los eventos cardiovasculares mayores que una dieta hipocalórica en la prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares en varones. Y en mujeres se necesitan más estudios, pero tampoco hace daño prescribirla en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Referencias

1. Delgado-Lista J, Alcala-Diaz JF, Torres-Pena JD, et al. Long-term secondary prevention of cardiovascular disease with a Mediterranean diet and a low-fat diet (CORDIOPREV): a randomised controlled trial. Lancet. 2022 May 14;399(10338):1876-1885. doi: 10.1016/S0140-6736(22)00122-2. Epub 2022 May 4. (Original study)

2- Ancel K, Keys M. How to Eat Well and Stay Well the Mediterranean Way. "Coronary Artery Disease in Seven Countries. Circulation. 1975;41(4 Suppl):11-211.   

3. Menor LDL para dieta cetogénica. Gardner CD, Landry MJ, Perelman D, Petlura C, Durand LR, Aronica L, Crimarco A, Cunanan KM, Chang A, Dant CC, Robinson JL, Kim SH. Effect of a Ketogenic Diet versus Mediterranean Diet on HbA1c in Individuals with Prediabetes and Type 2 Diabetes Mellitus: the Interventional Keto-Med Randomized Crossover Trial. Am J Clin Nutr. 2022 May 31 [Epub ahead of print]. doi: 10.1093/ajcn/nqac154. PMID: 35641199

4Sadeghi A, Zarrinjooiee G, Mousavi SN, et al. Effects of a Mediterranean Diet Compared with the Low-Fat Diet on Patients with Knee Osteoarthritis: A Randomized Feeding Trial. Int J Clin Pract. 2022 Jan 31;2022:7275192. doi: 10.1155/2022/7275192. eCollection 2022. 

El estudio recibió financiamiento de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero; Fundación Centro para la Excelencia en Investigación sobre Aceite de Oliva y Salud; Gobiernos locales, autonómicos y nacionales de España; Unión Europea.

Otro estudio sobre aceite de oliva Una mayor ingesta de aceite de oliva se relacionó con un riesgo 19 % menor de mortalidad por enfermedad cardiovascular (HR, 0,81; IC 95 %, 0,75–0,87), riesgo 17 % menor de mortalidad por cáncer (HR, 0,83; IC 95 %, 0,78–0,89), 29 % menos de riesgo de mortalidad por enfermedades neurodegenerativas (CRI, 0,71; IC 95 %, 0,64–0,78) y 18 % menos de riesgo de mortalidad por enfermedades respiratorias (CRI, 0,82; IC 95 %, 0,72–0,93). Guasch-Ferré M, Li Y, Willett WC, Sun Q, Sampson L, Salas-Salvadó J, Martínez-González MA, Stampfer MJ, Hu FB. Consumption of Olive Oil and Risk of Total and Cause-Specific Mortality Among U.S. Adults. J Am Coll Cardiol. 2022 Jan 18;79(2):101-112. doi: 10.1016/j.jacc.2021.10.041. PMID: 35027106; PMCID: PMC8851878.

Pero a tener mucho cuidado porque el artículo retractado más citado y financiado por el gobierno Español fue: Estruch R, Ros E, Salas-Salvadó J, Covas MI, Corella D, Arós F, Gómez-Gracia E, Ruiz-Gutiérrez V, Fiol M, Lapetra J, Lamuela-Raventos RM, Serra-Majem L, Pintó X, Basora J, Muñoz MA, Sorlí JV, Martínez JA, Martínez-González MA; PREDIMED Study Investigators. Primary prevention of cardiovascular disease with a Mediterranean diet. N Engl J Med. 2013 Apr 4;368(14):1279-90. doi: 10.1056/NEJMoa1200303. Epub 2013 Feb 25. Retraction in: N Engl J Med. 2018 Jun 21;378(25):2441-2442. Erratum in: N Engl J Med. 2014 Feb 27;370(9):886. Corrected and republished in: N Engl J Med. 2018 Jun 21;378(25):e34. PMID: 23432189.

4 de abril de 2022

Complicaciones cardíacas del Covid


A la larga lista de síntomas neurológicos, psicológicos y respiratorios, entre otros, del Covid persistente es necesario agregar los síntomas cardiológicos. 

Para ello un grupo de investigadores analizó una base de datos de la  Administración de Veteranos de EE. UU. y compararon a 153,760 personas que habían padecido Covid-19 con casi 6 millones de pacientes que no tenían infección por COVID-19. El 90% de los pacientes eran hombres, con un promedio de edad de 61 años. Los efectos se midieron hasta un año de pasada la infección. Notaron que el grupo infectado con COVID-19 tenía más resultados cardiovasculares en todos los ámbitos que aquellos que no tenían COVID-19. Estos son solo algunos de los eventos comunes:

  • Accidente Cerebro Vascular (1,52 veces más)
  • Infarto de miocardio (1,9 veces más )
  • Arritmias ventriculares (1.6 veces más)
  • Insuficiencia cardiaca (2.3 veces más )
  • Miocardiopatía /2.4 veces más)
  • Fibrilación auricular  y flutter auricular (2.4 veces más )
  • Embolia pulmonar (2,6 veces más)
  • Miocarditis (4.4 veces más )
  • Mortalidad 1.6 veces más

Por lo tanto, haber tenido COVID-19 aumentó el riesgo de todas estas complicaciones entre un 50% y un 70%. Sin embargo, en el caso de embolia pulmonar y miocarditis, el riesgo se incrementó en un 290 % y un 530 %, respectivamente. Por lo tanto, hay consecuencias a largo plazo de haber tenido COVID-19.

Los pacientes más graves tuvieron más riesgos de padecer complicaciones cardíacas. El estudio enfocó particularmente a los pacientes con miocarditis, y encontró que la incidencia era mayor independientemente del estado vacunal de los mismos. La miocarditis también es una complicación por la infección de varios virus como el de la influenza, parvovirus, B19, virus de herpes humano, virus de Epstein-Barr, adenovirus, enterovirus, coxsackie, citomegalovirus, adenovirus y también el SARS-CoV-2.

Los pacientes que fueron internados tuvieron más riesgo de padecer complicaciones, excepto para miocarditis, donde el riesgo es por igual para internados y para pacientes ambulatorios. El estudio de Wang excluyó personas vacunadas, y tomó datos de 1.3 millones de Estadounidenses hasta marzo de 2022.

Vale decir aquí que un reciente estudio (PCOR-Net) valoró directamente el riesgo de miocarditis por infección vs. miocarditis por vacunas, y encontró en varones de 12 a 17 años un riesgo entre 1.8 a 5.6 veces mayor de miocarditis por infección que luego de una segunda dosis de una vacuna, mientras que en varones entre 18 y 29 años el riesgo es de 7 a 8 veces mayor con la infección.
Los investigadores también se sorprendieron al ver riesgos elevados para las personas que no fueron hospitalizadas por COVID-19 durante la fase aguda, el segmento que representa a la mayoría de las personas con infección por SARS-CoV-2. 
Sin embargo, el estudio no analizó las infecciones sintomáticas frente a las asintomáticas, un área potencial para futuras investigaciones.
El riesgo de padecer problemas cardíacos tras el Covid-19 fue igual para los que previamente tenían factores de riesgo cardiovascular como para los que no lo tenían. Los pacientes con riesgo cardiovascular elevado solo fueron más proclives a enfermar gravemente. 
Es tal la magnitud de los hallazgos que los mismos autores del estudio creen que haber padecido Covid-19 constituye ahora otro factor de riesgo cardiovascular. 
Ya se había realizado otras revisiones en donde se había puesto de relevancia el problema. Con lo que claramente el Covid persistente es un síndrome complejo y sistémico, que excede a los más conocidos signos y síntomas neurológicos o cognitivos. 

Referencias

1. Xie Y, Xu E, Bowe B, Al-Aly Z. Long-term cardiovascular outcomes of COVID-19. Nat Med. 2022 Mar;28(3):583-590. doi: 10.1038/s41591-022-01689-3. Epub 2022 Feb 7. PMID: 35132265.

2. Abbasi J. The COVID Heart—One Year After SARS-CoV-2 Infection, Patients Have an Array of Increased Cardiovascular RisksJAMA. 2022;327(12):1113–1114. doi:10.1001/jama.2022.2411

3. Raman B, Bluemke DA, Lüscher TF, Neubauer S. Long COVID: post-acute sequelae of COVID-19 with a cardiovascular focus. Eur Heart J. 2022 Feb 18:ehac031. doi: 10.1093/eurheartj/ehac031. https://bit.ly/3v9KdVK

4. Block JP, Boehmer TK, Forrest CB, et al. Cardiac Complications After SARS-CoV-2 Infection and mRNA COVID-19 Vaccination — PCORnet, United States, January 2021–January 2022. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. ePub: 1 April 2022. DOI: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm7114e1

5En particular, los cocientes de tasas de incidencia para una primera embolia pulmonar fueron 36 durante la primera semana después de covid-19 y 46 durante la segunda semana. Los índices de incidencia durante los días 1 a 30 después de covid-19 fueron 6  para trombosis venosa profunda, 31para embolia pulmonar y 2,48 para hemorragia. De manera similar, los cocientes de riesgo durante los días 1 a 30 después de covid-19 fueron 4,98 (4,96 a 5,01) para trombosis venosa profunda, 33,05 (32,8 a 33,3) para embolia pulmonar y 1,88 (1,71 a 2,07) para sangrado, después de ajustar por el efecto de posibles factores de confusión. Las proporciones de tasas fueron más altas en pacientes con covid-19 crítico y más altas durante la primera ola pandémica en Suecia en comparación con la segunda y la tercera ola. En el mismo período, el riesgo absoluto entre los pacientes con covid-19 fue del 0,039 % (401 eventos) de trombosis venosa profunda, del 0,17 % (1761 eventos) de embolia pulmonar y del 0,101 % (1002 eventos) de hemorragia. Katsoularis IFonseca-Rodríguez OFarrington PJerndal HLundevaller E HSund M et al. Risks of deep vein thrombosis, pulmonary embolism, and bleeding after covid-19: nationwide self-controlled cases series and matched cohort study doi:10.1136/bmj-2021-069590

Chen C, Haupert SR, Zimmermann L, Shi X, Fritsche LG, Mukherjee B. Global Prevalence of Post COVID-19 Condition or Long COVID: A Meta-Analysis and Systematic Review. J Infect Dis. 2022 Apr 16:jiac136. doi: 10.1093/infdis/jiac136. 

Una de las últimas revisiones, de la mano del investigador Guan Weijie -del Laboratorio Estatal Clave de Enfermedades Respiratorias de Guangzhou (China) y colaborador del epidemiólogo Zhong Nanshan, rostro de la lucha contra el coronavirus en China-, recoge también síntomas que pueden persistir a medio o largo plazo. Según la investigación, publicada este mes en Archivos de Bronconeumología, los síntomas o signos disminuyen progresivamente a partir de la semana 12 de la infección, pero en algunos casos fluctúan durante más tiempo. “Algunos pacientes informaron síntomas residuales de hasta 6 meses o más, especialmente aquellos con covid-19 grave”, escriben esos autores, y mencionan, junto a los ya citados, alteraciones persistentes del gusto y el olfato “a los 6 meses (7% y 11%, respectivamente), aunque se recuperan progresivamente a partir de entonces”, y pérdida de cabello “en menos del 20% de los pacientes a los seis meses, mientras que disminuyó al 11% al año”. También inciden en que “el 27% de los pacientes padecía un trastorno del sueño a los 6 meses y el 17% aún tenía insomnio al año”. 

Wiemken TL, McGrath LJ, Andersen KM, et al. COVID-19 severity and risk of subsequent cardiovascular events. Clin Infect Dis. 2022 Aug 19. pii: 6671924. doi: 10.1093/cid/ciac661.

Wang W et al. Long-term cardiovascular outcomes in COVID-19 survivors among non-vaccinated population: A retrospective cohort study from the TriNetX US collaborative networks. Published: August 11, 2022. doi: https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2022.101619.

en pacientes leves Puntmann, V.O., Martin, S., Shchendrygina, A. et al. Long-term cardiac pathology in individuals with mild initial COVID-19 illness. Nat Med (2022). https://doi.org/10.1038/s41591-022-02000-0

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30 de agosto de 2021

Hemos leido este Agosto

El uso de mascarilla provoca hipercapnia durante 5 minutos de ejercicio, nos cuenta Mateo Segui Diaz, pero aún se desconoce si esto tuviera algún efecto clínico relevante.  En el mismo post, encontramos dos referencias importantes, la primera es al articulo que comenta (3), y la otra a un escrito de Trisha Greenhalgh a comienzos de la epidemia (2)y publicado por el BMJ, defendiendo a la mascarilla como medida precautoria. 
La Sociedad Europea de Cardiologia presentó este año dos nuevas guias clínicas, una sobre valvulopatias y la otra sobre falla cardiaca.  
Un completo abordaje al Sindrome de Colon Irritable fue publicado en la revista Gastroenterology.
Para finalmente encontrar la confirmación de algo que parecia lógico como que las vacunas de Covid-19 y gripe podian ser administradas en forma simultánea, y asi lo asegura ahora el CDC. 

2. Greenhalgh T, Schmid MB, Czypionka T, Bassler D, Gruer L. Face masks for the public during the covid-19 crisis. BMJ. 2020 Apr 9;369:m1435. doi: 10.1136/bmj.m1435. PMID: 32273267.
3. Bar-On O, Gendler Y, Stafler P, Levine H, Steuer G, Shmueli E, Prais D, Mei-Zahav M. Effects of Wearing Facemasks During Brisk Walks: A COVID-19 Dilemma. J Am Board Fam Med. 2021 Jul-Aug;34(4):798-801. doi: 10.3122/jabfm.2021.04.200559. PMID: 34312270
4. Comparing SARS-CoV-2 natural immunity to vaccine-induced immunity: reinfections versus breakthrough infections.Sivan Gazit, Roei Shlezinger, Galit Perez, Roni Lotan, Asaf Peretz, Amir Ben-Tov, Dani Cohen, Khitam Muhsen, Gabriel Chodick, Tal Patalon