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3 de mayo de 2022

Síndrome de Guillain-Barré tras vacunación contra Covid-19

El síndrome de Guillain-Barré es una poli radiculo neuropatía con una tasa de mortalidad cercana al 5% y con una incidencia mundial de 0.81 a 1.91 casos por 100,000 personas/año. Se observa su incidencia a partir de procesos virales, pero también a partir de la vacunación contra influenza o HPV.  También se observa tras la infección por el virus SARS-CoV-2. 

Una gran revisión sobre vacunas con virus inactivados informó que la incidencia entre las personas que recibieron la vacuna de influenza fue de 2.77 por millón de dosis, mientras que los que recibieron la vacuna contra el HPV fue de 2.44 por millón de dosis mientras que con la vacuna contra el Herpes Zoster es de 3 casos por millón.

Esta es una revisión narrativa breve para describir la asociación entre la vacunación contra el Covid-19 y la frecuencia de aparición y clínica.

Una revisión realizada por Shao et al en Taiwan, publicada en diciembre de 2021, incluyó a más de 18 mil trabajadores de la salud. En ella se encontró que la mayoría de los casos aparecieron en aquellos que se habían aplicado una vacuna de AstraZeneca (25 de 39 casos) y que la incidencia global oscilaba entre 1.8 a 53.2 casos por millón de dosis. Para el diagnóstico se utilizaron los criterios de Brighton, y más de la mitad padeció la forma clásica de la enfermedad (22/39) seguida por una parálisis facial bilateral con parestesias (12/39), una forma paraparética (4/39) y un síndrome superpuesto de Guillain-Barré y Síndrome de Miller Fisher. 
 
Los autores resaltan que tanto el Covid-19 como la vacuna causan la forma clásica del síndrome y el subtipo de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda dentro de las dos semanas posteriores a la infección o a la vacunación. Pero la aparición de parálisis facial bilateral con parestesias y síntomas iniciales de diplejía en pacientes con casos de Guillain-Barré parecen ser exclusivos de la vacunación contra Covid-19.

Otra revisión del VAERS,
acrónimo Vaccine Adverse Event Reporting Sistem un sistema de alerta temprana que se utiliza en Estados Unidos, realizado por Lahoz Fernandez et al describió que la incidencia del síndrome era menor al hallado en la vacunación con influenza (1 a 2 casos por millón de personas/año), y que la mayoría de los casos eran clínicamente la forma clásica.

Las observaciones más directas, y con mayor cantidad de casos, los ha realizado Kayla Hanson y su grupo, quién al año del comienzo de la vacunación en Estados Unidos publicó la incidencia discriminada por origen de la vacuna. En casi 15 millones de dosis encontró una incidencia mayor para la vacuna de Johnson& Johnson, una vacuna monodosis de vector viral, de 34.6 casos por 100,000 personas año. O sea una incidencia 20 veces mayor que los que recibieron una vacuna ARNm. Estos datos fueron confirmados por el mismo grupo en otro reporte de marzo de 2022 en JAMA. 

En México un estudio halló una incidencia nueve veces menor, de 3.86 casos por millón de dosis para la vacuna de Johnson & Johnson, pero esta incidencia era significativamente mayor que otras vacunas contra el Covid-19 (aproximadamente 1 por millón).
 
En resúmen:
  • El síndrome de Guillain-Barré es una complicación grave y muy rara de las vacunas contra el Covid-19.
  • Su aparición se ha visto entre los 35 y 55 años.
  • Su incidencia es mayor con la vacuna de Johnson & Johnson (9 a 35 veces) o vacunas con vectores virales que con otras vacunas ARNm.
  • La forma de presentación clínica más frecuente es la clásica pero la aparición de parálisis facial bilateral con parestesias y síntomas iniciales de diplejía es una forma exclusiva de la vacuna y no de la enfermedad por Covid-19. 
 
Artículos relacionados
Referencias

1. Shao SC, Wang CH, Chang KC, Hung MJ, Chen HY, Liao SC. Guillain-​Barré Syndrome Associated with COVID-19 Vaccination. Emerg Infect Dis. 2021 Dec;27(12):3175-3178. doi: 10.3201/eid2712.211634. Epub 2021 Oct 14. PMCID: PMC8632191.

2. Lahoz Fernandez PE, Miranda Pereira J, Fonseca Risso I, Baleeiro Rodrigues Silva P, Freitas Barboza IC, Vieira Silveira CG, Diogo Silva G, Marzorati Kuntz Puglia P, Genaro Mutarelli E. Guillain-Barre syndrome following COVID-19 vaccines: A scoping review. Acta Neurol Scand. 2022 Apr;145(4):393-398. doi: 10.1111/ane.13575. Epub 2021 Dec 29. PMID: 34967005.

3. Esta revisión solo encontró un paciente y se limita a resaltar que el 50% de las complicaciones neurológicas en vacunados son parálisis facial. Shafiq A, Salameh MA, Laswi I, Mohammed I, Mhaimeed O, Mhaimeed N, Mhaimeed N, Paul P, Mushannen M, Elshafeey A, Fares A, Holroyd S, Zakaria D. Neurological Immune-Related Adverse Events After COVID-19 Vaccination: A Systematic Review. J Clin Pharmacol. 2022 Mar;62(3):291-303. doi: 10.1002/jcph.2017. Epub 2022 Feb 10. PMID: 34921562

4. Wang F, Wang D, Wang Y, Li C, Zheng Y, Guo Z, Liu P, Zhang Y, Wang W, Wang Y, Hou H. Population-Based Incidence of Guillain-Barré Syndrome During Mass Immunization With Viral Vaccines: A Pooled Analysis. Front Immunol. 2022 Feb 3;13:782198. doi: 10.3389/fimmu.2022.782198. PMID: 35185881; PMCID: PMC8850251

5. Síndrome de Guillain Barre en una cohorte de casi 15 millones de vacunados, datos de Safety datalink sobre vacuna de Janssen, Pfizer y Moderna, actualizados al 13 de noviembre de 2021. Varios de los autores reciben honorarios de empresas distintas a J&J, en: Guillain-Barré Syndrome after COVID-19 Vaccination in the Vaccine Safety Datalink. Kayla E HansonKristin GoddardNed LewisBruce FiremanTanya R MyersNandini BakshiEric WeintraubJames G DonahueJennifer C NelsonStan XuJason M GlanzJoshua TB WilliamsJonathan D AlpernNicola P Klein.

6. Confirmación del estudio anterior entre diciembre 2021 y febrero 2022. Incidencia en vacunas ARNm 1,3 por millón de dosis.  Hanson KE, Goddard K, Lewis N, et al. Incidence of Guillain-Barré Syndrome After COVID-19 Vaccination in the Vaccine Safety DatalinkJAMA Netw Open. 2022;5(4):e228879. doi:10.1001/jamanetworkopen.2022.8879

7. Reporte de vigilancia de vacunas N° 17. Marzo de 2022. Ministerio de Salud Argentina.

8. Goud R, Lufkin B, Duffy J, et al. Risk of Guillain-Barré Syndrome Following Recombinant Zoster Vaccine in Medicare Beneficiaries. JAMA Intern Med. 2021;181(12):1623–1630. doi:10.1001/jamainternmed.2021.6227

9. Incidence of Guillain-Barré syndrome following SARS-CoV-2 immunization in Mexico: A nationwide registry of seven COVID-19 vaccines. Miguel García-Grimshaw, Javier Galnares-Olalde, Omar Yaxmehen Bello-Chavolla, Anaclara Michel-Chavez, Arturo Cadena-Fernandez, Gustavo Reyes-Terán, Antonio Arauz, Sergio I. Valdés-Ferrer. 
Dyer O. Covid-19: Regulators warn that rare Guillain-Barré cases may link to J&J and AstraZeneca vaccines doi:10.1136/bmj.n1786
 
11. Revisión en American Family Physican: Walling AD, Dickson G. Guillain-Barré syndrome. Am Fam Physician. 2013 Feb 1;87(3):191-7. PMID: 23418763. 

Este estudio evaluó la asociación entre la vacunación contra la COVID-19 y el síndrome de Guillain-Barré (GBS). La tasa de notificación de GBS fue significativamente más alta después de la vacunación contra la COVID-19 que después de la vacunación contra la influenza y otras vacunas (P < 0,0001). Sin embargo, no hubo un aumento significativo en la tasa de notificación de GBS después de la vacunación contra el COVID-19 en comparación con la tasa de incidencia histórica de GBS entre la población general. Además, hubo una diferencia significativa en la tasa de notificación de GBS después de la vacunación contra la COVID-19 entre el período de riesgo (3 días a 6 semanas después de la vacunación) y el período de control (11 a 16 semanas después de la vacunación; P < 0,0001). Jaffry M, Mostafa F, Mandava K, Rosario S, Jagarlamudi Y, Jaffry K, Kornitzer J, Jedidi K, Khan H, Souayah N. No significant increase in Guillain-Barré syndrome after COVID-19 vaccination in adults: A vaccine adverse event reporting system study. Vaccine. 2022 Sep 22;40(40):5791-5797. doi: 10.1016/j.vaccine.2022.08.038. Epub 2022 Aug 22

10 de febrero de 2022

Vacunación y menstruación

Desde el inicio de la vacunación contra covid la mayoría de los médicos hemos escuchado o recibido consultas sobre la alteración del ciclo menstrual en mujeres vacunadas, pero no ha sido hasta un año después que los primeros estudios han comenzado a publicarse. La alteración del ritmo menstrual por parte de las vacunas contra covid es un motivo de preocupación debido a la alta frecuencia con que se observa, la alteración de la calidad de vida y las dudas sobre la fertilidad que puede traer aparejada. Motivos suficientes para que sea abordado con mayor frecuencia en los reportes, de lo que hemos visto hasta ahora.

Solo en Reino Unido en el primer año de la vacunación se han reportado más de 36 mil reportes de farmacovigilancia al respecto (sobre más de 30 millones de personas o sea una incidencia de 1.2 eventos por mil), tanto en vacunas ARNm como en vacunas con vectores virales, en forma muy parecida a lo que se observa con la vacuna HPV. Teniendo en cuenta que estos reportes suelen subestimar el problema puede indicar que se trata de un evento adverso que los médicos pueden encontrarse en la consulta de los médicos de atención primaria, mucho más frecuentemente que otros eventos raros pero graves como trombosis, miocarditis o reacciones anafilácticas. Los estudios se realizaron teniendo a las mismas pacientes como control, valorando su menstruación antes y después de la vacunación para valorar la magnitud del efecto. Aunque el evento parece raro también parece subregistrado por lo que todavía no sabemos aun su incidencia exacta, es decir que no sabemos si es un efecto adverso raro (cuando aparece en 1 por mil de las pacientes) o un evento adverso frecuente (en alrededor del 10% de las pacientes). 
 
Edelman y su grupo, en Estados Unidos, encontraron una asociación entre la aplicación de una 2da dosis y un retraso de apenas medio día. Pero las más afectadas resultaron ser quienes recibieron ambas dosis en el mismo ciclo menstrual que les provocó un retraso de hasta dos días y medio en su próximo período. En este grupo también se observó un grupo en el que la duración del ciclos se extendió hasta 8 días. 
 
En todos los casos la duración de los ciclos volvió a la normalidad dos ciclos después de la vacunación. Y también se reportaron sangrados en mujeres postmenopáusicas.

Otro estudio sobre 5688 mujeres de Noruega si habían experimentado cambios menstruales específicos (como un sangrado intermenstrual inesperado o un dolor menstrual peor que el normal) en los ciclos antes y después de cada dosis de vacuna.

El alto nivel de variación en los ciclos normales se destaca por el hallazgo inicial de que el 38 % de los participantes informaron al menos un cambio de lo normal en los ciclos previos a la vacunación, que aumentó al 39 % después de la primera dosis de la vacuna y al 41 % después de la segunda dosis. El cambio posterior a la vacunación informado con mayor frecuencia fue un período más intenso de lo normal.

Los hallazgos de estos dos estudios son tranquilizadores: los cambios en el ciclo menstrual ocurren después de la vacunación, pero son pequeños en comparación con la variación natural y se revierten rápidamente, dice la Dra. Victoria Male, profesora de Inmunología reproductiva en el Imperial College of London.

Ya en octubre de 2021 otro estudio Noruego había encontrado que la vacunación tampoco provoca abortos en el primer trimestre del embarazo en mujeres que habían sido erróneamente vacunadas (en Noruega no está indicado vacunar en el primer trimestre del embarazo y las mujeres no sabían que estaban embarazadas al momento de vacunarse). También el CDC ha demostrado que vacunarse en el segundo y tercer trimestre no afecta negativamente el curso del embarazo.

Solo un estudio tiene en cuenta a jóvenes adolescentes ya que el comienzo de la vacunación a este grupo es relativamente reciente, pero pudiera ser más difícil identificar estos problemas ya que la variabilidad en el tiempo de menstruación suele ser naturalmente mayor en esta edad. Se debe recordar además que hasta un 82% de los casos tienen ciclos anovulatorios en los primeros dos años después del comienzo de la menstruación y en un 20% hasta los 5 años después de la menarca. El primer estudio que muestra la incidencia es el de Holanda con mayor incidencia tras una dosis de la vacuna de Janssen, seguida por la vacuna de Moderna.

Otro estudio, sobre 15,000 mujeres, ha vinculado un breve aumento de los días de menstruación asociados a la etapa folicular, pero que cede rápidamente en los ciclos subsiguientes.

Sin embargo, el regulador de medicamentos del Reino Unido (MHRA) dice que la evidencia actual no respalda un vínculo entre los cambios en los períodos menstruales y la vacunación covid en el Reino Unido, y continúa recomendando que cualquier persona que note un cambio en sus períodos que persista durante varios de ciclos, o que tiene cualquier nuevo sangrado vaginal después de la menopausia, debe ser tratada de acuerdo con las guías clínicas habituales.

Gran parte de la preocupación pública sobre este tema surge de la información errónea de que las vacunas covid-19 causan infertilidad femenina, agrega la Dra. Male. 

Aunque ya tenemos evidencia de que este no es el caso, y la evidencia también sugiere que la infección con covid-19 puede reducir el conteo y la calidad de los espermatozoides, una comprensión más profunda de los efectos de la infección y la vacunación en la fertilidad permitirá un mejor asesoramiento de los pacientes para quienes esto es de particular preocupación, escribe. Aunque el estudio Noruego y los reportes del CDC ya aseguran que no hay problemas en este aspecto.

Estos estudios representan un paso en la dirección correcta, pero aún queda mucho por aprender, dice. Por ejemplo, comprender la forma en que se producen los cambios menstruales posteriores a la vacunación, determinar si algún grupo es particularmente vulnerable para poder asesorarlo adecuadamente y definir mejor el alcance y la persistencia de estos cambios.

“El interés público generalizado en este tema destaca cuán apremiante es esta preocupación para el público. Es hora de que empecemos a escucharlos”, concluye. 

Von Woon y Victoria Male también realizaron un estudio cuasi-experimental. Siguieron una cohorte de 79 mujeres desde tres ciclos antes de una vacuna Covid-19 y encontraron que se asoció con un retraso del ciclo menstrual y que se revierte rápidamente.

Un reciente informe de los Países Bajos da mayor idea de la incidencia, recogió efectos adversos hasta diciembre de 2021, cuando apenas se había comenzado a aplicar la tercera dosis, y encontró que la incidencia no es igual para todas las vacunas. 

También parece ser que es más frecuente con una vacuna de Janssen monodosis, tanto en mujeres adultas como en adolescentes. La vacuna de Moderna también provoca alteraciones de la menstruación más frecuentemente durante la primer dosis. Mientras que los casos graves fueron raros y sobre todo con la vacuna de AstraZeneca (1,7% de los reportes).

Las alteraciones encontradas en este estudio varían desde sangrado irregular, sangrado abundante, sangrado escaso, dolor al menstruar, pérdidas entre cada período menstrual, oligomenorrea, polimenorrea. El reporte de farmacovigilancia consideró que un 0.3% de los reportes (no de la incidencia) corresponde a casos graves, en especial en la post-menopausia.  

Es probable que otros países no hayan encontrado los mismos datos ya que en Holanda la mayoría fue vacunada con la vacuna de Pfizer, mientras que en el Reino Unido lo fue con la vacuna de AstraZeneca.

Otros comentarios sobre el tema incluyen que estos efectos adversos deben explorarse también en los ensayos clínicos, algo que sin duda no se hizo, y debe reforzarse la notificación de estos eventos aunque sean considerados como leves. 

Referencias

1. Male Victoria. Menstruation and covid-19 vaccination doi:10.1136/bmj.o142
 
2. Estudio Noruego: Magnus MC, Gjessing HK, Eide HN, Wilcox AJ, Fell DB, Håberg SE. Covid-19 Vaccination during Pregnancy and First-Trimester Miscarriage. N Engl J Med. 2021 Nov 18;385(21):2008-2010. doi: 10.1056/NEJMc2114466. Epub 2021 Oct 20. PMID: 34670062; PMCID: PMC8552533. [Texto completo

3. Edelman, Alison MD, MPH; Boniface, Emily R. MPH; Benhar, Eleonora PhD; Han, Leo MD, MPH; Matteson, Kristen A. MD, MPH; Favaro, Carlotta PhD; Pearson, Jack T. PhD; Darney, Blair G. PhD, MPH Association Between Menstrual Cycle Length and Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) Vaccination, Obstetrics & Gynecology: January 5, 2022 - Volume - Issue - 10.1097/AOG.0000000000004695 doi: 10.1097/AOG.0000000000004695 
 
4. Male V. Menstrual changes after covid-19 vaccination doi:10.1136/bmj.n2211
 
5.  Los resultados de embarazos en vacunadas y no vacunadas son los mismos en: Lipkind HS, Vazquez-Benitez G, DeSilva M, et al. Receipt of COVID-19 Vaccine During Pregnancy and Preterm or Small-for-Gestational-Age at Birth — Eight Integrated Health Care Organizations, United States, December 15, 2020–July 22, 2021. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2022;71:26–30. DOI: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm7101e1
 
6. Informe español sobre más de 17 mil encuestas que revela hasta un 50% de alteraciones en el ciclo menstrual, como se trató de autorreportes voluntarios no se puede calcular una incidencia porque está muy sesgado, en:  https://espanol.medscape.com/verarticulo/5908515
 
7. Reporte de farmacovigilancia sobre alteraciones menstruales en Holanda, Diciembre de 2021. PDF
 
10.  Gemma C Sharp, Abigail Fraser, Gemma Sawyer, Gabriella Kountourides, Kayleigh E Easey, Gemma Ford, Zuzanna Olszewska, Laura D Howe, Deborah A Lawlor, Alexandra Alvergne, Jacqueline A Maybin, The COVID-19 pandemic and the menstrual cycle: research gaps and opportunities, International Journal of Epidemiology, 2021;, dyab239, https://doi.org/10.1093/ije/dyab239
11. Effect of COVID-19 vaccination on menstrual periods in a prospectively recruited cohort. EeVon WoonVictoria Male. 

12. Covid-19 vaccination and menstrual cycle length in the Apple Women's Health Study. Elizabeth A Gibson, Huichu Li, Victoria Fruh, Malaika P Gabra, Gowtham Asokan, Anne Marie Z Jukic, Donna D Baird, Christine L Curry, Tyler Fischer-Colbrie, Jukka-Pekka Onnela, Michelle A Williams, Russ Hauser, Brent A Coull, Shruthi Mahalingaiah. 

13. Lo mismo pero recopilado por la revista Science en Julio 2022

14.Scienceblog.com. [citado el 19 de julio de 2022]. Disponible en: https://scienceblog.com/532126/covid-19-vaccine-recipients-report-changes-in-menstrual-bleeding/

Wang S, Mortazavi J, Hart JE, Hankins JA, Katuska LM, Farland LV, Gaskins AJ, Wang YX, Tamimi RM, Terry KL, Rich-Edwards JW, Missmer SA, Chavarro JE. A prospective study of the association between SARS-CoV-2 infection and COVID-19 vaccination with changes in usual menstrual cycle characteristics. Am J Obstet Gynecol. 2022 Jul 13:S0002-9378(22)00539-7. doi: 10.1016/j.ajog.2022.07.003. Epub ahead of print. PMID: 35841938; PMCID: PMC9277995.

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Seguridad de las vacunas pandémicas 
 

 

9 de octubre de 2017

Dietilestilbestrol y cancer

La historia de este medicamento resulta relevante en términos históricos, ya que demuestra la importancia de recolectar efectos adversos en más de una generación, en particular si se encuentra que el mismo puede afectar el ADN. 
 
El dietilestilbestrol (DES) es un estrógeno sintético que se se recetaba entre 1940 y 1971 para prevenir abortos espontáneos, partos prematuros y otras complicaciones relacionadas con embarazo. Como se puede ver en la imagen publicitaria. El uso del DES disminuyó después de que estudios realizados en la década de 1950 demostraron que no era un método eficaz para prevenir estos problemas.

En 1971, los investigadores descubrieron, en un pequeño grupo de mujeres, una relación entre la exposición prenatal (antes del nacimiento) al DES y un tipo de cáncer muy poco frecuente de cuello uterino y vagina conocido como adenocarcinoma de células claras. Lo que, precisamente por esa rareza, llamó la atención de investigadores cuando su incidencia comenzó a aumentar sin razón aparente. De esta manera la FDA notificó que el medicamento no debia ser utilizado en embarazadas, aúnque en Europa se siguió utilizando hasta 1978.

Ahora se sabe que el DES es una produce trastornos endocrinos, y es una de varias sustancias que interfieren con el funcionamiento del sistema endócrino para causar cáncer, defectos congénitos o de nacimiento y otras anomalías del desarrollo. Los efectos de las sustancias químicas que producen trastornos endocrinos son más graves cuando la exposición ocurre durante el desarrollo fetal.

Las hijas de las mujeres que usaron de las mujeres expuestas al DES presentan un riesgo casi 40 veces mayor de padecer adenocarcinoma de células claras en cuello uterino y vagina, que las mujeres no expuestas. Sin embargo aún asi la incidencia de este cáncer es muy rara, alcanzando un 1 por mil en las hijas de mujeres que recibieron DES.

Las primeras hijas del DES que recibieron el diagnóstico de adenocarcinoma de células claras eran muy jóvenes. En investigaciones posteriores se ha demostrado que el riesgo de padecer esta enfermedad permanece elevado conforme la mujer pasa los 40 años de edad.

Las hijas del DES tienen más riesgo de presentar displasia, neoplasia intraepitelial cervical y lesión intraepitelial escamosa . Que son lesiones precancerosas. La probabilidad de ocurrencia en la hijas del DES era 2,2 veces mayor que en las no expuestas, de presentar estos cambios celulares anormales en el cuello uterino que las mujeres que no estuvieron expuestas. Aproximadamente 4 % de las hijas del DES presentaron estas afecciones debido a la exposición. Se ha recomendado que las hijas del DES se hagan un PAP y exámen pélvico una vez al año para comprobar si existen células anormales.

Las hijas del DES pueden también tener un riesgo ligeramente mayor de cáncer de mama después de los 40 años de edad. Los resultados de un estudio realizado en 2006 en Estados Unidos permiten suponer que, en general, el riesgo de cáncer de mama no es mayor en las hijas del DES, pero que después de los 40 años de edad, ellas tienen aproximadamente el doble de riesgo de padecer cáncer de seno que las mujeres de la misma edad que no estuvieron expuestas. No obstante, en un estudio de 2010 realizado en Europa no se hallaron diferencias en el riesgo de cáncer de mama entre las hijas del DES y las mujeres que no estuvieron expuestas, y tampoco se encontraron diferencias en el riesgo general de cáncer. Los resultados de un estudio de 2011 indican que cerca de 2 % de una cohorte grande de hijas del DES han padecido cáncer de mama debido a la exposición.

Varios estudios indican que existe un mayor riesgo de parto prematuro, aborto espontáneo y embarazo ectópico relacionado con la exposición al DES.

Algunos estudios sugieren que el riesgo mayor de infecundidad se debe principalmente a problemas uterinos o de las trompas de Falopio.

No se ha podido confirmar un aumento de las enfermedades autoinmunes y la evidencia sobre depresión aún aparece como contradictoria en las hijas de mujeres que lo han tomado. Si se ha encontrado un riesgo de más del doble de presentar menopausia prematura, y se estima que hasta un 3% de las mujeres que lo tomaron también la presentaron.

En varones:

Algunos estudios indican que los hombres cuyas madres usaron DES durante el embarazo tienen mayor riesgo de anomalías en los testiculos entre ellas criptorquidia y quistes en el epididmo. También existe cierta evidencia científica de mayores riesgos de infección de los testículos.

No está claro si los hijos expuestos al DES enfrentan mayores riesgos de cáncer de testiculo o de próstata; los estudios a la fecha han arrojado resultados contradictorios. A medida que se hagan mayores los hombres de esta cohorte, habrá más información disponible para ayudar a responder esta pregunta.

Las investigaciones han mostrado que los hombres que estuvieron expuestos al DES por sus madres no presentan un riesgo mayor de infecundidad, aun cuando tengan anomalías genitales.

Las mujeres que usaron DES tienen una tendencia aumentada a padecer cáncer de mama en comparación con mujeres que no usaron DES.

Problemas en los nietos, o tercera generación:

Los investigadores estudian a estos grupos porque hay estudios científicos con animales que indican que el DES podría causar cambios en el ADN (es decir, alteración de los patrones de metilación)  en ratones expuestos a la droga durante las etapas iniciales del desarrollo. Estos cambios pueden heredarse y tienen la posibilidad de afectar a las generaciones posteriores.

En una comparación de los resultados de los exámenes pélvicos de las nietas del DES con los primeros exámenes pélvicos de sus madres, no se halló ninguno de los cambios que se habían asociado con la exposición prenatal al DES en sus madres. Pero, en otro análisis, se encontró que las nietas del DES comenzaron sus períodos menstruales más tarde y tenían más probabilidad de presentar irregularidades menstruales que otras mujeres de la misma edad. Los datos también dan a entender que la infecundidad fue mayor en las nietas del DES, y que tendían a tener menos partos de recién nacidos vivos. No obstante, esta asociación se basó en un número pequeño de casos y no fue estadisticamente significativa. Los investigadores continuarán el seguimiento de estas mujeres para estudiar el riesgo de infecundidad.

Estudios recientes descubrieron que las nietas y los nietos del DES podrían presentar un riesgo ligeramente mayor de cáncer y defectos congénitos, entre ellos, las hipospadias en los nietos del DES. Pero como cada una de estas asociaciones se basa en un número pequeño de casos, los investigadores continuarán estudiando estos grupos para clarificar los resultados.

Se estima que de 5 a 10 millones de estadounidenses—mujeres embarazadas y sus bebés—estuvieron expuestos al DES en el período de 1940 a 1971. Entre 1940 y 1971 era muy común recetar DES a las mujeres embarazadas para prevenir complicaciones durante el embarazo. El DES se comercializaba bajo muchos nombres diferentes y también estaba disponible en varias presentaciones, como píldoras, cremas y ovulos vaginales. 

Se recuerda que la contraindicacion del mismo es en el embarazo. Aunque el DES se considera un disruptor hormonal se sigue usando en Argentina como terapia oncológica de cáncer de mama y de próstata.

Instituto Nacional del Cáncer EEUU. Dietilestilbestrol y cáncer.

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Las hijas del DES

6 de enero de 2009

Fases de los estudios clinicos

Los estudios clínicos son ensayos para probar la eficacia de medicamentos, dispositivos y otras formas de tratamiento nuevos, así como aquellos ya aprobados. Muchos estudios clínicos buscan nuevas formas de detectar, diagnosticar o medir la extensión de una enfermedad. Algunos incluso estudian maneras de prevenir el surgimiento de enfermedades (vacunas). La labor de los investigadores aún se hace mediante humanos voluntarios para probar estos métodos, aplicando las mismas reglas. Se destaca que para que la investigación en humanos sea adecuada se deben ajustar a los lineamientos del Código de Nuremberg (vigente desde 1947, tras el fin de la Segunda Guerra).

Los estudios clínicos nos demuestran lo que funciona (y lo que no) en el campo de la medicina y la atención médica. Estos estudios ofrecen la mejor forma de aprender sobre lo que funciona en el tratamiento de las enfermedades. Los estudios clínicos están diseñados para responder tres cuestiones importantes:

  • Eficacia ¿Funciona en personas el nuevo tratamiento propuesto? En caso de que sí funcione, los médicos determinarán cuán bien lo hace. ¿Es mejor que los tratamientos que ya se usan actualmente? Si no es mejor, ¿es igual de eficaz y causa menos efectos secundarios? ¿O funciona en algunas personas que no responden a los tratamientos actuales?
  • Seguridad: ¿Es seguro el nuevo tratamiento? No existe tratamiento o procedimiento, incluso ninguno de los que se usan normalmente, que no conlleve un riesgo. Sin embargo, ¿son mayores los beneficios del nuevo tratamiento que los riesgos?
  • Criterio de no inferioridad: ¿Es el tratamiento mejor que el tratamiento convencional que se usa para la respectiva enfermedad? Los estudios clínicos ayudan a mostrar si un medicamento o tratamiento nuevo, o si una combinación nueva del tratamiento, resulta más eficaz que lo usado actualmente.

Estudios preclinicos (o de laboratorio)

Los estudios clínicos se realizan únicamente después de que los hallazgos en los estudios preclínicos hayan indicado que el tratamiento o medicamento nuevo podría ser seguro y que funcionará en las personas.

Los estudios preclínicos, también llamados estudios de laboratorio, incluyen:

  • Estudios celulares: son a menudo las primeras pruebas que se realizan para estudiar un nuevo tratamiento. Para determinar si pudiera ser eficaz, los investigadores analizan los efectos del nuevo tratamiento sobre células cancerosas que han crecido en una placa de laboratorio o en un tubo de ensayo. Puede que estos estudios se realicen en células cancerosas humanas o células cancerosas de animales.
  • Estudios en animales: los tratamientos que parecen ser prometedores en los estudios celulares son después probados sobre, por ejemplo, los cánceres de animales vivos. Esto proporciona a los investigadores una idea de qué tan seguro es el nuevo tratamiento en una criatura viviente.

Los estudios preclínicos proporcionan bastante información útil, pero no todo lo que es necesario saber. Los humanos y los ratones son diferentes en la forma en como absorben, procesan y desechan los medicamentos o tratamientos. Un tratamiento que funciona en un ratón puede que no funcione en las personas, y puede que en las personas surjan efectos secundarios y otros problemas que no se presentaron cuando el tratamiento se usó en ratones.

Estudios clinicos de fase 0

Aunque los estudios en fase 0 se hacen en humanos, el tipo de estudio que se hace en esta fase no es como el que se hace en las otras fases de los estudios clínicos. Los estudios en fase 0 puede que ayuden a los investigadores a determinar si los medicamentos actúan de la manera que ellos esperaban. Puede que esto ahorre el tiempo y el dinero en el que se incurrirían en fases posteriores del estudio.

Los estudios en fase 0 tienen emplean solamente dosis pequeñas de un medicamento nuevo en pocas personas. Podrían determinar si el medicamento alcanza el tumor, cómo actúa el medicamento en el cuerpo humano y cómo responde el organismo. Pudiera ser que las personas en estos estudios requieran someterse a pruebas adicionales, tales como biopsias, estudios por imágenes y análisis de sangre adicionales como parte de los procedimientos.

A diferencia de otras fases de los estudios clínicos, casi no hay probabilidad de que en la fase 0 las personas notarán algún beneficio. El beneficio se verá en otras personas más adelante. Y debido a que las dosis del medicamento son bajas, también el riesgo será menor entre los participantes.

Los estudios en fase 0 no se usan ampliamente, y hay algunos medicamentos para los cuales estos estudios no serían útiles. Los estudios en fase 0 son muy pequeños, a menudo con menos de 15 personas, y el medicamento se administra solamente por un tiempo breve. No conforman una parte requerida para probar un medicamento nuevo.

Estudios de fase I

Los estudios en fase I para un medicamento nuevo por lo general son el punto en los que por primera vez se involucra a personas. Los estudios en fase I son para determinar la dosis mayor que pueda darse de forma segura de un nuevo tratamiento sin causar efectos secundarios graves. Aunque el tratamiento se ha probado en el laboratorio y en estudios en animales, no siempre es posible predecir los efectos secundarios en las personas. Estos estudios también son útiles para decidir la mejor forma de administrar un nuevo tratamiento.

  • El primer grupo pequeño de personas en el estudio recibe una dosis baja del tratamiento y es observada minuciosamente. Si solo surgen efectos secundarios menores, el próximo grupo pequeño de participantes recibe una dosis más alta. Este proceso continúa hasta que los médicos encuentran la dosis más propensa a funcionar mientras se mantiene un nivel aceptable de efectos secundarios.
  • Los estudios en fase I también determinan el efecto que el medicamento tiene sobre el cuerpo.
  • La seguridad es la principal prioridad. El equipo de investigación realiza un seguimiento minucioso con los participantes y están al pendiente de cualquier efecto secundario grave. Debido al pequeño número de personas en los estudios en fase I, puede que los efectos secundarios que sean poco comunes no sean observados sino hasta después con más participantes.
  • Mientras puede que algunas personas se beneficien de participar en el estudio, la respuesta que el la enfermedad tiene ante el tratamiento no es el objetivo de la fase 1.
  • Los placebos (tratamientos inactivos) no forman parte en la fase 1 del estudio.
  • En los estudios de fase 1 incluye un número reducido de participantes (hasta una docena por lo general).
  • Los estudios de fase 1 la mayoría de las veces incluye a personas con distintos tipos de cáncer.
  • Estos estudios se llevan a cabo generalmente en centros importantes de atención de pacientes con cáncer.

Los estudios en fase 1 conllevan un potencial mayor de riesgo. aunque sí ha habido algunos pacientes que han llegado a beneficiarse. Para aquellas personas que tienen enfermedades que ponen la vida en peligro, es crucial sopesar los riesgos y los beneficios potenciales cuidadosamente. En ocasiones las personas optan por participar en la fase 1 de los estudios cuando todas las demás opciones actuales de tratamiento ya fueron probadas.

Estudios de fase II

Si en la fase 1 se determina que un tratamiento nuevo es seguro, entonces se procede con la fase 2 para determinar su eficacia. El beneficio que los médicos buscan depende de la meta del tratamiento. Esto puede que implique evidencia de que los sintomas o signos desaparezcan, que los mismos no hayan aumentado, o que se encuentre mejoria en la calidad de vida. Raramente encontramos estudios que evaluen una disminución de la mortalidad.

  • Un grupo entre 25 y 100 personas con igual enfermedad recibe el nuevo tratamiento. Se administra el tratamiento de acuerdo con la dosis y el método que se determinaron ser los más seguros y efectivos en la fase I del estudio.
  • Por lo general, en la fase II de los estudios todos reciben la misma dosis. No obstante, algunos estudios en fase II se asignan a personas de manera aleatoria a grupos con distintos tratamientos. En estos grupos puede que se administren distintas dosis o que el tratamiento se administre en distintas maneras para ver cuál ofrece el mejor balance de seguridad y eficacia.
  • Los placebos (tratamientos inactivos) no forman parte de los estudios clínicos en fase II.

En los estudios clínicos en fase II, grandes cantidades de pacientes reciben el tratamiento, pudiendo reducir el número de efectos secundarios que ocurren de manera común (es decir, la diversidad pudiera aumentar). Si suficientes pacientes se benefician del tratamiento y los efectos secundarios no fueron muy nocivos, entonces se procede con la fase III del estudio clínicos.

Estudios en fase III

Los tratamientos que han demostrado que funcionan en estudios clínicos de fase II por lo general tienen que superar exitosamente otra fase antes de que sean aprobados para su uso general. Los estudios clínicos en fase III comparan la seguridad y eficacia del nuevo tratamiento con el tratamiento estándar actual, de modo de asegurar que se cumple con el criterio de no inferioridad, es decir que el nuevo tratamiento es mejor o igual que el tratamiento existente. Cuando no existe ningún tratamiento farmacologico existente se suele utilizar placebo, aunque en la mayoria de los casos, aún con tratamiento existente se suele utilizar placebo y raramente se comparan contra un medicamento de su misma clase farmacologica (ej. enalapril vs rampril, o cualquier otro inhibidor de la enzima convertidora).

Debido a que los médicos aún no conocen cuál tratamiento es mejor, a menudo los participantes del estudio que van a recibir el tratamiento estándar y los que van a recibir el tratamiento nuevo se escogen al azar (asignación aleatoria). Cuando sea posible, tanto el doctor como el paciente desconocen cuál tratamiento es el que está recibiendo el paciente. Este tipo de estudio puede ser doble ciego, si el médico y el paciente no saben que se le ha administrado. La realización aleatoria y la ocultación de los procedimientos se detallan posteriormente.

  • La mayoría de los estudios clínicos en fase III incluyen un gran número de participantes, al menos varios cientos.
  • Por lo general estos estudios se llevan a cabo en varios lugares a un mismo tiempo.
  • Estos estudios suelen tomar más tiempo que los estudios en las fases I y II.
  • Puede que se incluyan placebos en los estudios en fase III, pero nunca se usan solos si hay disponible un tratamiento que funciona. En ocasiones, una persona que haya aleatoriamente sido asignada para recibir un placebo como participante de un estudio en algún punto también recibirá el tratamiento convencional. Por ello es importante que el análisis estadistico se haya realizado por intención de tratar.

Al igual que con las otras fases de los estudios clínicos, los pacientes son examinados minuciosamente para identificar efectos secundarios y en caso de que sean muy problemáticos de controlar, se procede con descontinuar la realización del estudio.

Ensayos de Fase IV

También conocidos como de post-comercialización. El tratamiento ya está siendo comercializado, y se evalua la efectividad en el mundo real del mismo. Estos estudios también son conocidos como Real World Evidence. Estos estudios suelen ser observacionales, y evaluan como funciona el nuevo tratamiento en circunstancias reales, y no controladas como en la fase III. Estos estudios suelen tomar una mayor cantidad de persona. Permite también ajustar los efectos adversos a los que se habian observado en las fases anteriores, y evaluar mejor su incidencia frente a los reportes de farmacovigilancia. Ejemplo de esto pueden ser los estudios de cohorte que miden si una población vacunada se ha enfermado, internado o muerto menos que el control. Donde el control serán los no vacunados de la misma población: 

En los estudios de efectividad, las variables que aparecian controladas en un estudio de fase 3, aqui no lo están. En este caso particular, era relevante conocer cual era la efectividad en el mundo real, ya que en los estudios de eficacia esta vacuna habia tenido un rendimiento que oscilaba entre el 51% y el 83%, en dos estudios diferentes que se habian realizado en Brasil y Turquia, respectivamente. Con el tamaño de la población estudiada en Chile, dificilmente los investigadores puedan haberse equivocado. Toda variación de estos resultados solo es posible si el estudio se realizara en un contexto diferente. Por ejemplo con la presencia de otra variante del virus, o bien al año de haberse vacunado, o en un subgrupo especifico, como mayores de 70 años o en inmunosuprimidos. 

Otro ejemplo podria ser una droga antihipertensiva que se sabe que disminuye la tensión arterial, pero en la práctica no demuestra disminuir la mortalidad o los eventos mayores cardiovasculares (MACE o Major Cardiovascular Events). 

O bien un medicamento de alta eficacia que muestra un efecto adverso de tal frecuencia o gravedad que anula los beneficios obtenidos, ejemplo de esto último es el rofecoxib, un analgésico no AINE, que fue retirado del mercado por su fabricante en 2004 ante la evidencia de que aumentaba el riesgo cardiovascular, y que dió lugar a juicios millonarios en algunos paises. En este caso la evidencia no solo provenia de informes de farmacovigilancia, sino también de al menos un metanálisis publicado

Diccionario de ensayos clínicos (en inglés).