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24 de diciembre de 2021

Navidad basada en la inocencia

Existen bulos, mentiras, fake news, paparruchadas, fabulaciones, chisme e infundios arraigados diría yo que sobre cualquier cosa de la vida, por lo que la navidad no podía estar exenta este año, aunque urge deshacerlos antes de la medianoche , ya que sin duda existe una conspiración que auna las fuerzas de racionalistas, antivacunas y veganos. Pero que afortunadamente, con el avance de nuevas tecnologías de la información, se hacen más fácil de desentrañar. 

Uno de los mitos más arraigados es que los colores de Papa Noel (alias Santa Claus, Santa en las películas o Satán entre disléxicos) son una creación mediática de Coca Cola. Hoy los historiadores coinciden en afirmar que este error solo se debe a que el mismo Papa Noel se prestó a una burda y peligrosa campaña publicitaria hace 90 años, donde fue retratado por Haddon Sundbom, un conocido influencer de instagram de la época. La historia inicialmente contada por veganos en el exilio, también dice que ahí fue cuando adquirió sus colores típicos. Como en tantas otras cosas, estas personas solo buscan confundir, y de hecho lo lograron durante años. 

Tan confundidos estabamos que hasta los habitantes de New York creían que esto era cierto. Pero hallazgos arqueológicos que datan de al menos 7 años, han hallado pruebas en una revista satírica de principios del siglo XX, llamada Puck, en donde se lo puede ver con dos señoritas en una sugestiva actitud, ya en el año 1902. Aunque claro está que no se descarta que esas imágenes pudieran ser un montaje solo para desprestigiarlo. Lo cierto es que su origen se pierde en el tiempo, y hasta algunos aseguran que se trata de un obispo turco, conocido luego como San Nicolás.

Aun resuelto un primer mito sobre los colores de Papa Noel, surgen otros, como el del orígen. Los habitantes de New York insisten en que Papa Noel vive en su ciudad. Nada más lejos de la verdad. El supuesto Papa Noel no es más que un hombre de ascendencia china, se dice que también republicano, vegano y mal vacunado, que habita en los suburbios de New Jersey, y que una vez al año se instala en las inmediaciones del Rockefeller Center. Un impostor, que ya solo con su forma de pensar se adivina su conducta. Por fortuna el Cochrane Working Group for Christmas Reliability ya en el siglo pasado, habia aclarado este punto en una célebre revisión sistemática.

Una creencia más extendida que la de los neoyorkinos es que Papa Noel habita en el polo norte. El orígen de esta teoría puede rastrearse hasta niños no suficientemente escolarizados que cuando crecen transmiten estas falacias a otros niños. Teoría que ha sido refutada fácilmente por inconsistente, ya que el hielo en la zona solo es grueso en época de invierno, por lo cual sería imposible poder vivir ahi en el resto del año para este imitador de Botero, o a sus conocidos renos. No fue sino hasta este siglo que el misterio quedó develado, y si bien no vive en el polo norte, habita en un pueblecillo llamado Village de Rovaniemi, capital de la Laponia finlandesa, más de 800 km al norte de Helsinki. Casi en el polo norte, pero no en el polo norte. La ciudad era desconocida, pero hasta fue destrúida por los sucios y asquerosos socialistas y carnívoros nazis durante la guerra. Por lo que tras ella decidieron refundarla en 1950, y casualmente Eleanor Rooselvelt se enteró y decidió participar de la refundación, que se hizo justo en el límite del círculo polar ártico, por lo que la cercanía al polo norte pudiera ser una de las causas de semejante confusión. La foto ilustra el momento de la refundación de Rovaniemi, cuando la ex primera dama estadounidense se reune con Papa Noel.

Medios afines al vacunalismo ortodoxo han deslizado la posibilidad que Papa Noel pudiera haber sido un colaboracionista de las tropas de ocupación, pero 75 años después no pudo ser demostrado. Se necesitan más estudios, pero seguramente el lector coincide que ese es otro tema. 

Hablando de renos, sabemos que vive con 9 de ellos: Donner, Blitzen, Vixen, Cupid, Comet, Dasher, Dancer, Prancer y Rudolph. Nombres más de canal porno o de cerveza que de renos, pero tampoco discutimos gustos. Se ha dicho también que el líder es Rudolph, aunque nadie sabe para qué necesitan un líder cuando vuelan. 

Al igual que con los ángeles en el Concilio de Bizancio, también se discute el tema del sexo de los renos. Algunos llegan a afirmar que, dado que los machos de esta especie pierden los cuernos al final de su etapa de apareamiento, en el invierno boreal, y las hembras en primavera, no se trataría de renos, sino de renas. Semejante estupidez abunda en redes sociales los días de navidad. Y todo esto sin siquiera preguntarle a Rudolph como se autopercibe.

Como bien sabemos, los veganos son capaces de cualquier cosa para hacerse de una cuota de poder. Como no les va muy bien al discutir la sexualidad de los renos, también discuten en twitter el que los renos puedan volar, argumentando otras bajezas como en la imagen. 

Mensajes como estos hablan peor sobre los que difunden estas falsas ideas que sobre los pobres renos. En fin, la hipocresía.

Sin duda, el veganismo fundamentalista,  persigue otra cosa, que ataca al corazón de nuestro mundo occidental y cristiano. Y seguramente no han de cesar hasta su objetivo final que no es otro que el mismísimo matrimonio igualitario. 

¡¡No pasarán!!

Dudar de los colores de  Papa Noel, de su origen, de la sexualidad de sus renos, o hasta su capacidad de volar, solo buscan horadar nuestras más nobles tradiciones navideñas, insultando a los hombres y mujeres de bien, no solo en estos confines, sino en todos los países del mundo. Por eso en cada navidad, hay que volver a lecturas críticas, basadas en evidencias sólidas e incontrastables, como las que les he presentado. Para dejar de creer en mitos que no ayudan en nada a nuestros niños y nos alejan de la esencia misma de la navidad.

Una última cuestión de especial interés para esta navidad y las navidades por venir, es que todos los renos llevan tres dosis. No esperaba menos. Así que volarán a la izquierda los de Pfizer y a la derecha los AstraZénecos. Ya que todavía no pueden mezclarse por los efectos adversos. En cuanto a Papa Noel ni idea, ni seré yo quien le pregunte. Al fin y al cabo siempre será bienvenido en mi casa.

25 de diciembre de 2013

Sobrevida del chocolate en un entorno hospitalario

Objetivo Cuantificar el consumo de bombones en el entorno de una sala de hospital.

Diseño Estudio observacional, multicéntrico, prospectivo y encubierto.

Entorno: Cuatro salas en tres hospitales (donde trabajaron los autores) dentro del Reino Unido.

Participantes: Cajas de Quality Street (Nestlé) y Roses (Cadbury) en el pabellón y cualquiera que comiera estos chocolates.

Los observadores de la intervención colocaron de forma encubierta dos cajas de 350 g de bombones Quality Street y Roses en cada sala (se utilizaron ocho cajas en el estudio que contenían un total de 258 bombones individuales). Estas cajas se mantuvieron bajo vigilancia encubierta continua, y se registró la hora en que se comió cada chocolate.

Medida de resultado principal:
Mediana del tiempo de supervivencia de un chocolate.

Resultados
 

Se observó que se comían 191 de 258 (74%) chocolates. El período de observación total medio fue de 254 minutos (intervalo de confianza del 95%: 179 a 329). El tiempo medio de sobrevida de un chocolate fue de 51 minutos (39 a 63). El modelo de consumo de chocolate fue no lineal, con una rápida tasa de consumo inicial que se desaceleró con el tiempo. Un modelo de desintegración exponencial se ajustaba mejor a estos hallazgos (modelo R2 = 0,844, P <0,001), con una vida media de supervivencia (tiempo necesario para comer el 50% de los chocolates) de 99 minutos. El tiempo medio necesario para abrir una caja de bombones desde la primera aparición en la sala fue de 12 minutos (intervalo de confianza del 95% de 0 a 24). 

Los chocolates Quality Street  (en violeta en el gráfico) sobrevivieron más tiempo que los chocolates Roses (Hazzard Ratio para la supervivencia de Roses frente a Quality Street 0,70, intervalo de confianza del 95%: 0,53 a 0,93, P = 0,014). Los mayores consumidores de chocolates fueron asistentes de salud (28%) y enfermeras (28%), seguidos de médicos (15%).

Conclusiones 

De nuestro estudio observacional, la supervivencia del chocolate en una sala de hospital fue relativamente corta y se modeló bien mediante un modelo de descomposición exponencial. Los chocolates de rosas se consumían preferentemente a los chocolates de Quality Street en una sala hospitalaria. Los bombones fueron consumidos principalmente por asistentes de salud y enfermeras, seguidos por médicos. Se necesitan más estudios prácticos.

Referencia: 

Gajendragadkar P R, Moualed D J, Nicolson P L R, Adjei F D, Cakebread H E, Duehmke R M et al. The survival time of chocolates on hospital wards: covert observational study doi:10.1136/bmj.f7198 [Texto completo]

25 de diciembre de 2011

Musicos y el peligro de morir a los 27 años

La reciente y trágica muerte de la cantante Amy Winehouse, a sus 27 años, reavivó las conversaciones sobre el "club 27", ya que un número aparentemente inusual de músicos conocidos ha muerto a esta edad. Un estilo de vida rock 'n' roll se asocia a menudo con el exceso beber y tomar drogas psicoactivas. Estos comportamientos aumentan en gran medida el riesgo de muerte por accidente o sobredosis,  pero ¿por qué ocurrirían estas muertes específicamente a los 27 años? Una explicación podría ser que los músicos a menudo se vuelven famosos cuando tienen poco más de veinte años, y su riesgo de correr alcanza su punto máximo entre cuatro y cinco años después. Otra explicación es que unirse al club de los 27 se ha vuelto atractivo para los músicos que quieren ser más famosos (ya sea consciente o inconscientemente) y, por lo tanto, su comportamiento de riesgo alcanza su punto máximo a esta edad, o incluso pueden suicidarse a los 27. Una explicación alternativa es que el club de los 27 existe por casualidad y es un ejemplo de sesgo de confirmación, donde las personas se enfocan en resultados que apoyan su hipótesis e ignoran aquellos que la refutan.

Investigamos si existe un verdadero aumento en el riesgo mediante la creación de una cohorte retrospectiva de músicos famosos y el uso de análisis de supervivencia para buscar un pico de riesgo a los 27 años.

Objetivo del estudio: 

Con el objetivo de poner a prueba la hipótesis del “club de los 27” de que los músicos famosos tienen un mayor riesgo de muerte a los 27 años se diseñó un estudio de cohorte utilizando un análisis de supervivencia con la edad como una exposición dependiente del tiempo. La comparación se realizó principalmente dentro de los músicos y, en segundo lugar, en relación con la población general del Reino Unido.


Participantes 

Músicos (solistas y miembros de la banda) que tuvieron un álbum número uno en el Reino Unido entre 1956 y 2007 (n = 1046 músicos, con 71 muertes, 7%).

Principales medidas de resultado 

Riesgo de muerte por edad del músico, teniendo en cuenta el ingreso al estudio dependiente del tiempo y el número de músicos en riesgo.

Resultados 

Identificamos tres muertes a la edad de 27 años entre 522 músicos en riesgo, lo que arroja una tasa de 0.57 muertes por cada 100 músicos años. Se observaron tasas de mortalidad similares a las edades de 25 (tasa = 0,56) y 32 (0,54). No hubo un pico de riesgo alrededor de los 27 años, pero el riesgo de muerte para los músicos famosos a lo largo de sus 20 y 30 años fue de dos a tres veces mayor que el de la población general del Reino Unido.

 

Discusión

Nuestro análisis no encontró un pico en el riesgo de muerte para los músicos a los 27 años, a pesar de usar un modelo de spline flexible que hubiera permitido que apareciera incluso un pequeño aumento en el riesgo. El estudio indica que el club 27 ha sido creado por una combinación de azar y selección de cerezas.

Encontramos alguna evidencia de un grupo de muertes entre las personas de 20 a 40 años en la década de 1970 y principios de la de 1980. Este patrón fue particularmente llamativo porque no hubo muertes en este grupo de edad a fines de la década de 1980, a pesar del gran número de músicos en riesgo. Esta diferencia puede deberse a mejores tratamientos para la sobredosis de heroína, o al cambio en la escena musical de la década de 1970 del hard rock a la década de 1980 dominada por el pop.

Conclusiones
 

Es poco probable que el club de los 27 sea un fenómeno real. La fama puede aumentar el riesgo de muerte entre los músicos, pero este riesgo no se limita a los 27 años.

El mito del club de los 27 supone que los músicos tienen más probabilidades de morir a los 27 años, mientras que nuestros resultados muestran que, en general, tienen un riesgo mayor entre los 20 y los 30 años. Este hallazgo debería ser motivo de preocupación internacional, ya que los músicos contribuyen en gran medida a la calidad de vida de las poblaciones, por lo que es muy valioso mantenerlas con vida (y en funcionamiento) el mayor tiempo posible.

Referencias

Wolkewitz M, Allignol A, Graves N, Barnett A G. Is 27 really a dangerous age for famous musicians? Retrospective cohort study doi:10.1136/bmj.d7799. https://doi.org/10.1136/bmj.d7799 
 
Imágen: Club de los 27. Entre otros Kurt Cobain, Janis Joplin, Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Brian Jones.