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11 de julio de 2022

Cuestión de piel

La estrecha relación entre los problemas de salud mental y problemas dermatológicos es algo que se ha establecido hace décadas. Pero nos lo recuerda Matías Loewi en Medscape, tras un Simposio de psicodermatología en el congreso anual de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA).

Aunque dentro de la Medicina Familiar está bien establecido que la dualidad mente y cuerpo solo existe como una construcción teórica para entender problemas determinados, lo que llamamos "constructos", siempre es interesante repasar con ejemplos el tema. En este caso en la estrecha relación que existe entre los problemas de la piel y alteraciones de la conducta, como los desórdenes de ansiedad o del estado de ánimo. 

En el artículo se menciona que la psiconeuroinmunoendocrinología aborda ese tema. La idea de mayor comprehensión por parte de una especialidad es buena, en cuanto esa especialidad le agregue a su práctica clínica una perspectiva social, una epistemología sistémica, el método epidemiológico y una mirada humanista, entre otras cosas, habrá inaugurado la medicina familiar. Pero ese no es el tema.

En el artículo se mencionan por ejemplo los vínculos entre psoriasis y problemas psiquiátricos. Una revisión sistemática en 2017, sobre más de 40 mil personas, revelaba que hasta en un 27% de los pacientes con psoriasis se podía diagnosticar depresión.

Algunos consideran que existe un mecanismo inflamatorio común entre ambas enfermedades. Lo que es plausible ya que tanto el sistema nervioso central como la piel comparten un origen embriológico común. Por lo que la mejoría de las lesiones cutáneas repercute en la mejoría de los síntomas depresivos. Si uno es causa del otro no parece ser relevante, lo que es importante es resaltar la necesidad de una atención integral de los pacientes. 

Otra enfermedad que se menciona como íntimamente asociada con la depresión es la dermatitis atópica, pero aun no está clara la fuerza de asociación entre ambas.

También se menciona a la alopecía androgenética, pero también se ha vinculado fuertemente a la alopecia areata con depresión y con ansiedad.

Los trastornos de excoriación ya existen incluso en el manual de desordenes mentales o DSM-V, mientras que trastornos obsesivo-compulsivos pueden desencadenar una dermatitis en manos, por ejemplo por lavados excesivos, un hábito que se ha promovido durante la pandemia, aunque aun no se ha demostrado la efectividad del lavado de manos para disminuir el contagio por el SARS-CoV-2. De todas maneras, entre el personal de salud, sigue siendo esencial hacerlo entre paciente y paciente, porque existen múltiples gérmenes que se contagian por esta vía. 

Pero aunque solo se mencionaron estos hay otros problemas en los que la asociación es clara para los médicos. Por ejemplo en las reacciones alérgicas que parecen agravarse con la ansiedad, o un herpes labial reactivarse frente a situaciones de stress. También se ha relacionado al stress como desencadenante de otros problemas como el efluvio telógeno. 

La ansiedad se relaciona también con el liquen simplex (neurodermatitis), vulvodinia, glosodinia, prurito psicógeno y dermatitis seborreica. Otros problemas como el acné juvenil suelen angustiar mucho a los adolescentes y ser origen de aislamiento y bullying.  Y por si fueran pocas estas asociaciones, también está documentado un diagnóstico más tardío y menor supervivencia del melanoma en mujeres y hombres solteros. Algo que Robert Rakel, un profesor de medicina de familia de la Universidad de Baylor, describió hace más de 40 años, y que realza la importancia de las interacciones sociales en los procesos de enfermar y morir.

La literatura abunda en modelos explicativos que describen la asociación. Por ejemplo destacando que un problema da origen al otro. La realidad es que desde el punto de vista operativo los problemas deben ser abordados integralmente. Todo circuito que se retroalimenta positivamente puede llegar a ser perjudicial. En términos llanos se trata de círculos viciosos que hay que evitar y detener. Para el paciente que consulta tampoco hay diferencia entre una cosa y otra ya que la experiencia de enfermar, lo que llamamos dolencia, es una e inseparable para el.

Sigmund Freud decía «Es de esperar que la fisiología y la química ofrezcan informaciones sorprendentes, y no nos es posible adivinar qué respuestas nos aportarán en una docena de años a las preguntas que les haremos. Podrían ser de tal índole que hicieran desaparecer por completo la estructura artificial de nuestras hipótesis».  En estos casos el descubrimiento de mecanismos fisiopatológicos comunes nos hará más certeros en los tratamientos, pero aunque muchos crean que si, no resuelve la cuestión de primacía de lo biológico sobre lo psicológico. Es más hasta algunos al encontrar vías fisiopatológicas pueden reducirlo aun más a lo biológico, sin aceptar que quizás se trate de un epifenómeno. Aun así será un gran avance, porque como en todo sistema circular, donde un factor retroalimenta positivamente al otro, cualquier lugar donde se pueda incidir sobre ese círculo vicioso redundará en beneficio para el paciente.

Para decirlo todavía más claramente. no importa si las lesiones cutáneas dan lugar a ansiedad o depresión, o es al revés. Los dos problemas coexisten y se deben abordar en conjunto. Al paciente lo que le interesa es curarse. 

Un gran acierto del artículo reside en destacar la presencia de otros actores en el tratamiento. Pero se debe ser precavido al intentar realizar la interconsulta con un psicólogo o psiquiatra, ya que todavía existe en nuestro país un gran prejuicio sobre la salud mental y estigma sobre los pacientes. Existe en los médicos y en los pacientes también, quienes más de uno nos dirán "que no están locos". Cuando el problema es grave o excede la capacidad resolutiva en la atención primaria las interconsultas deben ser realizada sin demoras. 

La piel es el mayor órgano de nuestra anatomía, y también es nuestra "carta de presentación" social. Cualquier lesión visible para otros en la piel puede dar lugar a una disminución de la autoestima, aislamiento y también a mayor riesgo de exclusión social. No se necesita ser médico para saber esto. 

Todos los problemas de salud se manifiestan en las grandes áreas que la ciencia ha fragmentado para abordar a las enfermedades y a las dolencias para ser estudiadas (física, mental, social y aun espiritual). No solo sucede con los problemas de la piel, aunque sin duda es en esta área parece que los esfuerzos por evidenciarlo, son mayores. Afortunadamente en Argentina mayor número de profesionales del ámbito "psi" ejercen prácticas vinculadas a las terapias sistémicas o a terapias cognitivas o conductuales con buenos resultados clínicos y en terapias breves y focalizadas. 

Algunos de los problemas, tanto dermatológicos como depresión o ansiedad, se expresan también en otros órganos y sistemas, por lo que debemos indagar si existen otros problemas físicos agregados. Por ejemplo si hay dolores articulares que pudieran orientar a psoriasis sistémica. 

Desde el punto de vista de la especialidad es necesario saber como dolencia y enfermedad se vivencian en el contexto familiar y también en el de las amistades. No solo ante problemas dermatológicos, sino en cada consulta.

Referencias


2. Sierra, Juan Carlos, Ortega, Virgilio, & Zubeidat, Ihab. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Mal Estar e Subjetividade3(1), 10-59. Visto el 4 de junio de 2022, de http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1518-61482003000100002&lng=pt&tlng=es.

Imágen: tatuaje del Manchester United. La piel antes como ahora como vehículo de mensajes y signos de pertenencia social.

10 de junio de 2022

Anticonceptivos y depresión

Una extensa revisión sobre anticoncepción hormonal fue publicada a fines del 2021 en el JAMA sin embargo esta abordó muy bien los efectos adversos físicos, pero no hizo mención alguna sobre los efectos psicológicos de estas píldoras. 

Una revisión sobre esto en Australian Prescriber señala que el vínculo entre las píldoras anticonceptivas orales y la depresión se relaciona con la cantidad y el tipo de progestágeno que contienen estas píldoras.

Muchas de las píldoras anticonceptivas orales más antiguas, que contienen etinilestradiol, están relacionadas con problemas graves del estado de ánimo. Las píldoras anticonceptivas orales más nuevas que contienen formas fisiológicas de estrógeno pueden tolerarse mejor con un supuesto vínculo más débil con los problemas del estado de ánimo.

Los médicos debemos evaluar la relación temporal entre el uso de anticonceptivos hormonales y el desarrollo de depresión o cambios de humor nuevos o que empeoran.

Hay varias formas de anticoncepción de progestágeno solo de acción prolongada disponibles, incluidos los dispositivos intrauterinos que liberan levonorgestrel, los implantes subdérmicos que liberan etonogestrel y las inyecciones intramusculares de acetato de medroxiprogesterona. 
La anticoncepción combinada está disponible como un anillo vaginal, pero las píldoras anticonceptivas orales con combinación de estrógenos y progesterona combinadas son la forma más común de anticoncepción para las mujeres en edad reproductiva. Estas previenen el embarazo al actuar localmente sobre los órganos reproductivos e impedir centralmente el eje hipotalámico-pituitario-ovárico. Por lo general, el componente de estrógeno de las píldoras anticonceptivas orales contiene de 20 a 50 microgramos de etinilestradiol, aunque las píldoras anticonceptivas orales más nuevas contienen formas fisiológicas de estrógeno como estradiol y valerato de estradiol. El componente de progesterona suele ser un derivado de la 19-nortestosterona, como el desogestrel, el diacetato de etinodiol, el gestodeno, el levonorgestrel, el lynestronol, la noretisterona, el acetato de noretisterona, el norgestimato o el norgestrel.

Efectos de los estrógenos y la progesterona en el estado de ánimo

El estrógeno y la progesterona influyen en la neuroquímica, la función cerebral y la actividad de los neurotransmisores ácido gamma-aminobutírico, serotonina y dopamina. Los receptores de estrógeno (ER)-alfa y ER-beta están ampliamente distribuidos en el cerebro, y el ER-alfa se encuentra principalmente en el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y el tronco encefálico. Los receptores de progesterona alfa y beta son más abundantes en la amígdala, el cerebelo, la corteza, el hipocampo y el hipotálamo.

Hay evidencia que sugiere que el estrógeno es neuroprotector en el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala y el tronco encefálico, protegiendo al cerebro de enfermedades neurodegenerativas, deterioro cognitivo y trastornos afectivos. Los estudios de imágenes cerebrales funcionales han indicado que el estrógeno regula la activación de las regiones del cerebro implicadas en el procesamiento emocional y cognitivo, como la amígdala y la corteza prefrontal dorsolateral. En animales, se ha demostrado que el estrógeno modula los neurotransmisores, incluidos la serotonina,  la dopamina  y la noradrenalina en la depresión,  así como la hormona adrenocorticotrópica.

A diferencia de los estrógenos, la progesterona no es neuroprotectora. La progesterona puede empeorar los síntomas del estado de ánimo. Los vínculos plausibles incluyen el aumento de la progesterona de la inhibición inducida por GABA de la transmisión de glutamato, y el aumento de la progesterona en las concentraciones de monoamino oxidasa, lo que resulta en una disminución de las concentraciones de serotonina.

Un amplio estudio mostró una asociación positiva entre el uso de un DIU que contiene levonorgestrel y la depresión, la ansiedad y los problemas para dormir en mujeres que no tenían estas afecciones antes del uso del DIU. Hay dos formulaciones de DIU que liberan progestágenos, que contienen 19,5 mg y 52 mg de levonorgestrel. El primero puede ser más tolerable en cuanto al estado de ánimo, ya que libera pequeñas cantidades de levonorgestrel. Sin embargo, aún no hay datos sobre la relación entre su uso y el desarrollo o exacerbación de la depresión.

Efectos comunes de las píldoras anticonceptivas orales en el estado de ánimo

Existe evidencia que sugiere que tanto el estrógeno como la progesterona influyen en la función cerebral, lo que puede ser responsable de los cambios de humor negativos y la depresión que comúnmente se reportan en mujeres que toman píldoras anticonceptivas orales. Una de las razones más comunes para la interrupción de las píldoras anticonceptivas orales son los cambios de humor o el aumento de los síntomas depresivos.  Actualmente, todas las píldoras anticonceptivas orales pueden causar cambios de humor, pero es menos probable que las píldoras anticonceptivas orales más nuevas que contienen estradiol o valerato de estradiol provoquen cambios de humor.

El mecanismo subyacente de cómo las píldoras anticonceptivas orales influyen en el estado de ánimo sigue siendo controvertido. No obstante, cada vez hay más evidencia que sugiere una relación significativa entre tomar píldoras anticonceptivas orales y un estado de ánimo bajo y trastornos del estado de ánimo como la depresión. 

Una revisión exhaustiva publicada en 2002 incluyó 13 estudios controlados que investigaban la relación entre el estado de ánimo y el uso de píldoras anticonceptivas orales. Todos los estudios excepto uno encontraron diferencias en el afecto entre usuarias y no usuarias de píldoras anticonceptivas orales. Otro estudio piloto que involucró a 58 mujeres encontró que las usuarias actuales o recientes de píldoras anticonceptivas orales tenían tasas de depresión subjetiva y objetiva más altas que las de las no usuarias. Además, un gran estudio danés en el que participaron más de un millón de mujeres encontró un mayor riesgo de primer uso de un antidepresivo y primer diagnóstico de depresión entre las usuarias de diferentes tipos de píldoras anticonceptivas orales, con las tasas más altas entre las adolescentes.  Además, las usuarias de acetato de medroxiprogesterona, un anticonceptivo de progestágeno inyectable, al parecer tienen mayores síntomas depresivos que las no usuarias.  El vínculo entre tomar píldoras anticonceptivas orales y la depresión puede atribuirse a la cantidad y el tipo de progestágeno que contienen las píldoras anticonceptivas orales ( Tabla 2 ).

Dado que existe un vínculo entre la anticoncepción hormonal y el estado de ánimo negativo o la depresión, se debe tener precaución en mujeres que tienen antecedentes personales o familiares de depresión. Sin embargo, las píldoras anticonceptivas orales pueden proporcionar alivio de los síntomas depresivos en mujeres con trastorno disfórico premenstrual al estabilizar las fluctuaciones en la producción de esteroides hipotálamo-pituitario-gonadal. En este trastorno, el uso regular de una píldora anticonceptiva oral activa (sin siete días de píldoras placebo) tiene un efecto antidepresivo.

Investigación emergente: acetato de nomegestrol con 17-beta estradiol

Actualmente, todas las píldoras anticonceptivas orales disponibles afectan el estado de ánimo. Se ha demostrado que el acetato de nomegestrol (1,5 mg) con 17-beta estradiol (2,5 mg) es mejor tolerado por mujeres con trastornos del estado de ánimo.  Los autores de la revisión en Australian Prescriber aseguran que mejoró la tolerabilidad y la respuesta subjetiva del estado de ánimo en un estudio que llevaron adelante. Con base en una muestra de 49 mujeres, mostramos que las mujeres informan una respuesta de estado de ánimo positiva y una puntuación DASS-21 general autoinformada reducida después de tomar acetato de nomegestrol con 17-beta estradiol en comparación con las píldoras anticonceptivas orales utilizadas anteriormente.  Se requieren investigaciones futuras con una muestra más grande.

El acetato de nomegestrol con 17-beta estradiol es una preparación monofásica con un régimen extendido de 24 píldoras activas seguidas de cuatro píldoras de placebo. El fármaco puede cruzar la barrera hematoencefálica, interactuar con los receptores de serotonina y regular el flujo sanguíneo cerebral hacia la amígdala, la corteza prefrontal dorsolateral y muchas otras áreas del cerebro involucradas en la depresión. Las mujeres que desarrollan depresión pronto (generalmente entre 4 y 12 semanas) después de tomar otras píldoras anticonceptivas orales (especialmente las píldoras anticonceptivas orales más antiguas) pueden tolerar mejor el acetato de nomegestrol con 17-beta estradiol. Esto es consistente con su uso exitoso en la práctica clínica para el tratamiento no aprobado de los síntomas del estado de ánimo asociados con el trastorno disfórico premenstrual. 

Sugerencias para la prescripción de anticonceptivos hormonales

La decisión inicial de prescribir involucra una decisión compartida tras examinar las preferencias. Por lo general, se analizan la edad de la mujer, su salud general, el uso y la experiencia anteriores de anticonceptivos y la confiabilidad en términos de adherencia diaria a la píldora. La salud mental de la mujer debe discutirse en detalle en vista de los vínculos entre la depresión y algunos anticonceptivos. Esto a menudo se ignora y, lamentablemente, puede conducir a malos resultados en las mujeres.  Se debe anotar cuidadosamente cualquier antecedente de depresión premenstrual o depresión relacionada con métodos anticonceptivos previos.

Los anticonceptivos de progestágeno solo deben usarse con precaución en mujeres con depresión actual o pasada.  Sin embargo, si existe una contraindicación importante para los anticonceptivos que contienen estrógeno, un DIU de progestágeno en dosis baja o anticonceptivos de barrera pueden ser opciones.

Los profesionales de la salud deben reconocer el impacto de las hormonas gonadales en la salud mental y validar las observaciones de sus pacientes, promoviendo así una buena relación terapéutica. El aumento de peso y la depresión parecen ser los principales problemas que impulsan el cambio de anticonceptivos orales. Es probable que los resultados mejoren con la toma de decisiones compartida para la prueba de un anticonceptivo en particular, teniendo en cuenta que es posible que sea necesario realizar un cambio después de aproximadamente tres meses. Pueden ocurrir malos resultados cuando los médicos niegan la relación observada de una mujer entre la depresión, los síntomas de ansiedad y el anticonceptivo oral.

Conclusión

Se necesita con urgencia educación comunitaria general y mejor información para los médicos de atención primaria de la salud con respecto a la relación entre las píldoras anticonceptivas orales y la depresión.  La a
nticoncepción de progestágeno solos
 parece crear una mayor propensión a los trastornos depresivos en mujeres vulnerables. Se requiere más investigación para determinar por qué algunas mujeres experimentan depresión y ansiedad provocadas por los anticonceptivos hormonales, mientras que muchas mujeres que toman anticonceptivos hormonales no experimentan problemas de salud mental. Es fundamental que los médicos consideren la historia dada por muchas mujeres de una clara relación temporal entre comenzar o usar un anticonceptivo hormonal y el desarrollo de depresión nueva o empeorada. En tales casos, explorar diferentes tipos de anticonceptivos, incluidos los métodos de barrera, es una importante discusión terapéutica y de validación del paciente.

Aunque la mayoría de los escritos solo se refieren a una decisión de la mujer, debiera ser hora de incorporar a la pareja si la mujer así lo desea, para la toma de decisiones compartidas. Por otro lado las alteraciones del ánimo no son cuestiones que le suceden a un individuo aislado, ya que también repercuten en el ámbito familiar y social.

Artículos relacionados
Referencias

Mu E, Kulkarni J. Hormonal contraception and mood disorders. Aust Prescr 2022;45:75-9. Texto

Un gran estudio finlandés demuestra que quienes toman anticonceptivos con estradiol o etinilestradiol tienen un 43 a 49% menos de riesgo de suicidio https://epa-congress.org/wp-content/uploads/sites/151/2022/06/Toffol-pr-public.pdf

12 de mayo de 2022

Como disminuir la demencia en más de un 35%


¿Cómo puedo prevenir la demencia?' es una pregunta muy común, y más común se hace cuando se ha difundido la noticia de que hasta un tercio de los casos de demencia se puede prevenir.  ¿Cómo? Como en las mayorías de las enfermedades: eliminando los factores de riesgo que llevan a la demencia en adultos mayores. 

Comprender el riesgo de demencia es una tarea compleja, y los investigadores detrás de un informe, que se presentó en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Londres, tenían un gran desafío en sus manos. Echemos un vistazo a lo que hicieron.

Se reunió la evidencia existente sobre la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la demencia. El informe resume la evidencia de los estudios existentes y calcula cómo los factores de riesgo individuales podrían afectar el número total de personas que viven con demencia.

Esta es una tarea complicada. La mayor parte de la evidencia sobre el riesgo de demencia proviene de estudios observacionales : estos buscan ver si las personas con estilos de vida o comportamientos particulares tienen más o menos probabilidades de desarrollar la enfermedad. Si bien estos estudios son útiles para detectar tendencias, no están diseñados para informarnos sobre la causa y el efecto. Pero con el tiempo, múltiples estudios realizados en grandes grupos de personas han ayudado a construir una imagen de los factores que parecen tener el mayor impacto, aunque esta imagen aún no está completa.

Según los cálculos de los investigadores, el 65 % del riesgo de demencia proviene de cosas que no podemos cambiar, como nuestra edad, sexo y composición genética . Esta revisión se centra en las cosas sobre las que podemos hacer algo, conocidas como "factores de riesgo modificables". 

El informe menciona nueve factores que pueden aumentar el riesgo de demencia, a los cuales una comisión de The Lancet incorporó en 2020 tres más:
  • pérdida de la audición
  • baja educación
  • de fumar
  • depresión
  • falta de actividad física
  • aislamiento social
  • hipertensión arterial
  • obesidad
  • diabetes

Para cada uno de estos, el equipo calculó el porcentaje de casos de demencia que podrían prevenirse si se eliminara el factor de riesgo .

Los tres principales factores de riesgo según este cálculo fueron la pérdida de audición a partir de la mediana edad, la baja educación en los primeros años de vida y el tabaquismo. Los investigadores estimaron que la cantidad de casos de demencia podría reducirse en un 9 %, 8 % y 5 % respectivamente si estos fueron eliminados. En general, estiman que si estos nueve factores de riesgo pudieran eliminarse por completo, la cantidad de personas que viven con demencia podría reducirse en un 35 %.

A estos factores de riesgo se agregaron en 2020 tres factores modificables: 

  • Consumo excesivo de alcohol
  • Lesiones en la cabeza
  • Y contaminación del aire

Poniendo la información en práctica

No hay garantía de que alguien que evite todos estos factores de riesgo definitivamente no desarrolle demencia, pero la evidencia sugiere que las personas pueden reducir su riesgo al hacerlo, y el cálculo destaca lo que podría ayudar a reducir la prevalencia de la demencia en la poblaciónHay algunas advertencias: en un mundo ideal, nadie tendría que preocuparse por la pérdida de audición, la depresión o cualquiera de los otros factores de riesgo mencionados en este informe, pero en realidad es poco probable que podamos eliminar por completo todos estos riesgos. Pero el informe podría ser particularmente útil para desarrollar estrategias de prevención.

Puede ser difícil separar algunos de estos factores de riesgo. Por ejemplo, ya sabemos que la obesidad y la falta de ejercicio aumentan el riesgo de diabetes tipo 2, y que la pérdida de audición puede provocar aislamiento o depresión. Todavía hay debate sobre si la depresión podría ser un síntoma temprano de demencia, en lugar de algo que aumenta el riesgo de la enfermedad.

Parte de la investigación en el informe es relativamente nueva: la evidencia que sugiere que la pérdida de audición es un factor de riesgo para la demencia aún está surgiendo, y necesitamos más estudios para saber como se relacionan las dos condiciones. Se han ofrecido varias teorías: tal vez el esfuerzo mental adicional necesario para hacer frente a la pérdida auditiva puede hacer que el cerebro sea menos resistente o, alternativamente, los mismos mecanismos biológicos podrían estar impulsando tanto la pérdida auditiva como la demencia. Todavía no sabemos si el tratamiento temprano de la pérdida auditiva podría ayudar a prevenir la demencia, por lo que a continuación tendremos que ver si algún ensayo clínico puede aclarar esta cuestión. De todos modos, garantizar que la pérdida auditiva se trate adecuadamente es importante para la calidad de vida de las personas.

Si bien este informe ayuda a llamar la atención sobre las cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de demencia, todavía se necesitan mejores pruebas; es por eso que Alzheimer's Research UK está invirtiendo sustancialmente en esta área a través de un Fondo de Prevención y Reducción de Riesgos.

Mientras tanto, el mejor consejo es que lo que es bueno para el corazón es bueno para la cabeza: eso significa comer una dieta equilibrada con muchas frutas y verduras (dieta mediterránea), mantenerse mental y físicamente activo, establecer vínculos sociales, no fumar y controlar la presión arterial, el peso y el colesterol, además de evitar ya en adultos mayores el uso de medicamentos anticolinérgicos. 

Referencias

Evidencia Cochrane

Livingston G, Huntley J, Sommerlad A, Ames D, Ballard C, Banerjee S, Brayne C, Burns A, Cohen-Mansfield J, Cooper C, Costafreda SG, Dias A, Fox N, Gitlin LN, Howard R, Kales HC, Kivimaki M, Larson EB, Ogunniyi A, Orgeta V, Ritchie K, Rockwood K, Sampson EL, Samus Q, Schneider LS, Selbaek G, Teri L, Mukadam N. Prevención, intervención y atención de la demencia: informe de 2020 de la Comisión Lancet Lancet 2020; 30 de julio de 2020: DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30367-6 . Disponible en: https://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(20)30367-6.pdf

Asociación entre dieta inflamatoria y demencia. Charisis S, Ntanasi E, Yannakoulia M, Anastasiou CA, Kosmidis MH, Dardiotis E, Gargalionis AN, Patas K, Chatzipanagiotou S, Mourtzinos I, Tzima K, Hadjigeorgiou G, Sakka P, Kapogiannis D, Scarmeas N. Diet Inflammatory Index and Dementia Incidence: A Population-Based Study. Neurology. 2021 Dec 14;97(24):e2381-e2391. doi: 10.1212/WNL.0000000000012973. Epub 2021 Nov 10

Hussenoeder FS, Riedel-Heller SG. Primary prevention of dementia: from modifiable risk factors to a public brain health agenda? Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol. 2018 Dec;53(12):1289-1301. doi: 10.1007/s00127-018-1598-7. Epub 2018 Sep 25. PMID: 30255384

✔ Slomski A. Obesity Is Now the Top Modifiable Dementia Risk Factor in the US. JAMA. 2022;328(1):10. doi:10.1001/jama.2022.11058

El ejercicio previene la demencia en un 35% Physical and Mental Activity, Disease Susceptibility, and Risk of Dementia. A Prospective Cohort Study Based on UK Biobank. Jianwei Zhu, Fenfen Ge, Yu Zheng, Yuanyuan Qu, Wenwen Chen, Huazhen Yang, Lei Yang, Fang Fang, Huan Song

Infografía: Mónica Lalanda