Esta es una tarea complicada. La mayor parte de la evidencia sobre el riesgo de demencia proviene de estudios observacionales : estos buscan ver si las personas con estilos de vida o comportamientos particulares tienen más o menos probabilidades de desarrollar la enfermedad. Si bien estos estudios son útiles para detectar tendencias, no están diseñados para informarnos sobre la causa y el efecto. Pero con el tiempo, múltiples estudios realizados en grandes grupos de personas han ayudado a construir una imagen de los factores que parecen tener el mayor impacto, aunque esta imagen aún no está completa.
Según los cálculos de los investigadores, el 65 % del riesgo de demencia proviene de cosas que no podemos cambiar, como nuestra edad, sexo y composición genética . Esta revisión se centra en las cosas sobre las que podemos hacer algo, conocidas como "factores de riesgo modificables".
- pérdida de la audición
- baja educación
- de fumar
- depresión
- falta de actividad física
- aislamiento social
- hipertensión arterial
- obesidad
- diabetes
Para cada uno de estos, el equipo calculó el porcentaje de casos de demencia que podrían prevenirse si se eliminara el factor de riesgo .
Los tres principales factores de riesgo según este cálculo fueron la pérdida de audición a partir de la mediana edad, la baja educación en los primeros años de vida y el tabaquismo. Los investigadores estimaron que la cantidad de casos de demencia podría reducirse en un 9 %, 8 % y 5 % respectivamente si estos fueron eliminados. En general, estiman que si estos nueve factores de riesgo pudieran eliminarse por completo, la cantidad de personas que viven con demencia podría reducirse en un 35 %.
A estos factores de riesgo se agregaron en 2020 tres factores modificables:
- Consumo excesivo de alcohol
- Lesiones en la cabeza
- Y contaminación del aire
No hay garantía de que alguien que evite todos estos factores de riesgo definitivamente no desarrolle demencia, pero la evidencia sugiere que las personas pueden reducir su riesgo al hacerlo, y el cálculo destaca lo que podría ayudar a reducir la prevalencia de la demencia en la población. Hay algunas advertencias: en un mundo ideal, nadie tendría que preocuparse por la pérdida de audición, la depresión o cualquiera de los otros factores de riesgo mencionados en este informe, pero en realidad es poco probable que podamos eliminar por completo todos estos riesgos. Pero el informe podría ser particularmente útil para desarrollar estrategias de prevención.
Puede ser difícil separar algunos de estos factores de riesgo. Por ejemplo, ya sabemos que la obesidad y la falta de ejercicio aumentan el riesgo de diabetes tipo 2, y que la pérdida de audición puede provocar aislamiento o depresión. Todavía hay debate sobre si la depresión podría ser un síntoma temprano de demencia, en lugar de algo que aumenta el riesgo de la enfermedad.
Parte de la investigación en el informe es relativamente nueva: la evidencia que sugiere que la pérdida de audición es un factor de riesgo para la demencia aún está surgiendo, y necesitamos más estudios para saber como se relacionan las dos condiciones. Se han ofrecido varias teorías: tal vez el esfuerzo mental adicional necesario para hacer frente a la pérdida auditiva puede hacer que el cerebro sea menos resistente o, alternativamente, los mismos mecanismos biológicos podrían estar impulsando tanto la pérdida auditiva como la demencia. Todavía no sabemos si el tratamiento temprano de la pérdida auditiva podría ayudar a prevenir la demencia, por lo que a continuación tendremos que ver si algún ensayo clínico puede aclarar esta cuestión. De todos modos, garantizar que la pérdida auditiva se trate adecuadamente es importante para la calidad de vida de las personas.
Si bien este informe ayuda a llamar la atención sobre las cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de demencia, todavía se necesitan mejores pruebas; es por eso que Alzheimer's Research UK está invirtiendo sustancialmente en esta área a través de un Fondo de Prevención y Reducción de Riesgos.
Mientras tanto, el mejor consejo es que lo que es bueno para el corazón es bueno para la cabeza: eso significa comer una dieta equilibrada con muchas frutas y verduras (dieta mediterránea), mantenerse mental y físicamente activo, establecer vínculos sociales, no fumar y controlar la presión arterial, el peso y el colesterol, además de evitar ya en adultos mayores el uso de medicamentos anticolinérgicos.
Referencias
✔ Livingston G, Huntley J, Sommerlad A, Ames D, Ballard C, Banerjee S, Brayne C, Burns A, Cohen-Mansfield J, Cooper C, Costafreda SG, Dias A, Fox N, Gitlin LN, Howard R, Kales HC, Kivimaki M, Larson EB, Ogunniyi A, Orgeta V, Ritchie K, Rockwood K, Sampson EL, Samus Q, Schneider LS, Selbaek G, Teri L, Mukadam N. Prevención, intervención y atención de la demencia: informe de 2020 de la Comisión Lancet . Lancet 2020; 30 de julio de 2020: DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30367-6 . Disponible en: https://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(20)30367-6.pdf
✔ Asociación entre dieta inflamatoria y demencia. Charisis S, Ntanasi E, Yannakoulia M, Anastasiou CA, Kosmidis MH, Dardiotis E, Gargalionis AN, Patas K, Chatzipanagiotou S, Mourtzinos I, Tzima K, Hadjigeorgiou G, Sakka P, Kapogiannis D, Scarmeas N. Diet Inflammatory Index and Dementia Incidence: A Population-Based Study. Neurology. 2021 Dec 14;97(24):e2381-e2391. doi: 10.1212/WNL.0000000000012973. Epub 2021 Nov 10.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario