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9 de enero de 2021

La joven de la perla

 

La joven de la perla, o muchacha con turbante, es un óleo sobre tela, de estilo barroco, de Johannes Vermeer, pintó este cuadro cerca de sus 35 años,  probablemente haya sido un tronie, rostro o expresión, descripción que se hacía en Holanda en el siglo XVII a los retratos  y que sólo intentaba expresar la pericia del artista. Aunque es posible que también se tratara de alguien cuya identidad se ha perdido en el tiempo. Por cierto que ambas posturas han sido estudiadas, y hasta la fecha la discusión persiste sin mayores aportes. El mismo se expone desde 1902,  en el Mauritshuis en La Haya. El cuadro fue encontrado en un deposito de Austria a casi finales de la segunda guerra.

Johannes Vermeer (1632 a 1675) es considerado el pintor de lo tranquilo, lo silencioso, lo cotidiano, lo iluminado, y es así la gran figura del período barroco Holandés.

Algunos  otros secretos de "la jóven de la perla también han sido encontrados con estudios más detallados. Para muchos esta obra forma parte de las más destacadas de la pintura, y se la llega a llamar "la mona lisa del norte". La palidez del rostro resalta aún más por el contraste con el fondo negro. Vermeer no pudo ver el éxito de su obra en vida, y fue ignorado por sus contemporáneos. 

Los pigmentos que utilizó el artista son muy caros, lo que contrasta con su vida, ya que fue muy pobre, y tuvo once hijos. Por eso algunos piensan que Vermeer tenía que buscar otros ingresos y por eso no pintaba más de dos pinturas al año. 

Esta pintura está hecha de pigmento derivado de lazurita, un mineral que se encuentra en la piedra semipreciosa lapis lazuli.

El cuadro, como se puede ver en la fotografía no es muy grande, y puede ser observado de forma muy cercana. 

Se conservan unas 36 obras del artista, donde figuran 46 mujeres y sólo 14 hombres, lo que es cuatro veces más presencia femenina que otros artistas europeos de la época.

Algunas noticias más recientes sobre Vermeer y otros cuadros del artista fueron publicados por la BBC en Septiembre de 2021.

Otras obras de Vermeer se pueden ver aquí. 


 

12 de marzo de 2020

Alireza y Vincent

Alireza Karimi Moghaddam es un caricaturista iraní que desde hace más de 30 años viene recreando las obras de su pintor favorito, Vincent Van Gogh, y también dibujando al pintor dentro de sus mismos cuadros, a veces compartiendo el escenario con otros notables del arte o personajes de comics.


El mismo Van Gogh observando el mismo cielo que pintó en su cuadro "Noche estrellada", que fue pintado en Junio de 1889, cuando el pintor estaba internado en el antiguo monasterio de Saint-Paul-de-Mausole, en Saint Rémy de Provence, devenido por entonces en manicomio. Ese cuadro que está hoy en el Museo de Arte Moderno de New York, y en su momento el propio autor consideró que no era relevante. 


La obra de este caricaturista destaca no solo por la calidad de sus dibujos, sino porque ha logrado capturar los mismos colores que Van Gogh utilizó en sus obras, y dándoles un impulso más renovado y vívido.



Sus obras, como las de muchos artistas modernos, se difunden en los medios masivos de comunicación, pero también a través de plataformas de redes sociales como Pinterest o Instagram.


Aunque Moghaddam ha dibujado varias veces a Van Gogh en su habitación del monasterio, siempre ha pensado que dificilmente el mismo estuviera deprimido, y rescata un sentimiento de alegría que el pintor le ha inspirado en toda su vida.


El sentido del humor no se escapa en la obra de Alireza.


31 de octubre de 2019

Lecciones de pintura

Tiziano

Francois Boucher

Brueghel

Caravaggio

Degas

El Bosco

El Greco

 

 Miguel Angel


 Picasso


Rembrandt


 Rubens

Van Eyck


 Créditos: tontenart

21 de agosto de 2019

El grito


Esta obra de Munch fue terminada en 1893 por Edvard Muncht, considerado el padre del expresionismo, y la versión más famosa se encuentra en la galeria nacional de Noruega. El origen de esta obra, El grito o la desesperación, como también es conocida, podria encontrarse en la atormentada vida del artista, un hombre educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a su madre y a una hermana de tuberculosis. En la década de 1890, a Laura, su hermana favorita, le diagnosticaron un trastorno bipolar y fue internada en un psiquiátrico.

Sin embargo el cuadro fue expuesto por primera vez en 1893, formando parte de un conjunto de seis piezas titulado Amor. La idea de Munch era la de representar las distintas fases de un idilio, desde el enamoramiento inicial a una ruptura dramática. El grito representaba la última etapa, envuelta en angustia. 

Considerado un pintor maldito durante el nazismo permitió que su obra no tuviera relevancia y de ese modo permaneció a salvo. Versiones de ella fueron robadas y recuperadas en 1994 y 2004.

En la pintura, bajo un fondo colorido se observa la imagen de una persona tapando sus oidos mientras grita sobre un puente, al fondo dos personas se acercan indiferentes a la imagen principal. 

Luego de la segunda guerra esta pintura se transformó en icónica, siendo usada para expresar la angustia y la ansiedad. 

Aparentemente, la inspiración para este cuadro provino de una tarde en que Edvard Munch paseaba junto con dos amigos por un mirador de la colina Ekeberg, desde donde se podía apreciar el paisaje de Oslo. Escribe Munch en su diario en 1891:

El cuadro La desesperación (1892), previo a El grito, retrata precisamente ese momento. En él, aparece en primer plano un hombre con sombrero de copa de medio lado, en actitud contemplativa, en un escenario similar.


Sin embargo, Munch siguió experimentando, y pintó un nuevo cuadro, con el mismo título, en el que representa a un hombre que muestra el rostro en una actitud más desesperada, en medio de una escena más sombría.

No satisfecho con los cuadros anteriores, Munch siguió pintando, en busca de la que sería su obra maestra. Probó entonces con una figura andrógina, que está de frente y se lleva las manos a la cabeza con una expresión de profunda angustia, que parece emitir (¿u oír?) un grito.

En los años sucesivos, Munch probaría nuevas variantes de este cuadro, y llega a pintar cuatro diferentes versiones. La pintura original sería expuesta en 1893 como parte de un conjunto de seis pinturas titulado Amor, que representaba las distintas fases de un idilio. El grito había sido concebido con la idea de colocarlo en la última etapa, la de la angustia y la desesperación.

Una de las versiones de El grito fue subastada en mayo de 2012 en la ciudad de Nueva York. El ganador de la subasta pagó un precio de 119,9 millones de dólares, lo que supone una de las cifras más altas pagadas por una obra artística a lo largo de la historia.

7 de enero de 2019

La clinica Gross

The Gross Clinic. Thomas Eakins. Oleo sobre lienzo. 1875. 240x200 cm. Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos. 

Constituye la obra más renombrada de Thomas Eakins, y  es considerada como gemela de otra, también muy realista, a la que Eakins llamó "La clínica Agnews".

En ella el Doctor Samuel Gross aparece con un bisturí en la mano, completamente ensangrentada, con sus estudiantes alrededor. La cirugía estaba dejando de ser una especialidad de sólo amputar, para poder curar. Por la época la medicina era para algunos un espectáculo, por lo cual la gente en las gradas pareciera estar en un anfiteatro, o bien se trataría de otros estudiantes observando y tomando apuntes. Es un buen ejemplo de la cirugía que se practicaba en el siglo XIX totalmente carente de asepsia, a pesar que unos años antes, un cirujano inglés llamado Joseph Lister, había demostrado que las infecciones tras las intervenciones quirúrgicas , podían reducirse con medidas higiénicas adecuadas. Lister a su vez, las había aprendido del escrito de un obstetra húngaro llamado Semmelweiss. En este caso, tanto el cirujano como los ayudantes visten levitas y no llevan guantes. Resulta curioso que los guantes se implantaron 15 años mas tarde, pero no por higiene sino por amor de un médico hacia una enfermera, que no quería estropeara sus manos con los líquidos antisépticos.

Entre el grupo se incluye un autorretrato de Eakins, a quien se ve en el lado derecho de la pintura, junto a la barandilla del túnel, con una manga con puños blancos dibujando o escribiendo. Visto por encima del hombro derecho del Dr. Gross está el empleado de la clínica, el Dr. Franklin West, tomando notas sobre la operación.

Sin duda una de las obras más típicas del siglo XIX en Estados Unidos.

21 de septiembre de 2015

Pintura estadounidense del Siglo XX

Mark Keller, Sally Storch y Edward Hooper son tres de los pintores más importantes de la cultura estadounidense del siglo XX. En particular del período que le siguió a la Segunda Guerra Mundial. Como puede verse todos ellos se centraron en pinturas costumbristas de entornos urbanos o suburbanos, en donde pese a que en la mayoría de las pinturas hay al menos dos, se puede percibir una sensación de silencio entre ellos y la soledad de los protagonistas.

 Mark Keller, 1955


Sally Storch, 1952.

Edward Hooper, 1956.


Edward Hooper. 



3 de julio de 2015

El fauvismo

Hacia finales del siglo XIX, el arte comenzaba una importante transformación, fruto de muchos procesos que convergieron. Por ejemplo, la influencia del romanticismo había animado a las generaciones siguientes a buscar un lenguaje personal y original. Por otro lado, la aparición de las tecnologías de la imagen, como la cámara fotográfica, incidieron en el modo en que era concebida la función del arte occidental.
Así, para el último tercio del siglo XIX, ya se veían propuestas arriesgadas como el impresionismo (Renoir, Monet), el postimpresionismo (Van Gogh, Gauguin), el simbolismo, el arte naif y otras corrientes. El fauvismo, de hecho, fue contemporáneo con el expresionismo alemán y, al igual que este, defendía la libertad expresiva.
El fauvismo logró abrirse espacio en el Salón de Otoño de París en 1905, que dedicó la sala número ocho a los artistas Henry Matisse, Maurice Vlaminck y André Derain. Pero las características de sus obras escandalizaron a la audiencia y, especialmente, a algunos críticos más conservadores. Los cuadros mostraban colores estridentes e incoherentes con la “realidad”.
Aquello fue un espectáculo impactante y desafiante, de modo que el crítico Louis Vauxcelles se expresó de este modo: “Donatello chez les fauves”, que en francés quiere decir: “¡Vaya! Donatello entre fieras”. Así, lo que comenzó como una descalificación, fue asumido por los artistas como el nombre del nuevo estilo: “fauvismo”, el movimiento de “las fieras”.
No se puede decir que el fauvismo haya sido un movimiento con un manifiesto programático, como sí lo fue el futurismo, por ejemplo. Sin embargo, sus artistas compartían el interés por la exaltación del color y la intención de ruptura. En consecuencia, para el año 1908 el fauvismo se diluyó. Sin embargo, su influencia fue fundamental para la primera generación de vanguardistas.
Las características del movimiento eran la exaltación del color, el instinto y la impulsividad, el desinterés por la perspectiva y el modelado, trazos espontáneos y sueltos y la vuelta al trabajo al estudio, a diferencia de pintores anteriores que habían salido al exterior a pintar. 
Los temas del fauvismo podían abarcar el espectro de los retratos, los paisajes, los objetos cotidianos, la relación idílica del ser humano con la naturaleza y las escenas de interiores.
Mi favorito de esa corriente es Henri Matisse. Este cuadro se llama la raya verde (Amélie Parayre), pintado en 1905 y está en la Galería Nacional de Dinamarca, Copenhague.
Aquí se ve como Matisse exalta al color en sí mismo, usándolo en su estado puro y de manera directa.
Por ende, la obra fauvista hace gala de una coloración atrevida. Usa colores de manera brutal y con relativa arbitrariedad, procurando deliberadamente una sensación de disonancia que rompa la asociación del color con la representación de la realidad tal como ella es concebida.

Más que indagar sobre los sentimientos o pensamientos del artista, el fauvismo exhibe el flujo del instinto creativo. En consecuencia, las líneas y los colores resultan de gestos impulsivos, pretendiendo con ello alcanzar la genuinidad atribuida a los niños o a lo “salvaje”, es decir, a aquello que no ha sido “tocado” por el orden civilizatorio dominante.
Este segundo cuadro es André Derain. Puente sobre el Rio, de 1906. Colección de William S. Paley.
Otro rasgo del arte fauvista fue el desinterés por la profundidad espacial, la perspectiva y el modelado y, con ello, por el claroscuro. Las figuras del plano fauvista suelen ser planas, y algunas veces aparecen delimitadas por gruesos contornos. Se desvanece, pues, la pretensión de construir imágenes que imiten el mundo visible.
Este último cuadro es de Maurice de Vlaminck, se llama El Huerto, es de 1905 y pertenece a una colección privada. 
Es posible que a Henri Mattisse también se lo considere dentro de otros movimientos, ya que hay que recordar que casi ningún artista ha pertenecido a un solo movimiento, aunque dentro del fauvismo es su ícono. 

2 de enero de 2015

Noctámbulos

Nighthawks (1942) (término coloquial para 'Noctámbulos' en inglés estadounidense) es un cuadro del pintor estadounidense Edward Hopper en el cual se ve a cuatro personas en un diner urbano por la noche. No solo es el cuadro más famoso hecho por Hopper, sino también uno de los más reconocibles del arte estadounidense. Actualmente se encuentra en la colección del Instituto de Arte de Chicago. Es un óleo sobre lienzo y sus medidas son de 84,1 × 152,4 cm

"Nighthawk" puede referirse al término "night owl" (búho de la noche), usado para describir a alguien que trasnocha. La escena se inspiró en un diner (ya derribado) en el Greenwich Village, el barrio natal de Hopper en Midtown Manhattan, al norte de Soho. Hopper empezó a pintarlo justo después del ataque en Pearl Harbor, cuando se sentía gran desánimo y preocupación en todo el país, lo cual se refleja en el cuadro. La calle está vacía y dentro del diner los tres clientes permanecen ensimismados, sin hablar ni mirar a nadie. Los dos del fondo forman una pareja, y un tercero está sentado de espaldas al observador. Las narices de la pareja son marcadamente aguileñas, quizá una referencia al título. El único camarero del bar parece estar mirando hacia fuera, sin hacer caso a los clientes; debido al gesto forzado de su rostro no se puede apreciar su edad.

La esquina del bar es curvada; el cristal curvado conecta las grandes superficies de cristal a cada lado. Se entiende que hace buen tiempo: no se ve ningún abrigo, y el vestido de la mujer es de mangas cortas. Al otro lado de la calle se ven ventanas abiertas en el primer piso. La luz del restaurante ilumina la calle y también uno de los escaparates.

Esta visión de la vida urbana moderna como vacía o sola es un tema común en la obra de Hopper. Si uno observa bien, se puede ver que no hay forma de salir de detrás de la barra; esta forma un triángulo que atrapa al camarero. También se puede notar que no hay ninguna puerta que da hacia fuera, lo cual continúa la idea de estar atrapado o confinado. Hopper negó haber intentado comunicar eso con el cuadro, pero admitió que «inconscientemente, probablemente, estaba pintando la soledad de una gran ciudad». Las luces fluorescentes acababan de inventarse cuando se pintó el cuadro, y puede que estas contribuyan a que el diner tenga una luz tan extraña en ese ambiente tan oscuro. Por último, se ve un cartel de puros Phillies por encima del diner. 


En Springfield también se encuentra un bar con iguales características en la que Homero Simpson y Abraham Simpson han sido retratados, al igual que el oficial Górgory y su esposa.  También se ha visto a Lou y Edie en el mismo bar. 





En 2021:


1 de marzo de 2014

Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa

 

Este óleo sobre tabla, de estilo gótico, fue pintado por el artista Jan van Eyck, en 1436. Fue robada por los franceses en 1813 del Palacio Real de Madrid, y  recién en 1842 comenzó a ser exhibida en la National Gallery de Londres, dónde se puede apreciar desde entonces.

Es uno de los primeros retratos paganos de esa época, ya que la mayoria de los artistas se dedicaba a pintar motivos religiosos. La pareja del cuadro se estableció en la ciudad de Brujas en 1420, pero en la actualidad la mayoría de los críticos de arte no creen que se trate de ellos.

Hay en la obra una minuciosidad y deleite al pintar cada objeto, un gran realismo y sobre todo un gran manejo de la luz,  efecto este que atraeria a otros pintores como Velazquez para pintar sus meninas.

 A pesar de ser una de las pinturas más famosas y estudiadas de la historia del arte occidental, el “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” es todavía una obra llena de misterios que descifrar, una obra maestra suprema que ha provocado múltiples debates entre estudiosos y críticos.

Para empezar, no está claro de que se trate de un retrato de Giovanni Arnolfini o de su hermano Michele y su esposa Elisabeth. Parece ser que el matrimonio de esta pareja no se concretó hasta trece años después de terminada la obra, unos seis años después que el mismo Van Eyck habia muerto. Con lo que de ser cierto poco importa que el matrimonio no tuvo hijos. El estado de aparente embarazo de la dama también ha provocado debate, ya que muchos expertos creen que tal embarazo no existe, y que su figura no es más que un reflejo de los cánones de belleza de la época. El espejo curvo del fondo –magistral dominio de la perspectiva por parte de van Eyck- deja entrever que, además de los retratados, hay dos personas más en la habitación, de las cuales una se supone que es el pintor. Incluso la inscripción – firma de la pared del fondo, “Johannes de Eyck fuit hic. 1434. (Jan van Eyck estuvo aquí. 1434.)” hizo pensar a algunos expertos que la figura masculina es un autorretrato del pintor, opción descartada por casi todos los estudiosos contemporáneos.

La pintura está llena de elementos alegóricos. Algunos expertos han sugerido que el espejo (que muestra escenas de la Pasión de Cristo) representa el omnipresente ojo de Dios presenciando la boda. El perro puede ser un regalo de nupcias o un símbolo de lealtad. Las frutas que se encuentran debajo de la ventana también han sido objeto de debate, para algunos símbolos de fertilidad, una sola vela vela que en la costumbre flamenca señalaba la llama del amor el primer día de una boda. Probablemente una boda oculta, ya que no está pintada en una iglesia. En definitiva, una de las más importantes obras de arte de todo el Renacimiento.

La obra destaca por su gran realismo y el detallismo con que ha sido pintado, los protagonistas de la obra se encuentran solemnes y a la vez descalzos. Para algunos es prueba que ya entonces los holandeses usaban sandalias con calcetines, para otros insinuando que pisaban suelo sagrado, lo cierto que por entonces se creía que el andar descalzos aseguraba fertilidad. La imagen de Santa Margarita de Antioquia con su dragón (patrona de embarazadas) seria otro símbolo más de fertilidad, para otros seria Santa Marte, pero el significado es el mismo. Obviamente que no fue hasta este siglo que muchos notaran la semejanza del esposo con la de Vladimir Putin. 

No quedan dudas que para apreciar esta obra en toda su dimensión debe ser ampliada

Muchos de los objetos que se muestran en el cuadro provienen de muchos lugares, lo que demostraría el poder económico de los retratados y su carácter cosmopolita. El espejo convexo se llamaba "brujas" y era muy popular en la época ya que servia para espantar la mala fortuna. Rodeando al espejo 10 de las estaciones del Via Crucis.

Van Eyck pertenece a la escuela de los primitivos flamencos al igual que otros de esa escuela como El Bosco. 

Se han realizado también otras versiones basadas en esta obra, algunas de ellas graciosas, como esta de Botero en 1978.


1 de abril de 2009

Leccion clinica en la Salpetriere


Lección clínica en la Salpêtrière. 1887.  Óleo sobre lienzo 425x300 cm de Pierre Andre Brouillet. Musée d´Histoire de la Médecine. Universidad Descartes. París

El Dr. Charcot, uno de los padres de la Neurología moderna, en una sesión clínica con una paciente en presencia de Babinski (el que sujeta a la paciente), Gilles de la Tourette (primero de la fila de abajo por la derecha), Parineaud (fila de abajo, justo detrás del señor del bigote), y otros discípulos, ilustres neurólogos del futuro. Entre sus alumnos destaca un joven Sigmund Freud , quien no está en el cuadro, cuyo encuentro con el maestro constituyó un gran acontecimiento en su vida. Charcot intenta demostrar las diferencias que existían entre los autenticos ataques epilépticos y la histeria, la palabra histeria proviene del griego hystera que quiere decir útero, debido a que desde la antigüedad hasta principios del siglo XX se consideraba como un mal procedente del útero.

Conocemos al Dr. Charcot por ser el primero en describir en 1869 una enfermedad neurológica (la esclerosis lateral amiotrófica) y por inaugurar en 1882 la primera cátedra de neurología del mundo, creada expresamente para él. Fue el precursor de la psicopatología y su prestigio tan grande que médicos de todo el mundo acudían a sus lecciones. Entre sus alumnos destaca un joven Sigmund Freud, cuyo encuentro con Charcot en el invierno de 1884 significó un acontecimiento clave en su vida y que sin duda propició al desarrollo posterior del psicoanálisis para explicar los síntomas de estas pacientes.

En el año 1862 en el hospital La Salpêtrière, había 4500 mujeres ingresadas entre dementes, epilépticas, histéricas y mendigas. El edificio se encontraba en un lamentable estado y decidieron hacer dos grupos, las dividió en dementes y pacientes con convulsiones (epilépticas o histéricas). El Dr. Charcot se hizo cargo de este último grupo y sus investigaciones quisieron demostrar las diferencias entre la epilepsia y las crisis histéricas, es decir, entre las causadas por una enfermedad neurológica y las que no. Estudió los diferentes cuadros de la histeria (midió temperaturas, movimientos musculares, sensibilidad y reflejos… llegando incluso a comprobar la calidad de la secreción vaginal). 

Mientras tanto, en 1887 en Buenos Aires, bajo la presidencia de Juarez Celman, se inauguraba la nueva sede del Hospital Rivadavia, en su actual ubicación de la calle Las Heras. Francia se consolidaba en la Indochina, mientras comenzaba a construirse la Torre Eiffel; en Estados Unidos morían asesinados los que se conocerían como los héroes de Chicago, y se creaba el NIH (Instituto Nacional de Salud).

Charcot empleó la hipnosis en sus lecciones de los martes pero llegó a abusar tanto de ellas que acabaron convirtiéndose en un espectáculo para algunos de sus colegas.

En cuanto a la obra que hacemos referencia, pertenece a Aristide Pierre André Brouillet (1857-1914), pintor francés muy aclamado en su época y especializado en escenas de género, retratos y paisajes. Este es su cuadro más famoso y pone de manifiesto cómo el trabajo en equipo y la formación continua de los médicos son un pilar fundamental para el avance de la medicina, aunque observando el cuadro con detenimiento podemos advertir la cara de incredulidad de algunos de ellos.


 

1 de marzo de 2007

Asclepio

Asclepio en la mitologia griega, o Esculapio para los romanos, era considerado el dios de la medicina y la sanación. Notoriamente un rey mortal. Tantas habilidades tenia Asclepio que incluso devolvía vida a los muertos, por lo que Zeus, por consejo de Hades,  temeroso de un más allá despoblado, lo mató con un rayo. 

Hijo de Apolo y de la mortal Coronis. Coronis fue asesinada por Artemisa antes de nacer Asclepio, por haber cometido una infidelidad. Su propio padre, hermano mellizo de Artemisa, lo rescató del vientre de su madre y se le encomienda a los cuidados del centauro Quirón, versado en medicina y en el conocimiento de las plantas medicinales. Casado con Epíone quien también calmaba el dolor,  tuvo como hijas a Higea (símbolo de la prevención) y Panacea (símbolo del tratamiento) y tres hijos varones: Telesforo (símbolo de la convalecencia), Macaón y Podalirio (dioses protectores de los cirujanos y los médicos). 

Asclepio era adorado en Epidaurus (Epidauro), en el Peloponeso. La isla de Cos tenía un Asclepium o santuario muy importante del dios que los peregrinos visitaban para encontrar la cura de sus enfermedades. En su medicina, la serpiente a él dedicada jugaba un papel muy importante. Esta representación de la serpiente enroscada en los aperos médicos sigue vigente hoy día como símbolo internacional. El poder de sanar atribuido a las serpientes pudiera estar relacionado con su habilidad para rejuvenecer al cambiar su piel cada año.

Dos de sus hijos lucharon en la Guerra de Troya atendiendo a sus compañeros heridos. Resulta curioso que Asclepio no fuese inmortal, pese a ser un dios y un curandero con capacidad para resucitar a otros.

Tras su muerte, Apolo le ubicó en el firmamento como la constelación de Ophiucus (Ofiuco), el que lleva una serpiente y cruza Sagitario y Escorpio.

El templo de Esculapio, levantado en su honor en siglo IV aC, llega a su apogeo en el siglo II dC, cuando Galeno ejerció alli su profesión.

De origen remoto, aunque se desconoce de cuando, circulan unos consejos que, Asclepio o Esculapio, le dió a sus hijos, y que serian inspiración para quienes quieran estudiar medicina. Aunque para mi gusto, un tanto tristes, y que no reflejan las satisfacciones de esta carrera.

¿Quieres ser médico hijo mío?

Aspiración es ésta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.

¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto?

¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida?

Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás hora que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás.

Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia; pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.

Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas a la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado; prolongarás vidas nefastas, y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que serás testigo.

Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación; ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barbas, otros si vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos.

Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que soportar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar. Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades.

Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.

Aunque la medicina es una ciencia oscura, a quien los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo, no te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito. Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.

No cuentes con agradecimiento; cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.

Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. Cuanto más codiciosos ellos, más desinteresado ha de ser él, y los mismos que se burlan de los dioses le confieren el sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. La ciudad confía en él para que remedie los daños que ella causa. No cuentes con que ese oficio tan penoso te haga rico; te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que tiene un aceitero o el que vende lana. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Cuántas veces, un día hermoso, lleno de sol y perfumado, o bien al salir del teatro, de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, pondrá ante tus ojos un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: "Gracias a que he tenido la preocupación de no tirarlo". Recuerda, entonces, que habrá de parecer que te interese mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por las mañanas desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres!

Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.

Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!!!

 Venus en la consulta de Esculapio. Sir Edward Poynter. Oleo sobre lienzo. 1880. 



  John William Waterhouse (1849-1917). Consulta de un niño enfermo al templo de Esculapio. Óleo sobre lienzo, 208 x 170 cm.

Referencias

Medicina y Arte.

1 de enero de 2007

La doncella enamorada


La doncella enferma de amor. 1660. Jan Havicksz Steen. Oleo sobre lienzo 86,4 x 91,1 cm en el Museo Metropolitano, Estados Unidos.

Jan Havicksz Steen (1626-1679). “La enferma de amor” (c.1660). Óleo sobre lienzo. 61 x 52 cm. 

"Los cuadros de Jan Steen recogen en imágenes la sintomatología polimorfa, variada, pero siempre constante de esta enfermedad, el mal de amor. Languidez, tristeza, ganas frecuentes de llorar, palidez del semblante y de los labios, dolores de cabeza, desgana de hacer nada excepto pasarse el tiempo tendida en un diván, un lecho o una butaca con almohadas en posiciones que variaban desde recostar la cabeza a cambiar de postura continuamente.” Pero en ellos hay también mucho de ironía, de ese peculiar sentido del humor del pintor -que puede llegar a ser irreverente- de esa forma jocosa -tan suya- de entender la vida.

La obra de Jan Steen está impregnada de un humor malicioso y alegre, con asomos de crítica hacia la sociedad de su época, aunque es una crítica bromista. Sus cuadros están protagonizados por los vicios y debilidades de sus compatriotas, como en el cuadro Los Retóricos, o como en esta Mujer Enferma, que parece estar padeciendo mal de amores, o puede que esté embarazada. A esta conclusión se llega a través de las diversas pistas que el pintor ha esparcido por el cuadro. En primer lugar, se encuentra en su alcoba, cerca de su cama. El médico le toma el pulso, sin embargo ha hecho encender un brasero. La razón es que su diagnóstico no lo realizará sobre su pulso sino sobre el humo del brasero, que era el medio por el que un médico flamenco del XVII "leía" un posible embarazo de su paciente. Además, una estatuilla de Cupido corona la puerta de la alcoba, donde sus perros se aparean, mientras otra persona le habla al médico."

👆 Todas estas ideas se le ocurrieron a unos críticos de arte que hasta seguramente gana dinero por decirlas y escribirlas, y son las mismas que nos cuentan en los museos cuando un guía nos conduce. Sigamos.

Jan Steen asistió a la Universidad de Leiden conocida en su época por producir renombrados médicos, como el doctor Nicolaes Tulp. En los Países Bajos en aquel tiempo el concepto de "hospital" no existía todavía y la mayoría de los médicos recibían a los pacientes en sus casas y solo iban a la de sus pacientes raramente. En casos de emergencia, atenderían a los pacientes a su cargo, pero en general, las personas que necesitaran una visita en casa, y aquellos que no podían permitirse un médico personal recibían los servicios del barbero-cirujano o de curanderos ambulantes. Las mujeres embarazadas, parturientas y madres recientes eran asistidas por parteras, no doctores. Los estudios de archivos han mostrado que este género concreto de pintura fue bastante popular entre coleccionistas de arte del siglo XVII y se considera que muchos de esos compradores eran doctores educados en Leiden, que disfrutaban de esta broma concreta.