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21 de marzo de 2019

¿Porqué Van Gogh se cortó una oreja?

En el invierno de 1888, en Arlés, en el sur de Francia, un hombre golpeó la puerta de un burdel y le entregó a una chica de allí, envuelto en unas toallas ensangrentadas, un macabro contenido: un pedazo ensangrentado de su propia oreja. El hombre no era otro que un extranjero, por entonces desconocido, de orígen neerlandés.

La historia parece confusa, pero en las actas policiales de ese día se registró que había sido encontrado ese día en su cama, a las 7 de la mañana, en vísperas de Navidad. Acurrucado y con la cabeza envuelta en unos trapos empapados de sangre.

El extranjero se llamaba Vincent Van Gogh y había llegado a la región proveniente de Paris, donde había estado con su hermano Theo, a sus 35 años, con muchos síntomas de haber tenido una vida, y sobre todo un alma, profundamente atormentada. 

Había nacido en 1853, en Groot Zundert, en los Países Bajos. En un tiempo en el que Argentina apenas escribía su primer constitución, y en Londres un médico inglés, John Snow, se batía en duelo con el cólera, y todavía Louis Pasteur no había desarrollado sus teoría germinal de las enfermedades infecciosas. Provenía de una familia cuyo padre era un pastor protestante holandés, y todas las personas que lo habían rodeado hasta entonces creían que su mente estaba enferma. Nunca pudo desarrollar ninguna carrera profesional de la época, como marchant, pastor o maestro, por su inestabilidad mental.

Su mente le torturaba y le impedía llevar con éxito las tareas cotidianas, a excepción de su arte, donde no solo era prolífico sino que además le ayudaba a calmar sus emociones sin control. 

Su predilección por la gente pobre y marginada de la época no radicaba en ninguna ideología en particular, sino en que estas eran las únicas personas que, en general, toleraban su personalidad excéntrica y apasionada.

Su mismo carácter lo aislo, y su soledad llegó a ser tan extrema en algunos momentos, que la única persona que siempre se mantuvo a su lado y lo apoyó emocionalmente y económicamente, fue Theo, su hermano menor. 

Al llegar a Arlés a inicio de ese mismo año, Van Gogh era un pintor fracasado y totalmente dependiente de su hermano. 

La vida en Provenza, en el sur de Francia, le cambiaría en extremo ese ánimo. Comenzó a salir más al aire libre y encontró en la naturaleza nuevos focos de inspiración. ¡¡Y claro que los encontró !! Su obra mientras estuvo allí refleja claramente ese ánimo. 

En Provenza abandonó la oscuridad de sus colores y cambió a los colores puros, azul, verde, amarillo, y los transmutó en vívidos y centelleantes paísajes del sur de Francia. Solo se guíaba por sus sentimientos sin seguir ninguna escuela de pintura, de hecho se estaba transformando, sin saberlo, en unos de los íconos de una nueva escuela: el postimpresionismo. “No sigo ningún sistema reconocido», dijo. «Lo golpeo con pinceladas irregulares, que dejo como están".

Y al mismo tiempo sabía que nadie entendería ese cambio de rumbo en su pintura. "Estoy tentado a pensar que los resultados son tan perturbadores y molestos como para no complacer a las personas con ideas preconcebidas sobre la técnica".

Así le escribió a su hermano Theo, donde le contó que había encontrado el futuro del arte moderno y que soñaba con un movimiento de jóvenes artistas que se unieran a él en esa misión. Y justamente con esta idea Van Gogh invitó a un conocido pintor y amigo de él, Paul Gauguin, a sumarse a su empresa.

En las semanas previas al suceso, los dos artistas convivian en una casa en Arlés. Si bien la historia habla del carácter de Van Gogh, el de Gauguin también era complicado, soberbio y engreído, según parece. Van Gogh, para convencerlo, le había preparado una sencilla habitación, que adornó con otro modesto cuadro que había pintado, y que luego sería conocido como "Los girasoles", para complacer a tan ilustre visitante.  Recordemos que también ese año Van Gogh le había dedicado uno de sus famosos autorretratos a Gauguin.

Pero el verdadero Gauguin en realidad era indiferente a las ideas de Van Gogh. Sólo había ido hasta allí porque Theo le había pagado por ello, y a los pocos días escribió unas cartas a sus amistades en las que decía: "Tengo que salir de aquí. No puedo soportarlo más".

El sueño de la hermandad de Van Gogh se vio condenado por las diferentes personalidades, y la distinta concepción del arte. Gauguin, gustoso de pintar desde sus ideas imaginadas, encontraba infantil y simplón la costumbre de Van Gogh de pintar los objetos cotidianos que tenía enfrente.. Lo veremos en su retrato burlón de Van Gogh pintando los girasoles. La respuesta de Van Gogh fue: "ese soy yo, pero yo loco".

Tras enseñarle su retrato fueron al bar y Van Gogh pidió una copa de absenta, una bebida hoy prohibida en muchos países, que arrojó sobre Gauguin, quien la esquivó y dio por finalizada la velada acostando al borracho Van Gogh. Con resaca y con culpa, Vincent despertó y aparentemente se disculpó.

Pero aquí comienzan las teorías sobre el famoso corte de su oreja. Una de las teorías más aceptadas es que el pintor holandés, tras levantarse profundamente con resaca y pesar por la ofensa que le había realizado a su compañero, se realizó a sí mismo el corte como forma de expiar su culpa.

Otras personas cercanas a la localidad de Arlés han señalado que el gran impacto de las corridas de toros a las que tuvo ocasión de asistir Vincent durante su estancia en el sur de Francia, y es sabido por todos la costumbre triunfal de cortar las orejas del toro, pudiera haber influido en tomar esta conducta.

Otras historias hablan de que ambos pintores discutieron y que Van Gogh amenazó a Gauguin con una navaja de afeitar, la misma que más tarde usaría para cortar su oreja. Y claro que no puede faltar la otra historia, donde es Gauguin mismo quien le corta la oreja.

Mientras que otras teorías han señalado la importancia de un lienzo suyo realizado en la misma fecha que el incidente de la oreja. En él aparece una carta dibujada, que se ha especulado que pudiera ser el anuncio del compromiso de su hermano Theo con Johanna Bonger.

Theo, para él, era su mejor amigo. Era además su apoyo emocional y financiero. Si la noticia le hizo temer que iba a perderlo, eso habría contribuido a su crisis mental.

Van Gogh recibió la noticia del compromiso de su hermano el 23 de diciembre, el mismo día que Gauguin le dijo que se iba. ¿Demasiadas emociones fuertes para un Vincent frágil y atormentado?

Por último, Paul Gauguin registró la conversación errática que Vincent Van Gogh había mantenido con él: " Mencionó novelas góticas, con un héroe acechado por la locura. Reflexionó sobre los asesinatos de prostitutas que se reportaban en los periódicos y sobre la traición de Cristo en el Jardín de Getsemaní, cuando San Pedro cortó la oreja de un centurión".

Aquí tenemos otra pista de su posible delirio donde tristemente fantasía y realidad se unieron en su vida. Incluso estaba tan fuera de sí, que cuando Gauguin le confirmó su marcha de la casa amarilla de Arlés donde convivían, arrancó un trozo de papel de periódico en el que estaba escrito:“El asesino se escapó”.

Lo que parece estar claro, por declaraciones de otro pintor postimpresionista Paul Signac, es que Van Gogh se cortó a su mismo parte de la oreja, aunque el insiste en que fue solamente el lóbulo. "Lo vi la última vez en Arles en la primavera de 1889», dice. «Unos días antes, se había cortado el lóbulo de la oreja"

Entonces, ¿quizá se ha exagerado este episodio para darle mayor extravagancia?

Esta historia no necesitaba muchos más ingredientes para convertirse en una historia que seguirá dando que hablar a pesar de las décadas, o incluso de los siglos.

Aún así, investigaciones recientes con informes hallados del médico que trató a Vincent, han sacado a la luz que se cortó la oreja completa, no solamente el lóbulo. Esto nos da una idea del enorme sufrimiento que debió de sufrir el artista, tremendamente torturado por su enfermedad mental.

Con esto, no solamente queremos hacer mención a una anécdota más dentro de la historia del arte, sino una reflexión a un momento de verdadera angustia y desesperación, ante la dura realidad de ver su sueño frustrado y a su amigo partir y dejarle solo.

Solo 18 meses más tarde de esta historia, Vincent se quitaría la vida a la edad de 37 años.

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1 de febrero de 2007

Saturnismo en la pintura y en la musica

La intoxicación con sales de plomo se llama "saturnismo" ya que los historiadores médicos suponen que fueron los romanos los primeros en ser afectados durante las fiestas en honor al dios Saturno, cuando se consumía el vino que almacenaban en recipientes contaminados con plomo y provocaba en la gente comportamientos desordenados y enloquecidos que se han señalado como la causa de la locura recurrente de Calígula y Nerón. En las fases leves produce cólicos, cefaleas y embotamiento. Si la intoxicación persiste da lugar a agresividad, sordera y finalmente la muerte. 

De este modo la conducta excéntrica y errática de muchos artistas se ha atribuido también al saturnismo. Y al menos dos pintores con claras señales de saturnismo.

Los pigmentos con los que se preparaban las pinturas (óxidos o sales de plomo, cadmio, mercurio y otros) entraban al organismo por vía respiratoria, digestiva o la misma piel. Los principales pigmentos eran el albayalde o blanco de plomo (hidroxicarbonato de plomo) utilizado como color base para pintar vestidos y también el litargirio (monóxido de plomo) de color amarillo, el minio (tetróxido de plomo) un pigmento anaranjado, el amarillo de Nápoles (antimoniato de plomo) que brinda un amarillo muy brillante y el azul de Prusia (ferrocianuro férrico) el azul más usado. Actualmente se han sustituidos todos por pigmentos sintéticos menos tóxicos. 

Francisco José de Goya, Vincent van Gohg y Ludwig van Beethoven se intoxicaron con plomo

El pintor aragonés Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828), fue en su época el artista europeo más importante y una de las máximas figuras de la pintura española. Goya pintaba en forma rápida y desordenada hasta con sus propias manos manchándose continuamente con sus blancos de plomo, amarillos de cadmio y rojos de mercurio. Además, tenía la costumbre de sujetar los pinceles entre los dientes, de ingerir sus alimentos sin lavarse previamente las manos y le gustaba pintar por la noche, iluminado por velas, durante largas horas en ambientes pequeños y mal ventilados. En 1789 Carlos IV lo nombró pintor de cámara del Rey y no sólo pintó a la familia real sino también a la aristocracia española. Quedó gravemente enfermo en 1792 con mareos, parálisis parcial, dificultades en la visión y audición, paranoia y alucinaciones, todos los síntomas del envenenamiento por plomo. En los 36 años siguientes sufrió varias recaídas de su misteriosa enfermedad. Su trabajo pasó de dulce y sentimental a extraño y grotesco, de pacíficas escenas campestres a infernales pesadillas. Se dice que su intoxicación con plomo ayudó a su carreta, pero terminó totalmente sordo.  

Gran parte de la conducta de Vincent  van Gogh (1853-1890) se ha atribuido al saturnismo, al punto que se cortó su oreja tras discutir con Paul Gauguin, y luego de una internación se quito la vida. 

Los principales pigmentos con los que se intoxicó parece ser que eran arsénico (verde), cianuro (azul de Prusia), mercurio (bermellón) y plomo (blanco y amarillo). Con el sulfuro de cadmio logró un color amarillo muy especial con el que pintó su cuadro "Los girasoles". Y se cree que también se intoxicó con cadmio. 

Los análisis del cabello y huesos de Ludwig van Beethoven (1770 - 1827) han demostrado que el gran compositor alemán también padeció de saturnismo, probablemente originado por consumir el pescado contaminado del Danubio o por su costumbre de utilizar vajilla de plomo o por beber agua contaminada de un arroyo al que se le atribuía propiedades curativas. Desde los 20 años sufrió de problemas estomacales y su personalidad cambió gradualmente de ser un hombre simpático y agradable a una persona irritable, aislada y taciturna con ataques de depresión y desesperación, lo que concuerda con una intoxicación por plomo. Su carrera como intérprete se frustró bruscamente en 1796 a causa de la sordera que empezó afectarlo y que lo privó totalmente de la audición en 1815. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la soledad y una introspección cada vez mayor, pese a lo cual continuó con su labor creativa e incluso fue la época de sus creaciones más impresionantes.

A la lista de pintores con Saturnismo se agregaron recientemente Joaquín Sorolla, impresionista español, y también Caravaggio.