Sin intentar ser neutral en relación con los movimientos y pensamientos que están en contra de la vacunación he intentado sintetizar algunos de los momentos más relevantes en la historia de los mismos. En momentos en que estos movimientos se han visibilizado como nunca en la historia, seguramente por la presencia en redes sociales, aunque pareciera ser que hubo momentos históricos de mayor aversión frente a las vacunas.
Vemos que históricamente los movimientos antivacunas y los que están en contra de la obligatoriedad de las mismas suelen coincidir temporalmente. La obligatoriedad suele materializar el sentimiento antivacuna en sociedades donde estas no son obligatorias.
Suele decirse que los movimientos antivacunas nacieron junto a la primer vacuna de Jenner en 1796. Ya por esa época la vacuna contra la viruela tuvo que resistir el embate de la iglesia, la propia población y de algunos miembros de la comunidad médica. Vacunarse por entonces era una aventura más arriesgada que lo que es hoy, ya que no siempre se realizaba en las condiciones más higiénicas, por lo que a veces provocaba infecciones secundarias. Los efectos secundarios podían ser desagradables y persistentes y, si estos obligaban a un trabajador a ausentarse del trabajo, podían suponer una pérdida de ingresos.
Si era una aventura vacunarse, también lo era para algunos médicos. La emperatriz Catalina La Grande convocó a un médico inglés, Thomas Dimsdale, para que la inoculara a ella y a su hijo Paul. Se dice que el médico acudió, pero tenia su caballo en caso de que tuviera que irse del palacio sin saludar. Luego de eso Catalina fue una defensora de las vacunas, y trataba a los que se oponian como "verdaderos imbéciles, ignorantes o simplemente malvados". Nada mal, para una época en que no habia twitter.
Para algunos padres de familia, la vacunación contra la viruela provocaba miedos y protestas, ya que había que rasgar la carne del brazo de un niño e introducir la linfa de la ampolla de una persona que había sido vacunada aproximadamente una semana antes. Algunos opositores, incluidos los clérigos locales, creían que la vacuna “no era cristiana” porque provenía de un animal; para otros opositores, el descontento con la vacuna contra la viruela reflejaba su desconfianza general ante la medicina y a las ideas de Jenner sobre la transmisión de la enfermedad. Al sospechar de la eficacia de la vacuna, algunos escépticos alegaban que la viruela era el resultado de material en descomposición en la atmósfera. Por último, mucha gente objetaba la vacunación porque creía que atentaba contra su libertad personal, una tensión que empeoró cuando el gobierno desarrolló políticas para la vacunación obligatoria. En 1853 «La Liga Antivacunación» y en 1867 "La Liga contra la vacunación obligatoria" surgen en Reino Unido, asi como varias publicaciones periódicas en contra de la vacunación.
La forma de obtener vacunas tampoco era un legado de romanticismo. Durante la guerra civil de Estados Unidos se obtenian de soldados, y cuando estos enfermeban de sífilis, se "cultivaban" de niños esclavos, en los estados confederados, según relata Downs en su libro "Malades of empires".
En 1880 surgen los primeros movimientos antivacunas en EEUU que consiguieron la derogación de leyes de vacunación obligatoria en diversos estados del país.
El Dr. Alexander Ross fue un firme opositor en Canadá. Autor de un panfleto que circuló a gran escala en Montreal en 1885, durante un brote de viruela en la ciudad. "No hablemos más de la tiranía rusa", denunció Ross, dando a entender que los rusos –que entonces perseguían a los judíos en pogromos– no tenían nada que envidiar a los funcionarios de sanidad de la ciudad cuando se trataba de pisotear las libertades civiles.
Ross aseguró a sus lectores que la vacunación no prevenía la viruela, pero que sí provocaba otras enfermedades desagradables como la sífilis y la propia viruela, y que mataba a los niños. Es más, afirmaba que no había realmente una epidemia en la ciudad y que, si la había, la mejor manera de protegerse era "el aire puro, la limpieza y la templanza". Como "prueba" ofrecía los testimonios de una serie de personas cuyos nombres se presentaban junto a la palabra "profesor", "Doctor" o "Señor".
En esa época en Montreal la resistencia se vio alimentada por las tensiones preexistentes entre las poblaciones francófona y anglófona de la ciudad. "Los trabajadores francófonos mostraban su desconfianza hacia los médicos ingleses de clase alta que querían clavarles agujas", dice Larsson. No ayudó el hecho de que un lote contaminado de la vacuna provocara algunos casos de erisipela en la piel al principio. Y, de este manera, cuando las autoridades hicieron obligatoria la vacunación, la resistencia estalló en disturbios.
Ross, sin embargo, es el ejemplo de la desinformación y debe distinguirse de otros que han estado indecisos frente a las vacunas, ya que en su caso, el si se vacunó durante la epidemia.
En 1890 un grupo de médicos alemanes publican un manifiesto contra la vacuna de la viruela.
1899. La negativa de los soldados británicos a recibir la vacuna del tifus provoca numerosas bajas entre sus filas.
Finales del siglo XIX, el propio Louis Pasteur tuvo que enfrentarse a las reticencias de sus propios colaboradores de laboratorio ante sus nuevas ideas de vacunación.
Hacia el final del siglo XIX, los brotes de viruela en Estados Unidos condujeron a campañas de vacunación, pero también a actividades relacionadas en contra de las vacunas. En 1879 se fundó la Sociedad Antivacunación de Estados Unidos, después de una visita que hiciera a EE.UU. el británico William Tebb, quien objetaba la vacunación. Le siguieron dos ligas más, la Liga contra la vacunación obligatoria de Nueva Inglaterra (1882) y la Liga Antivacunación de la Ciudad de Nueva York (1885). Los opositores estadounidenses libraron batallas en los tribunales para derogar las leyes de vacunación en varios estados, como California, Illinois y Wisconsin.
En 1902, después de un brote de viruela, la junta de salud de la ciudad de Cambridge, Massachusetts, ordenó que todos los residentes de la ciudad fueran vacunados contra la viruela. Henning Jacobson, residente de la ciudad, se rehusó a vacunarse con base en que la ley violaba su derecho de cuidar su propio cuerpo como mejor pudiera, pero la ciudad presentó cargos penales en contra de Jacobson. Después de perder su batalla contra el tribunal a nivel local, Jacobson apeló ante la Corte Suprema de EE.UU. En 1905 la Corte falló a favor del estado, donde se declaraba que éste podía promulgar leyes obligatorias para proteger al público en caso de una enfermedad transmisible. Fue el primer caso de la Corte Suprema de Estados Unidos concerniente al poder estatal sobre las leyes de salud pública.
En la sentencia del Tribunal Supremo de 1905, conocida como Jacobson contra Massachusetts, que confirmó el derecho de los estados de EEUU a imponer la vacunación, el veterano juez de la guerra civil John Marshall Harlan sostuvo implícitamente la brutalidad de la obligatoriedad al afirmar que la autodefensa colectiva puede implicar a veces un riesgo de daño corporal para el individuo, como cuando se obliga a un ciudadano a "ocupar su puesto en las filas del ejército de su país y arriesgarse a ser abatido a tiros en su defensa".
En aquella época, el término "objetor de conciencia" se refería a alguien que se oponía a las vacunas. No fue hasta la Primera Guerra Mundial cuando pasó a referirse a alguien que se oponía a tomar las armas. Pero la sentencia de 1905 los movilizó, y en 1908 se creó la Liga Antivacunas de Estados Unidos
En el año 1904 en Río de Janeiro se desató la que fue conocida
como la revuelta de la vacuna. El gobierno había impulsado la vacunación
obligatoria contra la viruela en el marco de una serie de medidas de
higiene urbana que dinamizaban un sentido excluyente de la modernización
de la entonces capital de Brasil. Y con este descontento un grupo opositor intentó un golpe de estado que aprovechaba el
desánimo de amplias capas populares, las cuales tenían preocupaciones tan
urgentes y tan graves como la viruela y resultarían tan marginalizadas
por la reforma (que dio lugar a las favelas) como por la enfermedad (que
siguió produciendo muertes por varios años más).
En 1929, en Lübeck (Alemania), un
lote contaminado de la vacuna BCG contra la tuberculosis provocó la
muerte de 72 bebés y el resurgimiento del movimiento antivacunas en ese pais.
1974. La publicación del artículo «Neurological complications of pertussis inoculation» donde se declaraba que 36 niños habían sufrido problemas neurológicos después de recibir la vacuna DTP (Difteria, tétanos y tosferina) provoca disminución de las tasas de vacunación y tres epidemias importantes de tos ferina y difteria con miles de muertes.
1989. Se crea en España la Liga para libertad de la vacunación.
1998. La revista médica británica The Lancet publica un estudio firmado por el Dr. Andrew Wakefield y 12 coautores donde afirmaban que existía un vínculo entre la vacuna triple vírica (Sarampión, rubéola y parotiditis) y el autismo. El artículo provoca un descenso en las tasas de vacunación mundial.
Andrew Wakefield recomendó investigar más a fondo una posible relación entre las enfermedades de colon, el autismo y la vacuna MMR. Pocos años después, Wakefield alegó que la vacuna no se había probado adecuadamente antes de utilizarla y los medios se apropiaron de estas historias, provocando el miedo del público y la confusión sobre la seguridad de la vacuna. Pero un hecho más grave ocurrió cuando Lancet publicó originalmente el trabajo de Wakefield, aunque declaró en 2004 que no debió haber publicado el estudio. El Consejo Médico General, un regulador independiente de médicos en el Reino Unido, descubrió que Wakefield tenía un “conflicto de intereses fatal”, ya que una junta legal le había pagado para indagar si había pruebas que sostuvieran un litigio convocado por padres de familia que creían que la vacuna había perjudicado a sus hijos. En el año 2010, The Lancet se retractó formalmente del estudio después de que el Consejo Médico General Británico falló en contra de Wakefield en varias áreas. Wakefield fue eliminado del registro de médicos de Gran Bretaña, y ya no puede ejercer su profesión médica en ese país.
2010. The Lancet se retracta al descubrir que los datos del estudio eran incorrectas y las conclusiones falsas. Andrew Wakefield es expulsado del Colegio de Médicos británicos. En enero de 2011, el BMJ publicó una serie de informes del periodista Brian Deer donde se exponían, a grandes rasgos, pruebas de que Wakefield había cometido un fraude científico al falsificar datos, y también que el médico esperaba recibir utilidades financieras de diversas maneras por sus investigaciones. Actualmente Wakefield vive en Texas, ha sido recibido por el presidente Trump, y ha recibido financiamiento de grupos de abogados relacionados con antivacunas.
El timerosal, un compuesto que contiene mercurio y se utiliza en las vacunas como conservante, también ha sido el centro de una controversia sobre la vacunación y el autismo. Aunque no existen pruebas científicas claras donde se especifique que son perjudiciales pequeñas cantidades de timerosal en las vacunas, en julio de 1999 organizaciones líderes en medicina y salud pública de EE.UU., así como algunos fabricantes de vacunas, estuvieron de acuerdo en que el timerosal debería reducirse o eliminarse de las vacunas, como una medida de precaución. En el año 2001, el Comité de Investigación sobre la Seguridad de las Vacunas del Instituto de Medicina emitió un informe en el que concluía que no existían pruebas suficientes para demostrar o refutar las afirmaciones acerca del timerosal en las vacunas infantiles y una reacción para provocar autismo, trastorno de déficit de atención e hipersensibilidad, o retraso en el habla o el lenguaje.Un informe más reciente del Comité “favorece el rechazo de una relación causal entre las vacunas que contienen timerosal y el autismo”. Aun con este hallazgo, algunos investigadores siguen estudiando los posibles vínculos entre el timerosal y el autismo.
A pesar de las pruebas científicas, las inquietudes sobre el timerosal han conducido a una campaña pública para tener “vacunas más ecológicas”, la cual busca eliminar las “toxinas” de las vacunas por temor de que estas sustancias conduzcan al autismo. La famosa Jenny McCarthy, su grupo de defensa Generation Rescue y la organización Talk about Curing Autism (TACA) han encabezado este proyecto.
Aunque hasta la fecha se siguen realizando estudios de investigación para
evaluar la seguridad de la vacuna MMR, ninguno ha podido aún establecer relación causal entre las vacuna y el autismo.
2014.
Donald Trump, quién tres años después seria presidente de Estados Unidos, lanzaba un tuit en el que anunciaba que si
llegaba a ser presidente lucharía porque los niños recibieran las vacunas adecuadas, de las que no causan “Autismo”. Luego acentuaria su posición favorable a estos movimientos.
2016-2017. El actor Robert de Niro, padre de un niño autista, apoya el documental antivacunas “Vaxxed: del encubrimiento a la catástrofe”. También presenta una iniciativa para premiar con 100.000 dólares cualquier avance para eliminar el mercurio de las vacunas.
2020-2021. Un grupo negacionista de la pandemia y el virus Covid-19 se instalan como los mayores promotores del pensamiento antivacunas, el grupo llamado "Médicos por la verdad" toma ideas de un movimiento alemán, que se hizo fuerte en España, y posteriormente en América Latina.
En 2021 se realizan manifestaciones en Paris y Atenas, oponiéndose a la obligatoriedad de vacunarse.
Septiembre de 2021. El presidente de Brasil Jair Bolsonaro es noticia al ir a una asamblea de Naciones Unidas en Nueva York sin vacunarse. Luego en la asamblea expresó su desacuerdo con el pasaporte Covid. Fue fotografiado con sus colaboradores luego de que le fuera impedido entrar a un restaurante por no estar vacunado.
Octubre 2021. Aunque no necesariamente antivacuna, se produjeron en Italia manifestaciones en oposición al llamado "pasaporte Covid" que varios países de la Unión Europea solicitan. En noviembre se suceden manifestaciones en Austria, Alemania, Italia y Países Bajos al imponerse nuevas medidas de restricción por el avance de una nueva ola del SARS-CoV-2 en Europa. En el caso de Austria, hubo un intento de imponer restricciones parciales exclusivamente para no vacunados.
Las dudas para aplicarse la vacuna de Covid-19 eran altas en Estados Unidos y Canadá a mediados del año 2021 pero más vinculadas al temor al control gubernamental que a la efectividad de las mismas. Así se publica en un preprint.
Para la misma época manifestantes contra la obligatoriedad de la vacuna para Covid-19 fueron reprimidos en Francia y Grecia.
Enero de 2022: es detenido en Buenos Aires Eduardo Yhabes, un homeópata líder de los escasos antivacunas que existen en Argentina, por vender certificados de exención falsos.
Febrero de 2022: camioneros en Canadá bloquean las ciudades de Ottawa y Ontario en protesta por la obligación de vacunarse. Lo mismo en Paris.
La viruela y las ligas anti vacunación en Inglaterra
La vacunación generalizada contra la viruela comenzó a principios del año 1800, después de los experimentos que hizo Edward Jenner con la viruela vacuna, donde demostró que podía proteger a un niño contra la viruela si lo infectaba con la linfa de una ampolla de la viruela vacuna. Sin embargo, las ideas de Jenner eran novedosas para su época, y de inmediato surgió la crítica pública, que se basaba en razonamientos variados e incluía objeciones sanitarias, religiosas, científicas y políticas.
Para algunos padres de familia, la vacunación contra la viruela provocaba miedos y protestas, ya que había que rasgar la carne del brazo de un niño e introducir la linfa de la ampolla de una persona que había sido vacunada aproximadamente una semana antes. Algunos opositores, incluidos los clérigos locales, creían que la vacuna “no era cristiana” porque provenía de un animal; para otros opositores, el descontento con la vacuna contra la viruela reflejaba su desconfianza general ante la medicina y a las ideas de Jenner sobre la transmisión de la enfermedad. Al sospechar de la eficacia de la vacuna, algunos escépticos alegaban que la viruela era el resultado de material en descomposición en la atmósfera. Por último, mucha gente objetaba la vacunación porque creía que atentaba contra su libertad personal, una tensión que empeoró cuando el gobierno desarrolló políticas para la vacunación obligatoria.
La Ley de vacunación de 1853 ordenaba la vacunación para bebés hasta de 3 meses de edad, y la Ley de 1867 amplió este requisito a 14 años, agregando penalizaciones por rechazar la vacuna. Las leyes tuvieron como resultado la resistencia de ciudadanos que exigían el derecho a controlar sus cuerpos y los de sus hijos.
La ciudad de Leicester fue un lugar particular de actividad en contra de las vacunas, y sede de muchas agrupaciones en contra de la vacunación. El periódico local describió los detalles de una demostración: “Se formó una escolta, precedida por una pancarta, para escoltar a una joven madre y dos hombres, quienes habían resuelto entregarse a la policía y ser encarcelados antes de tener que vacunar a sus hijos... una gran multitud estaba al tanto de los tres... les dieron tres efusivas ovaciones, que se volvieron más vigorosas cuando cruzaron las puertas de las celdas de la policía”.La demostración contra la vacunación de Leicester, en marzo de 1885, fue una de las más notorias. Ahí, entre 80,000 y 100,000 opositores a las vacunas organizaron minuciosamente una marcha completa que incluía pancartas, el ataúd de un niño y una efigie de Jenner.
Dichas demostraciones, y la oposición general a las vacunas, condujeron a la creación de una comisión designada para estudiar la vacunación. En 1896, la comisión dictaminó que la vacunación protegía contra la viruela, pero sugería eliminar las penalizaciones por no vacunarse. La Ley de vacunación de 1898 eliminó las penalizaciones, e incluyó una cláusula de “opositor consciente”, de tal manera que los padres de familia que no creían en la seguridad o la eficacia de la vacunación podían obtener un certificado de exención.
Controversia sobre la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP)
A mediados de la década de 1970 surgió una controversia sobre la seguridad de la vacuna DTP en Europa, Asia, Australia y América del norte. En Reino Unido surgió la oposición como respuesta a un informe del hospital pediátrico Great Ormond Street en Londres, que declaraba que 36 niños habían sufrido problemas neurológicos luego de recibir la vacuna DPT. Los documentales por televisión y los informes de prensa atrajeron la atención pública sobre la controversia. Un grupo de defensa, La Asociación de Padres de Niños Dañados por Vacunas (Association of Parents of Vaccine Damaged Chiledren, APVDC) lideró la protesta. Más tarde y como respuesta a la disminución de las tasas de vacunación, y a tres epidemias importantes de Tos ferina, la Junta Directiva sobre Vacunación e Inmunización (JCVI), un comité de expertos en Reino Unido confirmó la seguridad de la vacunación. No obstante continuó la confusión del público, en parte debido a las opiniones diversas dentro de la profesión médica; por ejemplo, las encuestas de proveedores médicos en el Reino Unido, a finales de la década de 1970, descubrieron que eran renuentes a recomendar la inmunización a todos los pacientes. Además, Gordon Stewart, un médico muy directo y opositor a la vacuna, publicó una serie de informes sobre casos que vinculaban trastornos neurológicos con la DTP, lo cual generó más debate. Como respuesta, la JCVI lanzó el Estudio Nacional sobre Encefalopatía Infantil (National Childhood Encephalopathy Study, NCES). El estudio identificaba a cada niño de entre 2 y 36 meses hospitalizado en Reino Unido por enfermedades neurológicas, y evaluaba si la inmunización estaba relacionada o no con el aumento de riesgo. Los resultados del NCES indicaron que el riesgo era muy bajo, y estos datos constituyeron una base de apoyo para realizar una campaña nacional a favor de la inmunización. Miembros de la APVDC siguieron argumentando en la corte, buscando reconocimiento y compensaciones, pero todo se rechazó debido a la falta de pruebas que vincularan a las lesiones con la vacuna DTP.
La controversia en Estados Unidos comenzó cuando los medios se enfocaron a los supuestos riesgos de la DTP. Un documental de 1982: DPT: Vaccination Roulette (DTP: La ruleta de la vacunación), describía supuestas reacciones adversas a la inmunización y minimizaba los beneficios. De manera similar, un libro de 1991 titulado: A Shot in the Dark (Un tiro en la oscuridad) definía los riesgos potenciales. Tal como en el Reino Unido, los padres de familia inquietos y molestos crearon grupos de defensa para las víctimas, pero la reacción de las organizaciones médicas, como la Academia de Pediatría y el Centros de Control y la Prevención de Enfermedades, fue más fuerte en Estados Unidos. Aunque la tormenta mediática inició varios juicios contra fabricantes de vacunas, provocó el aumento los precios, y también que algunas compañías dejaran de producir la DTP, afectó menos las tasas de inmunización, lo que no ocurrió en el Reino Unido.
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Horrors of vaccination. Schieferdeckerd. 1870 (libro on line)
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