Si la historia de esta pandemia se sigue repitiendo, todo indica que tras un período de calma, viviremos una realidad muy parecida a la que están atravesando los países de Europa hoy. Pero esta vez con la, ya no tan novedad, que será una subvariante de ómicron la que será responsable. Para esto no hay una fecha cierta, pero ya la subvariante BA.2 se encuentra en Argentina, mientras que en Estados Unidos hace unos días ha pasado a ser la dominante y ya está creciendo el número de casos en al menos 8 estados.
Sin embargo hay países donde la transición entre las subvariantes BA.1 y BA.2 se hizo completamente y sin aumentar la incidencia de casos como en la India, Bangladesh y Suecia.
Los patrones de crecimiento de casos varían por países, a punto tal que en los Países Bajos y en Dinamarca ya están saliendo de esta ola, mientras en otros apenas está comenzando. La incidencia de infecciones en esta ola en algunos países está superando a la ola (también con la variante ómicron) de BA.1.
Por su parte la mortalidad también crece, aunque no alcanza la incidencia que tuvo en Hong Kong, probablemente porque en Europa, al igual que en Latinoamérica, se priorizó la vacunación a mayores de 65 años e inmunocomprometidos.
La mayoría de los expertos acuerdan que una nueva ola se hará presente, y entre los argumentos se cuentan: la llegada del invierno, el levantamiento de las medidas de cuidado, la mayor contagiosidad de esta subvariante y yo agregaría la efectividad de las vacunas.
Con respecto a la llegada del frío, lo único que habrá de variar es que "la vida en interiores" hace más probable el contagio. Esto pone también de relieve que no ha habido ningún cambio en las condiciones de ventilación ni en colegios, ni en centros de salud, ni en lugares de trabajo. Aunque es bueno recordar que la explosión de casos en el verano demostró, una vez más, que este virus no es estacional. En lo que va del año, que no es mucho, cerca de 4 de los 9 millones de infecciones, desde el comienzo de la pandemia, sucedieron con esta variante.
El levantamiento de las medidas de cuidado seguramente habrá de incidir en la mayor rapidez de diseminación, pero no olvidemos que esto no es novedad. Esto no comenzó con la decisión de algunos distritos de eliminar la mascarilla en niños, sino con la decisión de todos, gobierno y sociedad, de salvar el turismo del verano. Y claro está "la fatiga pandémica" existe, y la tenemos todos.
Las dos razones anteriores no pueden "per se" provocar una nueva ola, si no fuera porque simplemente esta nueva subvariante es mucho más contagiosa que la subvariante original.
Y la última razón, de la que nadie habla, es que las vacunas han demostrado una efectividad entre moderada y nula para disminuir las infecciones sintomáticas. Y además la inmunidad humoral se pierde con el tiempo, por lo que aquellos que aún recibiendo una tercera dosis en noviembre y diciembre de 2021, pudieran encontrarse sin "anticuerpos de calidad" para hacer frente a una nueva ola. Vale decir que se han reportado reinfecciones con la variante BA.2 luego de padecer la variante BA.1, han sido escasas, pero el hecho de que sean posibles debe alertar de que la misma inmunidad natural tampoco ha funcionado para la infección por esta subvariante.
La nueva subvariante BA.2 tiene muchas diferencias con la variante original, que ahora llamamos BA.1. Tantas que hace menos de un mes varios investigadores proponían que fuera considerada una variante en sí misma. Ya está confirmado que es más contagiosa que la variante original (si es que eso era posible que sucediera), a la que supera en 1.4 veces. Probablemente porque también se ha demostrado que la carga viral en la vía aérea superior, es el doble que la carga viral de la variante ómicron BA.1.
La protección inicial, para la infección sintomática tras la vacunación, es baja.
En el Reino Unido han comparado la efectividad de las vacunas frente a las subvariantes BA.1 y BA.2, y no se observan diferencias entre ambas.
El hecho de que el 45% de las infecciones hayan ocurrido en el verano austral (casi 4 millones de personas) debiera haber generado también una cierta ayuda en cuanto a reforzar la inmunidad de la población en general. Eso sumado a que un 82% de la población tiene 2 dosis, y el 41% tres dosis pueden ser indicadores de que la inmunidad híbrida (inmunización natural más inmunización por vacunas) debiera funcionar. Pero esto parece ser sea más cierto para los casos graves que para las infecciones sintomáticas, tal como se ve en la curva de incidencia de casos en distintos países.
Chemaitelly y su grupo suelen informar sobre la efectividad de vacunas en Quatar. Pero en marzo de 2022, publicaron un estudio comparando la inmunidad natural vs la inmunidad por vacunas. Este grupo informó una efectividad para disminuir la infección por parte de la inmunidad natural de un 54% frente a las vacunas de Pfizer y Moderna. En el gráfico se pueden ver gráficamente ambas comparaciones. En ambos casos se observa una disminución de la efectividad con el tiempo pero es mucho más marcada para el caso de las vacunas.
La incidencia acumulada informada fue de 449 casos por 100,000 personas, para los que recibieron la vacuna de Pfizer, mientras que para los previamente infectados fue de 210 casos por 100,000 personas. O sea un 54% menos entre los infectados sin vacunar.
Este trabajo se realizó hasta el 6 de marzo, un período donde la variante ómicron ya estaba presente en Quatar. Hay varios estudios sobre inmunidad natural que muestran algo parecido, pero enmarcados con el preconcepto de favorecer a uno u otro tipo de inmunización, por eso este estudio se destaca. La inmunidad natural parece estar presente hasta 8 meses después de la infección, pero también se va perdiendo.
Eric Topol, en Estados Unidos, ha realizado un gráfico con las principales características para ambas subvariantes de ómicron.En definitiva, si Europa sigue prediciendo lo que sucederá en América Latina, es esperable una nueva ola con esta subvariante, que ya se encuentra en Argentina. Pero nadie puede predecir el tiempo. Con mayores cuidados que hoy a la variante de ómicron BA.1 no le llevó más de 2 a 3 semanas en hacerse dominante y comenzar la tercer ola durante el verano.
La sensación de riesgo que predominaba en los dos años anteriores se está diluyendo. Por un lado es bueno que haya una sensación de alivio para todos, pero también se pierde la iniciativa para que un grupo importante de población se aplique su tercera dosis. Esto también puede dificultar que se implementen algunas medidas de cuidado (distancia o mascarillas) en gran parte de la población que ya no lo está usando.
La tranquilidad de la gente, y también de los gobiernos (Argentina eliminó hoy la norma de distanciamiento social), reside en la cobertura vacunal. Pero por más alta que esta cobertura sea, parece que no ha quedado claro para nadie que la efectividad para disminuir las infecciones está comprometida, y el uso de la mascarilla (efectiva para todas las variantes) es cada vez más impopular. Aun en interiores, si no me cree vea una sesión de diputados. Esto significa que, al igual que en el verano, sigue siendo muy mala idea contagiarse y además que haya otra ola con esta subvariante. Por algunas de las mismas razones que en la ola anterior:
1. Porqué todavía hay gente no vacunada, con esquema incompleto (que es lo mismo), o con mayores probabilidades de enfermar gravemente, como los mayores de 65 años, inmunodeprimidos o con comorbilidades, mucha de esta gente aun puede enfermar gravemente,
2. Porqué por más leve que pudiera llegar a ser la enfermedad se incrementa el riesgo del Covid persistente, que también puede suceder en estas personas;
3. Y además la experiencia de la última ola con BA.1 ha mostrado que puede provocar situaciones socialmente disruptivas, en el verano podía suspender las vacaciones, pero en esta época significaría además del problema de enfermar, nuevamente un colapso de la atención primaria, pero también del sistema escolar o de algunas actividades esenciales y luego un incremento en las unidades de cuidados intensivos.
También con cada ola que se sucede, las probabilidades de que otra subvariante, o aún una nueva variante aparezca se eleva todavía más. No existe un destino predestinado hacia la benignidad de los virus al evolucionar. La evolución sucede al azar, y debemos pensar que si la variante ómicron es relativamente más "benigna" ha sido solo un hecho al azar.
Se debe tener en cuenta que los cambios de protocolos durante los últimos meses tuvieron como objetivo que la gente se reintegre antes al trabajo, no que se contagie menos. Con lo que una nueva ola nos encontraría además sin estas precauciones, sumado a que el sistema de rastreo prácticamente se ha desarmado en estos dos últimos meses.
Muy parecido a como era antes de la pandemia, pero con pandemia.
Referencias
1. Preprint de Reino Unido, entre Noviembre y marzo, efectividad frente a hospitalización (PDF)
Tal cual!
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