1 de mayo de 2022

Prevención del suicidio

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10 mitos y prejuicios a erradicar con el suicidio

La persona que se quiere matar no lo dice.

De cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.

La persona que lo dice no lo hace

Toda persona que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.

Las personas que intentan el suicidio no desean morir, sólo hacen el alarde.

Aunque no todas las personas que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarles de estar alardeando, pues son personas a las cuales les han fracasado sus mecanismos útiles de adaptación y no encuentran alternativas, excepto el atentar contra su vida.

Si de verdad se hubiera querido matar, se hubiera tirado delante de un tren. 

Toda persona con riesgo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza, y proporcionarle otro de mayor letalidad es calificado como un delito de auxilio al suicida (se le ayuda a que lo cometa), penalizado en el Código Penal vigente.

La persona que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer.

Casi la mitad de las personas que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado.

La persona que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida.

Entre el 1% y el 2% de las personas que intentan el suicidio lo logran durante el primer año después del intento y entre el 10% al 20% lo consumarán en el resto de sus vidas. Una crisis suicida dura horas, días, raramente semanas, por lo que es importante reconocerla para su prevención.

Toda persona que se suicida está deprimida.

Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todas las que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenia, alcoholismo, trastorno de personalidad, etc.

Toda persona que se suicida es un enfermo mental.

Las personas con enfermedades mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un problema mental para hacerlo. Pero no caben dudas de que toda persona con riesgo es una persona que sufre.

El suicidio se hereda.  

No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, como por ejemplo, los trastornos afectivos y las esquizofrenias.

El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulso

Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como síndrome pre-suicidio, consistente en constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas, reservándola para sí, y la existencia de fantasías suicidas; todo lo que puede ser detectado a su debido tiempo y evitar que se lleven a cabo sus propósitos.

Al hablar sobre el suicidio con una persona en este riesgo se le puede incitar a que lo realice

Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca el sujeto para el análisis de sus propósitos autodestructivos.

El acercarse a una persona en crisis suicida sin la debida preparación para ello, sólo mediante el sentido común, es perjudicial y se pierde el tiempo para su abordaje adecuado.

Si el sentido común nos hace asumir una postura de atenta y paciente escucha, con reales deseos de ayudar a la persona en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio, se habrá iniciado la prevención.

Sólo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio.

Es cierto que los psiquiatras son profesionales experimentados en la detección del riesgo de suicidio y su manejo, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquiera interesado en auxiliar a personas en esta situación de riesgo puede ser un valioso colaborador de su prevención.

Debemos estar siempre atentos para prevenir un suicidio. En una recopilación de 40 estudios, un 20% de los que cometieron suicidio habían visto a un proveedor de salud mental en el último mes, y en el 75% habían visto a algún médico en el último año, lo que implica que no podemos ser pasivos frente al problema. 

Referencias


Infografía Mónica Lalanda @mlalanda

Luoma JB, Martin CE, Pearson JL. Contact with mental health and primary care providers before suicide: a review of the evidence. Am J Psychiatry. 2002 Jun;159(6):909-16. doi: 10.1176/appi.ajp.159.6.909. PMID: 12042175; PMCID: PMC5072576.

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