3 de agosto de 2022

Acceso libre a la literatura médica, cada vez más cerca?

En abril de 2020, apenas un mes de declarada la pandemia por la OMS, los gobiernos firmaron a instancias de la UNESCO un compromiso de abrir toda la información que se fuera disponiendo para facilitar una acción conjunta a la crisis sanitaria. Para la misma época las editoriales de revistas médicas hicieron lo mismo, en relación a los artículos que se publicaban en relación al SARS-CoV-2.

Desde entonces y hasta fines de mayo de 2022 el motor de datos de PubMed, ofrecido gratuitamente por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, ha indexado 262,094 artículos relacionados con el Covid-19 de los cuales 214,733 son de libre acceso. Es decir que podemos leer el 82% de los artículos que allí se indexaron en texto completo y sin pagar. Aunque debemos decir que el 97% de ellos está escrito en ingles, que se utiliza como "lingua franca", y apenas un 1,2% en castellano. 

Para que tengan una idea de la magnitud de lo escrito PubMed tiene 39,080 artículos sobre Sífilis y la indexación llega hasta el año 1786. O sea en poco más de 2 años se han escrito 7 veces más artículos sobre el Covid-19 que sobre la sífilis en 236 años. Pero de todos esos artículos solo la cuarta parta son de acceso libre, aun cuando la mayoría seguramente ya han perdido su vigencia. 

Hemos comentado sobre los preprints o preimpresiones, de las cuales la plataforma más conocida es MedRxiv, que fue lanzada en junio de 2019, medRxiv es propiedad y está operado por Cold Spring Harbor Laboratory y está administrado en asociación con Yale y el British Medical Journal. La iniciativa de texto completo está financiada por la Iniciativa Chan Zuckerberg y el Laboratorio Cold Spring Harbor. 

Se estima que se han publicado en esa plataforma más de 30,000 artículos desde el lanzamiento, pero tan solo a los 9 meses de inaugurada la plataforma comenzó la pandemia, así que gran cantidad del material que almacena MedRxiv tiene que ver con el Covid-19. A 27 meses del inicio de la crisis pandémica ya se almacenan 20,150 artículos del tema, 18,006 en MedRxiv y 5628 en bioRxiv.

Varios artículos relevantes, en estos más de dos años, han sido publicados en estos preprints. El gráfico permite ver un resumen del año 2021. La utilidad del uso de corticoides en los pacientes con Covid-19 fue un conocimiento que pudo difundirse rápidamente por vía de los preprints. En contraparte muchos aducen que también se difundió información que luego resultó no ser cierta, como los artículos iniciales que favorecían el uso de la Hidroxicloroquina o la ivermectina.



Otra plataforma es Research Square, que tiene más de 775,000 documentos a disposición. Está asociada a la editorial Springer y ofrece un servicio de publicación mientras el artículo está en revisión por parte de alguna revista "peer review". Los promotores de esta plataforma aseguran que de esta forma pueden disminuir el tiempo de publicación hasta en 250 días. Publicar artículos allí tiene una opción que es "in review" donde se alojan en la plataforma hasta ser aceptado el artículo por alguno de los cientos de revistas "peer review" que el mismo sistema ofrece. Por su parte los propietarios aseguran que pueden ser indexados por Pubmed Central. 

Con un modelo parecido The Lancet también tiene su propia plataforma en SSRN, con casi 12 mil artículos, aunque la editorial médica se ocupa de recordar que no necesariamente implica que se está sometiendo el artículo a una de sus revistas.

Los preprints no solo son un cambio en la manera en que accedemos a las publicaciones. Muchas publicaciones iniciales en preprints han terminado en las revistas "peer review" más reconocidas, según JAMA el  52%  (The Lancet, NEJM, BMJ, Annals y JAMA) o leídas (Nature o Science), y un estudio reciente no encuentra diferencias entre las conclusiones de los preprints o las aparecidas en revistas peer review.

En 1969 Franz Ingelfinger publicó un artículo en el que declaraba que declaraba que el New England Journal of Medicine (NEJM) no publicaría resultados que hubieran sido publicados en otros lugares, en otros medios o en otras revistas. La regla fue adoptada más tarde por varias otras revistas científicas y desde entonces había dado forma a la publicación científica. Históricamente, también ha ayudado a garantizar que el contenido de la revista sea reciente y no duplique contenido previamente publicado en otros lugares, y tiene como objetivo proteger el sistema de embargo científico. 

Esta regla fue muy discutida, y tenía la intención de evitar que los autores publicaran artículos duplicados, lo que aumentaría indebidamente su historial de publicaciones. Aunque también es cierto que las propias revistas multiplican el historial al realizar editoriales sobre artículos que se publican en la misma edición que el artículo original, el BMJ lo hace a diario, y no es malo porque a veces la investigación queda más claro en la editorial que en el original.

Sin duda con la popularidad de los preprints ya esta regla de Ingelfinger también puede considerarse como abolida. Para defender la aplicación de esta regla, el NEJM dijo en un editorial que la práctica desalienta a los científicos a hablar con los medios antes de que su trabajo sea revisado por pares. Pero aun sin los preprints esto ya no sucede, porque muchos investigadores publican en blogs como "The Conversation", artículos donde narran sus investigaciones en forma simplificada.

Pero la necesidad de informar rápidamente los resultados de las investigaciones ha sido más la norma que la excepción durante esta pandemia. Incluso organismos públicos, como el mismo Ministerio de Salud, el UK Security Health Agency o el CDC, entre otros actualizan casi semanalmente resultados sobre la efectividad de las vacunas contra el Covid-19. Organismos internacionales como la OMS y la OPS publican mensualmente "revisiones sistemática y metanálisis en vivo" sobre como evoluciona la evidencia de distintos tratamientos contra el Covid-19. Estos datos ni siquiera se publican en preprints, pero sirven de soporte para la toma de decisiones sanitarias, el ejemplo más claro han sido las decisiones de aplicar las dosis de refuerzos. 

Varios de los cambios que todos vemos en relación al Covid es que ha aumentado exponencialmente la cantidad de artículos publicados sobre el tema. Como vemos hay ya 7 veces más publicaciones en Pubmed sobre Covid que sobre sífilis. La preocupación que hay sobre el tema queda en evidencia, pero también la voluntad de muchos de dedicar tiempo y dinero, sobre todo dinero, a las investigaciones. Es buen momento para pensar si otros problemas de salud, que habían sido relegados, no merecen también la atención de investigadores. Pero es cierto también, que los artículos son mas leídos si coinciden temporalmente con un problema que la prensa visibiliza. Eso sucede hasta en este blog. Los grandes medios de comunicación no solo generan información, sino que en la mayoría de la gente definen también la agenda sobre lo que hay que preocuparse.

¿Qué quieren los investigadores con sus artículos? Aparte de reconocimiento quieren difundir sus investigaciones, eso siempre es más difícil si no es posible acceder al texto completo que han publicado. Muchas publicaciones no logran con sus resultados confirmar el título que les han puesto, aunque muchas veces se citan con la certeza de que la mayoría no se tomará el tiempo de leer el original. Eso es muy frecuente entre los negacionistas de las vacunas. En definitiva, lo más probable es que todo los autores quieren ser leídos y sobre todo citados en otras investigaciones.

El Acceso abierto (Open Access) es un movimiento que promueve el acceso libre y gratuito a la literatura científica, fomentando su libre disponibilidad en Internet y permitiendo a cualquier usuario su lectura, descarga, copia, impresión, distribución o cualquier otro uso legal de la misma, sin ninguna barrera.

Muchos investigadores eligieron, aun antes de la pandemia, plataformas de Open Access, en especial desde los países pobres. Algunas de las razones que se postulan como explicaciones para esto es que los temas de investigación que los investigadores de esos países eligen están sobre representados en estas revistas, la otra es que quienes financian las investigaciones también promueven la publicación en revistas Open Access, sobre todo en temas como HIV o malaria. Seguramente usted ha leído algunas de esas publicaciones, como PLOS (Public Library of Science, desde 2001) o BMC (BioMed Central), que si bien son de acceso libre los autores deben pagar por publicar, obviamente bajo un modelo de revisión por pares. Pero el pago por publicar, aunque parece modesto, puede ser oneroso para varios países, ya que ronda en alrededor de 1,500 USD. Algunos también habían criticado este modelo, por lo que para algunos era una laxa revisión de los artículos allí publicados, pero frente a los preprints habrá que reconsiderar también estas críticas.

Frente a la caída de la regla de Ingelfinger, no parece haber motivo, si uno quiere difundir ampliamente su trabajo, someterlo a un preprint y a la vez a una revista peer review. Con lo cual la mayoría quedaría conforme. 

He leído muchas críticas acerca de este modelo de publicación, pero todas se centran en lo mismo: el proceso de revisión por pares. Según los críticos esto asegura una mejor calidad y veracidad de las publicaciones. Yo creo que ese es un mito. No hay ninguna evidencia de que sea así. Por dar un ejemplo, muchos de los artículos retractados sobre la utilidad de ivermectina en Covid-19, fueron retractados desde preprints y desde revistas "peer review" por igual.  El sesgo y los fraudes en los ensayos clínicos no parece provenir de si existe o no revisión por pares. No olvidemos que uno de las publicaciones que afectó más a la vacunación en el mundo era un estudio de Wakefield, sobre 12 pacientes, en donde no pudo demostrar que existía una asociación entre vacunas y autismo, eso fue en 1998 y fue el comienzo de la actual ola negacionista hacia las vacunas y la publicó la prestigiosa revista The Lancet. 

La calidad de la información médica no depende del lugar donde se publica, sino de que se atenga a la metodología que hace 30 años se promueve desde el movimiento de la medicina basada en la evidencia. Los preprints son evaluados con las mismas herramientas. Las revistas "peer review", prestigiadas o desconocidas, prácticamente nunca aseguraron esa calidad. Si así hubiera sido a nadie le importaría mucho que es lo que dice una publicación de la Colaboración Cochrane, ni tampoco el controlar los sesgos sería una preocupación de los "evidenciólogos". Colaboración Cochrane aporta una metodología de estudio de la literatura existente, en donde en ningún lugar prioriza a las revistas "peer review". 

Pudiera pensarse que las revistas revisan las bases de datos originales, pero eso sucede rara vez, ante la sospecha de algún fraude. Pero en estos dos años, también ha sucedido con varios artículos en preprints. Con lo que claramente no se necesitan revisores propios de cada revista para esto.

La revisión por pares es una herramienta que es altamente valorada, pero poco estudiada en cual es la real magnitud en la que mejoran la calidad de los estudios que se publican. Por su parte lo que sí sabemos, porque a diario lo vivimos, es que el modelo de acceso a través de suscripciones es demasiado oneroso para cualquier médico que quiera mantenerse al día, además de que cualquier artículo que solicitemos, sin saber si nos servirá o no a priori, tiene un costo promedio de 25 USD. 

También sabemos que ningún cambio será fácil de sostener. Hay cuestiones hasta culturales a vencer si los investigadores continúan con la práctica de solo someter las investigaciones de calidad a sistemas de "lecturas por suscripción". En muchos prima el publicar en una revista reconocida antes que la difusión de sus investigaciones.

Las críticas hacia los preprints son esperables ya que están discutiendo un modelo editorial y de transmisión del conocimiento que era inédita por su magnitud hasta ahora. Pero aun más, lo que se está discutiendo es un modelo de negocios que le permite a la industria médica editorial facturar unos 25 mil millones de dólares al año, con una ganancia marginal de hasta un 40%, más del doble de lo que industrias como las empresas tecnológicas o financieras ganan hoy.

Como agregado, porque la noticia fue posterior a esta entrada, el 25 de agosto de 2022 el gobierno de Estados Unidos anunció que a partir de 2026 serán de acceso libre todas las publicaciones de investigaciones financiadas con fondos federales, asi como los datos que las respaldan. Pero la contraparte a esta nueva noticia es que algunas revistas como British Medical Journal han anunciado que, artículos como los del Covid-19 dejarán de estar libres tras un año de haber sido publicados, y esa amenaza se cierne sobre otras revistas también, según publicó Nature en octubre de este año.


Bauchner H, Moher D: Ensuring an accurate scientific record in an era of pre-print servers. Dtsch Arztebl Int 2022; 119. Forthcoming. DOI: 10.3238/arztebl.m2022.0293

Barbour VFlanagan DTairi KNo turning back on global open access doi:10.1136/bmj.o2334
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