En Suiza, Nicolas Sommet, investigador sénior del Centro LIVES de la Universidad de Lausana, y Jacques Berent , investigador y profesor de psicología social de la Universidad de Ginebra, realizaron un amplio estudio de tres años, cuyos resultados se publicaron en febrero de 2022 en la revista Medicina Psicológica.
Por otro lado, algunos autores han advertido contra los enfoques de investigación centrados en el daño que buscan demostrar los efectos adversos del uso de la pornografía sin tener en cuenta sus efectos neutrales o potencialmente beneficiosos. De hecho, la pornografía no solo genera preocupaciones sobre el rendimiento sexual entre los jóvenes, sino que también puede utilizarse para adquirir conocimientos sobre ciertas técnicas sexuales [p. ej., cómo realizar cunnilingus (para hombres heterosexuales o lesbianas) o felación (para mujeres heterosexuales u hombres gay)]. Se demostró que el uso frecuente de pornografía en realidad podría ampliar los horizontes sexuales y fomentar la auto competencia sexual. En consecuencia, algunos académicos han informado que los supuestos efectos negativos del uso de la pornografía en la calidad o el funcionamiento sexual carecen de solidez y que estos efectos a veces pueden ser positivos. Incluso se ha sugerido que el uso de la pornografía podría servir como una herramienta terapéutica para tratar el trastorno sexual hipoactivo o ayudar a parejas que sufren de insatisfacción sexual.
Los autores han sugerido muchos posibles moderadores para dar cuenta de la inconsistencia en la relación entre el uso de la pornografía y los resultados relacionados con el desempeño sexual (p. ej., actitud hacia la pornografía, contexto del uso de la pornografía, estado civil). En esta investigación los autores se basaron en revisiones previas que sugerían que uno de los factores que interviene podría ser el género, ya que varones y mujeres tienen diferentes preferencias sexuales y roles de género, tienden a interpretar, internalizar y aplicar diferentes guiones sexuales del porno (heurísticas que les dicen cómo comportarse sexualmente), lo que podría alterar la relación entre el uso de pornografía y su desempeño sexual. Para dar un ejemplo concreto, debido a que los hombres tienen un impulso sexual más alto que las mujeres, dicen los autores, pueden derivar pautas sexuales particulares de la pornografía, como acortar los juegos previos, lo que a su vez puede conducir a la insensibilidad sexual y la erosión de la intimidad de la relación. Del mismo modo, los hombres que usan pornografía pueden ser más propensos a desarrollar preocupaciones relacionadas con el desempeño sexual al compararlos con los actores y/o sentirse decepcionados por la incapacidad (o falta de deseo) de su pareja para realizar los actos sexuales representados en la pornografía.
Preguntas de investigación y descripción general del estudio.
En esta investigación, el objetivo fue probar si los varones y mujeres jóvenes difieren en términos de las relaciones entre el uso de la pornografía y tres resultados de rendimiento sexual: ¿Cuáles son las relaciones del uso de la pornografía con la autocompetencia sexual de varones y mujeres, funcionamiento sexual y la satisfacción sexual informada por la pareja?
Estos dos conjuntos de hallazgos podrían interpretarse a la luz de la literatura existente. Por un lado, la investigación existente revela que la pornografía puede ser una fuente de inspiración sexual que refuerza las normas de permisividad sexual y amplía la gama de prácticas y comportamientos sexuales. Por otro lado, la investigación existente revela que la pornografía también puede ser una fuente de comparaciones sexuales amenazantes, particularmente para los hombres. Por ejemplo, la frecuencia del uso de la pornografía predice la insatisfacción con el tamaño del pene entre los hombres (mientras que no predice la insatisfacción con los genitales o los senos entre las mujeres, y predice la distracción cognitiva relacionada con el rendimiento durante la actividad sexual entre los hombres (pero no entre las mujeres). En la misma línea, los hombres ven más porno hardcore/parafílico y menos porno softcore/convencional que las mujeres, que pueden estar asociados con diferentes procesos de comparación sexual y resultados sexuales. Estas diferencias de género son consistentes con estos resultados.
Entre los varones jóvenes, la naturaleza potencialmente inspiradora de la pornografía podría verse superada por su naturaleza amenazante: el uso de la pornografía aparentemente contribuye a las dudas de los varones sobre su competencia sexual, el deterioro de su funcionamiento sexual y, en parejas heterosexuales, la satisfacción reportada por su pareja. Por el contrario, entre mujeres jóvenes, la naturaleza potencialmente inspiradora de la pornografía podría superar su naturaleza amenazante: el uso de la pornografía aparentemente contribuye a los sentimientos de competencia sexual de las mujeres, a la mejora en su funcionamiento sexual y, en parejas heterosexuales, a algunos aspectos de la satisfacción reportada por su pareja.
Trascendencia
Los resultados son congruentes con las ideas que a veces se expresan en la literatura: (i) reducir el uso de la pornografía podría ayudar a los hombres a superar las disfunciones sexuales y (ii) aumentar el uso de la pornografía podría ayudar a las mujeres a mejorar su vida sexual.
Limitaciones y conclusiones
En segundo lugar, los datos no adquirieron representatividad ni siquiera en esos países (WEIRD), dicen los autores. Y en tercer lugar, los datos de observación no se pueden utilizar para extraer inferencias causales.
A pesar de estas limitaciones, estos hallazgos revelan la ironía de que la pornografía, una industria dominada por hombres que se dirige a una audiencia dominada por hombres, esté asociada con la erosión de la calidad de la vida sexual de los hombres y la mejora de la vida sexual de las mujeres.
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