Los autores de "La ilusión de la medicina basada en la evidencia" mencionan que ellos han recibido honorarios de parte de un estudio de abogados (lo cual no parece alarmar a nadie), aparte de publicitar un libro. Para algunos puede ser un tema accesorio, mientras que para otros resulta accesorio que se haya recibido honorarios de la industria. Pero ambos influyen desde la elección de lo que van a publicar hasta la forma en que será enmarcado. Por eso es que también suele ser bueno saber más de las personas que figuran como autores en las revistas científicas o en los pre-prints. El contexto de una publicación también es importante.
Por otro lado también es importante saber que los autores de esta editorial son ambos profesores en universidades públicas. Es sabido que las universidades privadas, en varios países, reciben "donaciones" de empresas que también puede afectar a los investigadores desde la elección del objeto de estudio hasta la publicación de estudios.
Sin duda que si recibir dinero es un sesgo, entonces todos lo tenemos, aun cuando no es el mismo contexto para un médico en España, donde la mayoría trabaja en servicios públicos, que en Argentina, donde en general donde se recibe un pago por prestaciones. Aunque se puede decir que la mayoría de las instituciones, públicas y privadas, suelen ejercer una influencia implícita o explícita sobre los investigadores.
Algunos quiere ver también ver un sesgo adicional en relación al lugar donde se publica. Por ejemplo resaltando a los que publican en revistas "peer review" frente a los que publican en pre-prints. Estos dos años nos han enseñado que difícilmente se hubiera avanzado en el conocimiento si hubiéramos tenido que esperar la publicación de más de un artículo en las revistas tradicionales, y como muestra vale decir que de 4 artículos retractados que estudiaban Ivermectina en Covid-19, 3 habían sido publicados en revistas peer-reviews. Un artículo con alto riesgo de sesgos puede ser publicado con igual probabilidad en MedRxiv como en el New England Journal of Medicine. Y un artículo de alta calidad también, lo que resulta promisorio para la difusión del conocimiento médico.
Continuando la idea de que el sesgo no es siempre financiero, muchas veces los resultados sirven para validar una posición ideológica previamente adoptada. Por ejemplo para justificar, o no, el aborto, la eutanasia o porqué no los "cierres de emergencia" durante la pandemia. A nadie le escapa, por ejemplo, que la mayoría de los estudios que abordan, o que no abordan, el tema de la inmunidad natural vs. la inmunidad por vacunas en covid-19 también transitan ese sesgo. Puede ser necesario para algunos validar su ideología previa, o simplemente para sobresalir entre otros médicos o sus círculos de confianza. Entre quienes quieren sobresalir figuran algunos que difunden estudios a conveniencia, haciendo gala de la Medicina Basada en la Elocuencia.
El "sesgo político" parece ser también muy interesante, por ejemplo, dos medicamentos como la hidroxicloroquina y la ivermectina se propusieron como tratamiento para el Covid-19. Aunque la efectividad fue cuestionada desde un inicio, en 2020 la prescripción de estos dos fármacos en Estados Unidos, fue significativamente mayor en los condados donde triunfaron los Republicanos frente a los Demócratas. Y en 2021, se observaron menores tasas de cobertura vacunal en los condados "Republicanos". Se supone que la afiliación política, de pacientes o de médicos, no debiera afectar en nada la percepción de efectividad de un medicamento. Al menos eso reclamamos como conducta para los médicos no? Pero alguien prescribió y sigue prescribiendo esos medicamentos.
Otras veces es simplemente por el afán de figurar en algún estudio y publicar en una revista famosa. De esto último va como ejemplo que la ministra de salud de Argentina fue incluida como autora en una publicación en The Lancet, sobre un estudio de efectividad de vacunas covid-19, y nadie reportó ningún conflicto de intereses, aun cuando la directora de epidemiología de Argentina figuró como autora principal. Algún interés debe tener una ministra para promover un estudio de ese tipo, independientemente de que uno esté de acuerdo o no con los resultados del estudio o de que además sea legítimo que una autoridad también pueda publicar. Pero los lectores no necesariamente conocen a todas las personas. Por eso hay que ser explícito a la hora de declarar el conflicto de interés. Importaría, al menos para este estudio, si a la ministra la industria farmacéutica le pagó hace 10 años un viaje? Seguramente no en este caso. Pero publicar un estudio que demuestra la efectividad de tres vacunas, aunque sea cierto, también sirve para validar la compra que ella mismo realizó.
Varias veces menciono el
efecto marco (
framework effect), que es un sesgo cognitivo que modifica nuestras preferencias, haciéndolas menos racionales, según la forma en que nos es presentada o "enmarcada" la información. No soy un experto en comunicación, pero supongo que es algo que siempre deben tener en cuenta en los grandes medios de comunicación. El concepto fue introducido por los premios de Nobel de Economía Kahneman y Tversky en 1981 en un artículo que publicaron
en Science.
Este efecto se suele usar en redes sociales cuando se menciona una idea, y se señala un artículo como "evidencia". Como la mayoría de las veces el artículo no es leído, o no es entendido (por no saber inglés, por no conocer el tema o por no tener herramientas metodológicas para eso) se termina tomando como válido la afirmación inicial de como fue presentado. En estos casos lo que prevalece es la "autoridad" otorgada al interlocutor, o sea la Medicina Basada en la Eminencia. Si la interlocutora es amiga, es de confianza o tenemos algún tipo de simpatía por ella, el discurso tendrá mayor aceptación.
El "efecto marco" es muy utilizado por la prensa, pero también por negacionistas, entre otras cosas de la vacunas, que suelen enmarcar negativamente un artículo apostando a que los lectores no habrán de pasar de leer el título.
Una forma, para algunos sutil, es la forma en que se presentan las conclusiones en los ensayos clínicos. Frases como "marginalmente significativo", "casi significativo", "una tendencia no significativa", "no logró alcanzar estadísticas importancia” y “una fuerte tendencia”, deben advertirnos que en realidad no se encontró ningún efecto con significancia estadística medida con una probabilidad menor al 5%. Otros estudios directamente mienten en sus títulos o conclusiones o en ambos, pero mentir en los resultados decididamente es un hecho muy raro.
Hasta incluso los negacionistas de todo no siempre parecen ser solo impulsados por nobles causas, tales como pretender que los médicos no hagamos más daño que bien. Eso parece haber sido puesto en evidencia con las declaraciones de un "arrepentido" italiano: Pasquale Bacco quien dijo que los anti vacunas son personas temerosas que necesitan seguridad. "Estar en contra de las vacunas es una fe", afirmó. "Y también un negocio". Sobre esto último no quedan dudas al visitar varios sitios en la web y también canales de Telegram, donde algunos parecen "trabajar" a tiempo completo. Realmente en esos círculos dinero no falta. Salvo que usted quiera creer que nos están cuidando de Sputnik o de Pfizer. Sesgos en la información no faltan, y un marco distorsionado siempre ayuda.
Y justamente mencionando sesgos y vacunas una discusión que ha habido en varios países de América Latina es "¿Cual vacuna contra Covid es la mejor?". De algún modo la prensa influyó sobre el tema, pero el tema pasó a ser una discusión hasta política. Con lo que otro tipo de sesgo ideológico se hizo presente. Aunque suele ser una vocación Argentina el adoptar posturas antagónicas y extremas. Pero nunca había llegado a la "marca" de las vacunas. Sin duda existe una guerra comercial entre los fabricantes, pero discusiones como esas perjudican a todos, y en especial a nuestros pacientes.
Todos estos sesgos, y algunos más son los que revela Jon Ioannidis en su ensayo "Why Most Published Research Findings Are False". Sesgos habrán de existir siempre. Aunque los financieros son los más conocidos otros sesgos pueden influir de igual o mayor manera en lo que se elige para investigar, en la forma en que se presenten los resultados o la forma en que se enmarcan las conclusiones.
Del mismo modo siempre sabemos reconocer más fácilmente los sesgos en aquellos estudios con los que, a priori, uno no coincide con los resultados. Queda en la honestidad intelectual de cada uno reconocerlo y así poder avanzar en el conocimiento. Puede que, en el caso de que se haya equivocado, no quiera reconocerlo luego, pero al menos no se mienta a usted mismo.
La Medicina Basada en la Evidencia justamente se caracteriza, entre otras cosas, por entrenarnos en la habilidad para reconocer sesgos y a la vez crear herramientas para tratarlos. Y goza de buena salud. Aunque una de las palabras peor utilizadas en esta pandemia es considerar como "evidencia" a todo artículo publicado. Al fin de cuentas se trata de construir más conocimientos que se ajusten a la verdad, y no de continuar enfocados en discursos que poco o nada agregan al cuerpo de conocimientos de la medicina actual.
El artículo ha sido muy bien recibido entre quienes ejercen una mirada crítica sobre la ciencia. Eso es bueno, pero hay que insistir en que el movimiento de la Medicina Basada en la evidencia no se generó para modificar los métodos de investigación ni publicación, sino para dar herramientas a los médicos que les permita tener una lectura más crítica y sistematizada sobre las publicaciones existentes. Y aunque lo primero no fuera el objetivo inicial del movimiento de la MBE, los ensayos clínicos y la investigación en general ha elevado sus estándares desde el advenimiento de este movimiento hace 30 años.
Un análisis crítico de ensayos clínicos, con herramientas prestadas por la Medicina Basada en la Evidencia, en su caso de estudios que financia la industria, es justamente el trabajo que los mismos autores hacen con el estudio de abogados. En especial una lectura crítica sobre dos medicamentos antidepresivos, ya que Juredini es un prolífico autor que defiende la teoría de que estos medicamentos no disminuyen el suicidio.
Finalmente los autores han sostenido que hasta que no se corrija la tergiversación que la industria farmacéutica realiza sobre los ensayos clínicos, la medicina basada en la evidencia será una ilusión. Esta es sin duda una proclama ideológica, que puede caer bien en muchos, pero aunque bien escrita no la hace verdad. Abrazados a estos discursos algunos intentan minar la confianza de muchos en la ciencia en general y de la medicina en particular. Muchos se han aliado estos años a un discurso que ven a la ciencia como conspiradora en el marco global de una distopía. A la par de estos discursos y narrativas florecen quienes también niegan la mayoría de nuestras prácticas preventivas y también el desprecio a los esfuerzos por una Medicina Centrada en las Personas. Promoviendo un tipo de cuidados más propios de la Edad Media, pero con Internet. Estos pocos también buscan erosionar la cadena de confianza que ha existido siempre en la ciencia y en muchos médicos no tengo duda que este vínculo se ha roto.
Finalmente, todo conocimiento tiene su origen en teorías, prejuicios, supersticiones o mitos, a lo que se les suman influencias financieras, pero también culturales, ideológicas, y otras más personales que terminan enmarcando toda conclusión. Ya hemos aprendido como la industria enmarca sus resultados, y debemos aprender como otros también enmarcan sus resultados para tener opiniones realmente calificadas. De nosotros depende extraer la información necesaria para la construcción de verdades científicas, que nunca son definitivas.
Afortunadamente, y pese a sus detractores, la Medicina Basada en la Evidencia está más presente y viva que nunca. Y seguramente frente a la cantidad de sesgos que se presentan, algunos promovidos por las influencias financieras y otros por intereses no siempre tan explícitos, sumados a una mayor accesibilidad a la información, es que resulta todavía más necesaria que al principio del movimiento, con David Sackett en Ontario, hace ya 30 años.
Referencias
Excelente. Coincido ampliamente con los conceptos aquí vertidos.
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