26 de mayo de 2017

Mary Wortley Montagu y la variolización

Aunque todos atribuyen a Edward Jenner el descubrimiento de la vacuna contra la viruela, lo cierto es que, más de 70 años antes, cuando Jenner ni siquiera había nacido, hubo una mujer que extendió por Europa la práctica de inocular a niños y jóvenes con pus de enfermos para inmunizarles frente a esta enfermedad.

Hablamos de Mary Wortley Montagu que un 26 de mayo de 1689 nacía en Inglaterra,  una mujer de origen aristócrata que vivió una vida nada convencional para los cánones de la época. Lady Montagu, cuyo nombre de soltera era Mary Pierrepoint, fue una autodidacta que aprovechó, desde su más tierna infancia, la posibilidad de aprender idiomas y de estudiar a los clásicos en la biblioteca de su padre. Escribía poesía y ensayos, se declaraba una amante de la lectura y llegó a dirigirse al obispo de Salisbury para quejarse de las dificultades que tenían las mujeres para acceder a la cultura.

Ella, sin embargo, no se conformó con seguir el camino marcado para una joven de su categoría social. Huyó de un matrimonio pactado para casarse por amor con Edward Wortley Montagu, quien en 1716 fue nombrado embajador de la corte turca. De este modo, lady Montagu acabó mudándose con su familia a Constantinopla (actual Estambul) y, gracias a su curiosidad natural, logró sumergirse en la vida oriental y conocer de cerca las costumbres turcas. Además, a través de sus cartas a amigos y familiares dio a conocer todos sus descubrimientos de este mundo por entonces tan desconocido, y su obra se ha convertido en una referencia del género epistolar y de la literatura viajera de la época.

Cartas desde Estambul

Fue en Estambul donde Mary Montagu observó una curiosa costumbre que conseguía mantener a raya a la viruela, una enfermedad devastadora que ella misma había sufrido con 26 años y que se había llevado por delante la vida de su hermano. Se trataba de la inoculación o variolación, una práctica originaria de China y la India que se fue extendiendo por toda Asia.

“La viruela, tan fatal y frecuente entre nosotros, aquí es totalmente inofensiva gracias al descubrimiento de la inoculación, (así es como la llaman)”, relata en una de sus cartas a su amiga Sarah Chisvell. “Existe un grupo de mujeres ancianas especializadas en esta operación. Cada otoño, en el mes de septiembre, que es cuando el calor se apacigua, las personas se consultan unas a otras para saber quién de entre ellos está dispuesto a tener la viruela…”. La técnica descrita consistía, básicamente, en inocular a los voluntarios con pus de enfermos en cuatro o cinco venas abiertas. Lady Montagu había observado la eficacia del método y llegó a probarlo en su propio hijo Edward. Desde entonces, se propuso hacer llegar esta costumbre a su tierra para hacer frente a la enfermedad, como así puso de manifiesto en la citada carta: “Soy lo bastante patriota para tomarme la molestia de llevar esta útil invención a Inglaterra y tratar de imponerla”, afirmaba.

Lady Mary Wortley Montagu con su hijo Edward Wortley Montagu y sus asistentes

Y así lo hizo. A su regreso a Inglaterra, usó sus influencias y sus dotes de persuasión y llegó a convencer a la esposa del futuro rey Jorge II para inocular a su hijo. No fueron estos los únicos monarcas seducidos por el exótico método importado de Oriente: la influencia de Mary Montagu llegó a la corte francesa gracias a la aprobación del rey Luis XV y en Italia toda la familia real de Nápoles fue vacunada en 1777.

Para la misma época el conocimiento difundido por esta noble llegaría al mismo General George Washington, quien al mando de las tropas continentales intentaba liberar a su tierra del imperio Británico. Fue en esos años que los constantes azotes de la viruela dentro de sus tropas le obligaron a utilizar esta técnica. 

Mary Montagu no fue una científica en el término más estricto, pero estudió los efectos de la inoculación a través de dos ensayos clínicos: uno con seis condenados a muerte en la prisión de Newgate y otro con varios niños de un orfanato de Westminster. Gracias a esta suerte de experimentos fue como su método se empezó a difundir –y a salvar vidas– por toda Europa.

Lady Montagu fue una mujer excepcional que vivió como quiso sin temer juicios, represalias ni escándalos. Desheredada de la fortuna familiar debido a su apasionado matrimonio, años más tarde se separó y se fue a vivir a Venecia con su nuevo amante, una relación que tampoco prosperó. Fue independiente, se rodeó de intelectuales, escribió, viajó y defendió los derechos de las mujeres. Se dice que, antes de morir a consecuencia de un cáncer de mama, sus últimas palabras fueron: “ha sido todo muy interesante”. Murió en Londres en agosto de 1762 y sus poemas también son recordados. 

Referencias
  • Rita Levi-Montalcini y Giuseppina Tripodi. Las pioneras. Editorial Crítica, 2011
  • José Tuells, La introducción de la variolización en Europa, Asociación Española de Vacunología, 2006
  • Sandra Ferrer Valero, Cartas desde Estambul, Lady Mary Wortley Montagu (1689-1762), Mujeres en la historia, 26 noviembre 2012
  • Virginia Mendoza, Lady Montagu: la viajera que introdujo la cura de la viruela en Occidente, Yorokobu, 21 diciembre 2017
  • Christine L. Case and Chung King-ThomMontagu and Jenner: The Campaign against Smallpox, SIM News, 47 (2): 58–60, 1997
  • https://mujeresconciencia.com/2018/10/30/mary-wortley-montagu-y-la-inoculacion-de-viruela/Victoria González es bióloga especializada en periodismo de ciencia y medio ambiente. 
  • La cantidad de pinturas que hay de ella denota que fue una personalidad importante. A diferencia de quienes hoy colocan selfies en redes sociales para pretender lo mismo. 

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