Muchas personas creen que los cambios en las condiciones climáticas, incluidos los aumentos de la humedad, las precipitaciones o la presión barométrica, provocan un empeoramiento de los síntomas del dolor articular o de espalda, especialmente entre las personas con artritis. Varios estudios han explorado la relación entre varios patrones climáticos y el dolor articular, llegando a conclusiones contradictorias, incluida la posibilidad de que las personas perciban patrones (p. ej., una asociación entre la lluvia y el dolor articular) donde no existen.
Aunque estudios previos han explorado una variedad de condiciones climáticas y usaron medidas detalladas de dolor en las articulaciones, se basaron en encuestas e incluyeron un pequeño número de pacientes.
Este estudio utilizó datos de millones de consultas ambulatorias de estadounidenses mayores, vinculados a datos sobre lluvia diaria, analizamos la relación entre la lluvia y las visitas ambulatorias por dolor en las articulaciones o la espalda, o ambos.
¿Cómo se hizo el estudio?
El estudio combinó por un lado los datos de los niveles de lluvia diarios por código postal y por el otro las consultas por dolor de espalda o articulaciones, o ambos entre los beneficiarios de Medicare de Estados Unidos. Se identificaron todos los pacientes de 65 años o más que tuvieron una visita ambulatoria con un médico general durante los años 2008-12.
Identificación de episodios de dolor articular y de espalda
La presunción fue que si existe una verdadera relación entre la lluvia y el dolor articular o de espalda, es más probable que los pacientes busquen atención aguda por parte de sus médicos para estas afecciones durante los períodos de lluvia o mencionen estos síntomas cuando lo vean durante una visita ambulatoria previamente programada (es decir, una visita reservada con semanas o meses de anticipación) que ocurre durante un período lluvioso.
Como puede ser difícil para los pacientes con dolor agudo en las articulaciones o en la espalda durante una lluvia programar una cita con su médico el día que comienzan los síntomas, el estudio intentó capturar los eventos después o durante los días lluviosos. Además, evaluaron la asociación entre la lluvia y el dolor articular o de espalda tanto a nivel de día como de semana, este último análisis permitió la posibilidad de que las citas con los médicos se pudieran otorgar a los pocos días de un día lluvioso si no en el día lluvioso.
Clasificación de la precipitación
Se usó la medida de 0.1 pulgadas para determinar el mínimo de precipitación y también se usó la presión barométrica que podría preceder o seguir a la precipitación y estar asociados con un aumento del dolor articular o de espalda. Se identificó la semana de la consulta y se generó un indicador para el número de días de esa semana (rango 0- 7) donde la estación meteorológica registró alguna precipitación.
Si la precipitación o los cambios en la presión barométrica alrededor de los días lluviosos aumentan el número de episodios agudos de dolor articular o de espalda, esperaríamos que la proporción de consultas ambulatorias por estas afecciones fuera mayor en los días lluviosos (en comparación con los días sin lluvia) o en semanas con relativamente más días de lluvia (en comparación con semanas con menos días de lluvia). Además de estas medidas también consideramos medidas continuas de lluvia diaria o semanal, medidas en milímetros de lluvia.
Análisis estadístico
Se estimaron modelos de probabilidad lineal y multivariable, ya que los modelos de regresión logística no ajustaban al tamaño de los datos.
Se incluyeron covariables adicionales en cada modelo como la edad del paciente, sexo, raza, condiciones crónicas (12 condiciones, incluida la artritis reumatoide) y efectos fijos para la estación meteorológica asignada.
Análisis adicionales
En análisis de subgrupos pre especificados, estratificaron a los pacientes por diagnóstico de artritis reumatoide (para evaluar si la asociación entre lluvia y dolor articular o de espalda estaría presente solo entre pacientes con esta afección), grupo de edad, región del censo de Estados Unidos y raza. Realizaron pruebas formales de interacción para cada análisis de subgrupos.
Realizaron dos análisis para tener en cuenta la dificultad de reservar una visita ambulatoria el día en que comienzan los síntomas del dolor articular o de espalda. En primer lugar, el análisis a nivel de la semana permitió la posibilidad de que las citas con los médicos puedan ser difíciles de programar con poca antelación en un día lluvioso, pero plausiblemente podrían programarse para más adelante en la semana. En segundo lugar, estimaron el mismo modelo de nivel de semana con la variable independiente principal siendo los milímetros de lluvia en la semana anterior (para permitir visitas ambulatorias por dolor en las articulaciones o la espalda en la semana posterior a la lluvia). Finalmente, debido a que en el análisis de nivel de visita los pacientes pueden tener múltiples visitas en nuestros datos, realizaron un análisis restringido solo a la primera visita de un paciente.
Participación del paciente
Ningún paciente participó en el establecimiento de la pregunta de investigación o las medidas de resultado, ni participó en el desarrollo de planes para el diseño o la implementación del estudio. No se pidió a los pacientes que asesoraran sobre la interpretación o redacción de los resultados. No hay planes para difundir los resultados de la investigación entre los participantes del estudio o la comunidad de pacientes relevante.
Resultados
La muestra incluyó 11,7 millones de visitas ambulatorias para beneficiarios de Medicare durante 2008-12, de las cuales 2 millones(18%) ocurrieron en días de lluvia. Las características de los pacientes, incluidos los datos demográficos y las condiciones crónicas, fueron similares entre los días lluviosos y no lluviosos, con diferencias estadísticamente significativas pequeñas en términos absolutos.
En los análisis ajustados y no ajustados, hubo una diferencia estadísticamente significativa en la proporción de pacientes con diagnóstico de dolor articular o de espalda entre los días lluviosos y los días no lluviosos.
Sin embargo, las diferencias fueron en la dirección opuesta anticipada y fueron tan pequeñas que es poco probable que sean clínicamente significativas. No encontramos una relación estadísticamente significativa cuando la lluvia diaria se modeló como una medida continua (un aumento de 1 mm en la lluvia correspondió a un aumento del 0,318 % en las visitas ambulatorias por dolor articular por cada millón de pacientes , P=0,95 o sea no significativo estadísticamente).
Tampoco encontramos relación entre la proporción de consultas por dolor articular o de espalda y el número de días de lluvia en la semana de la consulta externa. Por ejemplo, las tasas de dolor en las articulaciones o la espalda durante las semanas con siete días de lluvia fueron similares a las de las semanas sin días de lluvia (P = 0,18). Tampoco hubo una relación estadísticamente significativa entre la proporción de visitas que involucraron dolor en las articulaciones o la espalda en una semana determinada y la lluvia semanal (modelada como una medida continua) durante esa semana o la semana anterior.
En los análisis de subgrupos, no encontramos diferencias entre la precipitación y el dolor articular o de espalda y las regiones geográficas, los grupos de edad, la raza o los pacientes con artritis reumatoide versus sin artritis. Cuando los análisis se restringieron solo a la primera visita de los pacientes, no encontramos diferencias ajustadas en la proporción de visitas de pacientes ambulatorios con dolor en las articulaciones o en la espalda entre los días lluviosos versus los no lluviosos (6,14 % vs. 6,15% ).
Discusión
En un análisis de millones de visitas ambulatorias de estadounidenses mayores de 65 años durante 2008-12, incluidos aquellos con artritis reumatoide, la proporción de visitas relacionadas con dolor de espalda o articulaciones no se asoció con la lluvia el día de la cita o con la cantidad de lluvia durante esa semana o la semana anterior.
Los estudios previos de esta asociación entre el dolor articular o de espalda y las lluvias se han beneficiado de las mediciones detalladas de la gravedad del dolor, pero se han visto limitados por el pequeño tamaño de las muestras y, de igual importancia, por los problemas de recuerdo y sesgo de confirmación en las encuestas. De hecho, un estudio sugirió que la persistencia de esta creencia puede reflejar la tendencia de las personas a percibir patrones donde no existen. Aunque nuestros hallazgos pueden ser consistentes con esta interpretación, este enfoque de "grandes datos" carecía del detalle clínico para caracterizar definitivamente la gravedad de los síntomas del dolor articular o de espalda.
Limitaciones de este estudio
Nuestro estudio tiene limitaciones. Lo que es más importante, carecíamos de detalles sobre la gravedad de la enfermedad para excluir definitivamente tasas más altas de dolor articular o de espalda relacionado con la lluvia. Además, aunque teníamos datos detallados sobre la utilización de la atención primaria, carecíamos de información sobre el uso de fármacos durante los períodos de exacerbación del dolor; los pacientes podrían auto controlar los síntomas tomando analgésicos de venta libre, que no serían detectables en nuestros datos. También nos basamos en datos administrativos, que se centran principalmente en las afecciones en lugar de los síntomas, lo que significa que los pacientes con afecciones relacionadas con dolor en las articulaciones o la espalda (p. ej., osteoartritis) que fueron atendidos por su médico por un síntoma no relacionado (p. ej., dificultad para respirar) puede tener códigos de diagnóstico administrativo para ambas condiciones. Nuestro enfoque, sin embargo, asumió que aún puede ocurrir un aumento relativo pequeño pero estadísticamente identificable en el dolor articular o de espalda durante los días lluviosos versus los no lluviosos. Finalmente, nos enfocamos en pacientes mayores y estudiamos específicamente la lluvia, en lugar de otras condiciones climáticas como la humedad, la presión barométrica o la temperatura.
Conclusión
En un amplio análisis de estadounidenses mayores no se encontró relación entre la lluvia y las visitas ambulatorias por problemas relacionados con el dolor de espalda o las articulaciones. Todavía puede existir una asociación, y los datos más grandes y detallados sobre la gravedad de la enfermedad y el dolor serían útiles para respaldar la validez de esta creencia común.
Qué es lo que ya se sabe sobre este tema
Muchas personas creen que los cambios en las condiciones climáticas, incluidos los aumentos de la humedad, las precipitaciones o la presión barométrica, empeoran los síntomas de dolor en las articulaciones o la espalda, especialmente entre las personas con artritis.
Varios estudios que exploran la relación entre los patrones climáticos y el dolor articular han llegado a conclusiones contradictorias
Aunque los estudios han explorado una variedad de condiciones climáticas y han utilizado medidas detalladas del dolor articular, estos se han basado en encuestas e incluyeron a un pequeño número de pacientes.
Lo que añade este estudio
Este fue el caso tanto entre la población general de mayor edad como entre los pacientes con artritis reumatoide en particular.
Referencia
Imágen: José Perez, "Un día en el hospital".
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